22 de septiembre
Querido Diario:
Me quedé dormido otra vez, de modo que estoy escribiendo en el banco de la parada de autobús. No sé qué me pasa. ¡Esta mañana eché a perder una excelente oportunidad para escapar de Lavender House! Mamá me preparó quacker con canela. La última vez que gocé de semejante privilegio tenía diez años. Indicio más que evidente de que la preocupación por mí la estaba matando. De todos modos, había empezado a comer mi cereal cuando papá se presenta en la cocina y desparrama su pesada osamenta sobre una de las sillas. ¡No podía creerlo! Hacía años que no compartía el desayuno conmigo. Y empezó con la perorata de que, por muy ocupados que estuvieran él y mamá, me querían mucho, que lamentaba que me hubieran impuesto servicios comunitarios, pero que así yo aprendería a responsabilizarme de mis actos... bla, bla, bla. Todo eso venía a que querían saber qué era lo que me estaba molestando. Y fue entonces cuando o embarré todo. Dejé la cuchara, tomé mi mochila y les contesté que todo estaba BIEN. Estas fueron mis palabras textuales: "Oh, no se preocupen por mí. Solo tengo que acostumbrarme a mis nuevas actividades". Tampoco fue muy brillante de mi parte engullirme todo el cereal que mamá me preparó. Mis padres parecían haberse quitado un enorme peso de encima. Qué estúpido, ¿no? Nunca podré salir de ese lugar. No puedo creer que haya sido tan idiota.
Después de eso, mi jornada fue cuesta abajo. Durante el almuerzo, Xiumin me dijo que, después del partido del viernes por la noche, Jongin lo llevaría a cenar.
Luhan frunció el entrecejo al leer la última línea de su diario. No supo qué escribir a continuación, cuáles eran sus prioridades. Por lo general, no tenía dificultad en expresar sus sentimientos. El problema era que no sabía cómo se sentía. La vida lo confundía demasiado. Habría tenido que estar desolado por la traición de su mejor amigo, pero no era así. Por sobre todas las cosas, se sentía irritado. Tendría que estar furioso consigo mismo por haber echado a perder la oportunidad de decir adiós para siempre a Lavender House, pero no lo estaba.
-Oh, bueno - pensó cuando levantó la vista y vio que se acercaba el autobús -, tal vez comienzo a acostumbrarme a esto.
Su ánimo dio un giro de ciento ochenta grados cuando entró en el bar y vio a Lay detrás del mostrador, sosteniendo un vaso de Coca en la mano.
- Hola. Te vi bajar del autobús. Espero que sea esto lo que quieres tomar - dijo, agitando el vaso en dirección de él.
Se sintió halagado.
- Así es.
Se miraron a los ojos durante un momento; el silencio fue un tanto inquietante. Luego los dos hablaron a la vez.
- Luhan
- Lay
Entre carcajadas, él dijo:
-Tú primero.
-Quería saber si trabajas todos los días. - Se sorprendió de sus propias palabras. Distaba mucho de actuar con cautela. Pero por alguna razón, tal vez a causa del Hogar, ya no quería jugar.
Lay le gustaba. Quería saber si él gustaba de él o si solo estaba malinterpretando las cosas, y quería ser cortés.
-Menos los domingos -respondió, con una chispa de picardía en la mirada.
Luhan frunció el entrecejo.
- ¿Qué te resulta tan gracioso? -Dios, preferiría morir si él estaba riéndose de él, si se había dado cuenta de que lo había flechado.
- Nada. Solo que estaba por preguntarte lo mismo.
- Menos los domingos - repitió Luhan con profundo alivio. Si bien quería ser honesto, no le habría caído muy bien que él no lo tomara en serio.
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Remember Me (HunHan)
RomanceQuerido diario: ¿Por qué la vida es tan difícil? Cuando me sorprendieron robando, creí que el mundo se derrumbaba. Fue una estúpida travesura, pero eso no fue lo peor: la jueza me impuso una pena de trescientas horas de servicio comunitarios. ¡Toda...