Había una vez, en alguna parte del mundo, un horripilante ogro, solitario y malvado, este un día, después de mucho trabajo, creó un gran espejo que hacía ver todo lo bueno y hermoso como feo y perverso. Si todos lo veían de esa forma, no se iba a quedar con las manos cruzadas.
Reconocía lo malvado y repugnante que era, no le importaba pero al parecer a la gente chismosa que no dejaban que cada quien viviera su vida, si.
Era tanta su maldad, que hizo volar el espejo hasta lo más alto del espacio para dejarlo caer y quebrarse en millones de pequeños fragmentos de cristal en la Tierra, regandose así por todos lados.
Se dice que si uno de estos fragmentos alcanzará los ojos de una persona, toda su perspectiva del mundo cambiaría sin importar la edad o género, todo lo vería mal y si el fragmento se quedará en su corazón, este en cambio, se volvería frío, tan frío como el hielo.
Años más tarde, en una gran ciudad llena de casas y personas, vivían dos niños pobres que eran grandes amigos. Eran vecinos y se querían como hermanos, tal vez algo más allá de eso.
El mayor por un año, Missa Sinfonia, amaba la música aunque por sus carencia económicas no podía disfrutar mucho de esta, también le gustaba el arte, era muy bueno teniendo solo un lápiz y cualquier superficie plana, amable, temeroso y muy amigable.
El menor se llamaba Spreen, híbrido de oso con unos grandes ojos violetas, tan hermosos como unas joyas que amaba tanto Missa.
Spreen en cambio era más reservado, algo desconfiado de la gente por experiencias anteriores, sin embargo siempre bajaba su guardia estando con Missa.Además, sus casas se encontraban al lado de la otra y desde sus habitaciones podían ver la ventana del otro.
Amaban las flores, uno más que el otro.
Missa aprendió a quererlas por su madre, las rosas eran sus favoritas y después de perderla su padre construyó una jardinera solo para el, donde pudiera observar las rosas más hermosas que pudiera tener.
A Spreen le comenzó a gustar al ver los ojitos llenos de nostalgia y cariño del niño mayor, así que le rogó a sus padres construir una jardinera también.
Así ambos podían ver las rosas junto a su persona favorita en el mundo.
Cuando sus ventanas se opacaban por la nieve y las bajas temperaturas, cuando las hermosas rosas se escondían y dormían hasta la próxima primavera.
A pesar de las temperaturas congeladas y el no poder contemplarse junto el paisaje de las flores, disfrutaban jugar con la nieve, abrigando sus corazones, sus mejillas sonrosadas haciendo que todo fuera tan bello a los ojos de los demás. Dos amigos, casi hermanos disfrutando de su juventud.
Once y diez años pero ellos ya sabían, muy en el fondo de sus corazones, el porqué, sin importar las adversidades, estarían siempre juntos.
•- Spreen -• un suave toque el la ventana interrumpió la lectura del oso.
Sus orejitas se movieron mientras observaba la ventana, una silueta pequeña y esponjosa que reconocería en cualquier lugar.
Se puso de pie dejando el libro de cuentos sobre una pequeña mesa y se dirigió a la ventana.
El helado cristal se deslizó hacia arriba, revelando la tan esperada cabellera azabache desordenada.
•- ¿Que hacés aquí boludo? Hace un montón de frío.
•- ahorita te digo, solo ayudame a subir -• extendió sus bracitos en dirección del híbrido.
Spreen no dijo nada, solo lo tomó de las manos y lo ayudó a entrar a su casa.
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Ice heart - Misspreen -
Fanfic-Los copos de nieve son como un enjambre de abejas blancas y la Reina de las Nieves es la abeja blanca más grande de todas - dijo la abuela-. En las noches de invierno, su enjambre vuela por toda la ciudad, se acerca a mirar por las ventanas y luego...