5: Electricista sexy

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Aisha.

—La verdad es que no me creía lo que me decías siempre de que tu hijo no para quieto pero ahora lo entiendo perfectamente —dije mirando a Enzo, el hijo de tres años de mi hermana, saltando como un loco encima del sofá.

—Nunca me crees cuando te digo las cosas —Salma se sentó en una silla delante de mí dejando un plato de macarrones para cada una—. ¡Enzo, baja de ahí que ya está la comida!

Yo me reí y mientras tanto Dylan, el marido de mi hermana, salió de la cocina cogiendo en brazos a Enzo para sentarse los dos en la mesa.

—Cariño, creo que tienes que dejar de gritar algún día —dijo Dylan riendo y le dio un beso en la mejilla a mi hermana.

—No grito tanto —Salma nos miró a ambos.

—Créeme que si, he vivido quince años contigo, Salma —bromeé y ella me miró ofendida.

Estábamos a lunes. Había pasado más de una semana desde que fui al Bernabéu con Lucas. Y hoy mi hermana había venido a recogerme al trabajo porque habíamos quedado para comer en su casa. Antes solíamos comer juntas al menos un día a la semana pero ahora ya era más complicado porque vivíamos más lejos desde que yo me había mudado a mi piso sola y tenía bastante más trabajo que antes. Aún así, siempre intentábamos vernos seguido ya sea en persona o por videollamadas para actualizarnos un poco de nuestras vidas.

Tanto Dylan, Enzo, Salma y yo empezamos a comer en la mesa del comedor de la casa de mi hermana que era bastante grande. Mientras tanto se escuchaban las noticias de fondo en el televisor y algunos maullidos de su gato para que le diesemos algo de comida. Si, mi hermana era team gatos y yo team perros.

—¿Qué tal te va en el trabajo, Aisha? —se interesó Dylan.

—Ahora mismo estresada —respondí sincera sirviéndome un vaso de agua—. Faltan dos semanas para la semana de la moda de Madrid y todavía tengo que acabar algunos diseños que me han pedido clientas y llevarlos a la fabricación. Además yo también tengo que ir ya que soy estilista y todavía no sé qué ponerme. Pero lo superaré, no es un problema de primer mundo.

—Claro que lo superarás, eres una crack en tu trabajo. Después de todos los grados, diplomas y ciclos que has hecho, estás preparada para todo lo que se te interponga por delante. Además seguro que vas a ir guapísima como siempre —mi hermana habló después de beber agua.

—Intentaremos —reí—. ¿Qué tal os va el trabajo a vosotros dos?

—Yo también estoy un poco liada con las clases que tengo que dar porque me han cambiado el horario y ya me he perdido. Aunque estoy muy a gusto en el colegio que estoy ahora —Salma comió otro poco de macarrones con tomate.

Mi hermana mayor trabajaba como profesora de niños de primaria. La admiraba ya que se le daba muy bien su trabajo y estar con niños pequeños aunque a veces tuviese poca paciencia con Enzo. Yo sin embargo, nunca me había considerado una persona con mucho apego a los niños pequeños, simplemente no me llevaba tan bien con ellos como Salma. Ella tenía un don.

—Y yo voy bien siendo abogado, no me puedo quejar —me contestó Dylan ahora.

Enzo ya había acabado de comer, aunque se había comido menos de la mitad del plato de pasta. Se fue al salón a ver algunos dibujos en la televisión mientras le hacía la puñeta al gato.

—Mañana tengo que ir a acompañar a mamá a la sesión de quimioterapia —me dijo Salma.

—¿Quieres que te acompañe y vamos juntas?

—No hace falta, Aisha. Has estado tú yendo a todas las últimas sesiones, además tienes mucho trabajo. Ya nos encargamos papá y yo de las siguientes.

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⏰ Última actualización: Oct 26, 2023 ⏰

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