La sexy lencería

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Estaba en la habitación de Alejandro parada al frente suyo, su mirada no se apartaba de mi cuerpo, me sentía apenada, pero disfrutaba mostrarme de esa manera ente su presencia, con solo mirar sus ojos podía observar ese deseo que sentía al observar la sexy lencería que había comprado para modelársela.

—¿Has cambiado tanto en estos días? —su pregunta fue automática.

—Piensas que me excedí al mostrarme con esta ropa interior tan reveladora ante tus ojos,

—Al contrario, me tienes tan excitado que no puedo disimularlo, es difícil no reaccionar ante tu cuerpo, me es imposible controlarme.

Bajé mi mirada sin poder controlarla, para comprobar lo que me habían dicho sus palabras, pude observar su bulto levemente levantado sobre la tela de su pantalón.

—Eres tan linda y sexy que me siento afortunado de que seas mi novia, realmente soy un hombre muy afortunado.

—Ven, aquí no quiero perder el tiempo solo mirándote—me volvió a decir.

Me sujeto de la cintura para besarme con deseo, le correspondí a ese beso con la misma intensidad y pasión, usar ese modelo de ropa interior ante sus ojos lujuriosos, me había calentado bastante, había logrado mi objetivo, ponerlo muy excitado, podía sentirlo mientras se acomodaba entre mis piernas, su miembro me presionaba aún dentro de su pantalón, esos besos eran ardientes, me besaba con tal intensidad que me robaba el aliento.

—Eres tan sexy que me tienes loco.
Sus palabras contribuían a mi calentura, al igual a esos ardientes besos en mi cuello que estaba recibiendo por parte de su boca, recordé lo que leí en esa revista de chicas que ojeaba a escondidas de mi madre, los hombres se excitan fácilmente por lo que ven, al parecer ese artículo de la revista tenía mucha razón, el deseo que me mostraba Alejandro superaba con creces ese deseo que ya me había demostrado, sus besos habían bajado a mi pecho, su boca beso la tela transparente que mi erecto pezón había levantado, qué sensible me encontraba, su lengua era lava ardiendo sobre la punta del pezón protegida solo por esa delgada tela transparente, sus ojos brillaban de lujuria, nunca antes había visto esa mirada en sus ojos, era como si deseara devorarme completamente, podía sentir ese deseo tan físico con solo sentir su mirada.

—Arleny date la vuelta.
Lo obedecí con mi corazón palpitando, sumisa a sus deseos, me puse en la posición de perrito frente a sus ojos, confiando que mi camisón transparente y mi tanga le daba una vista espectacular de mi trasero.

—¿Así te gusta?

Respiraba grueso, debo admitir que mi respiración se estaba agitando, estaba en esa pose que había visto tanto en esas películas, esa pose tan caliente como física, mojaba mi tanga sin poder evitarlo, esa sensación de anticipación por lo que iba a ocurrir era una delicia.

—Oh, eres increíble, te ves tan provocativa desde esa posición, que deseo hacerlo sin quitarte esta ropa, sin perder un segundo de mi tiempo.

—Qué cosas dices, aún no puedo evitar sentirme avergonzada cuando sé que me miras de forma tan lujuriosa.

Mi corazón estaba palpitando tan fuerte, estaba muy excitada, solo el hecho de mantenerme en esa posición me calentaba, pude sentir como los dedos de Alejandro apartaban la tela de mi tanga, hundió uno de sus dedos en mi caliente interior arrancándome un fuerte gemido, tape mi boca por inercia, me sorprendí al gemir con esa fuerza, sus dedos seguían calentándome de esa manera tan provocativa, él retiró sus dedos para desabrochar su pantalón.

—Arleny, hoy quiero que aguantes sin importar lo duro que te voy a dar.

Esas palabras liberaron una especie de llave de agua en mi cuerpo, me empecé a mojar demasiado aun sin ser penetrada.

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