Apóyate en mis labios y ámame.

Único Capítulo

☁︎

"Oye, Ana, ¿Crowley ya te contó sobre el tipo de la fiesta?"

Por supuesto, el asado no ha terminado. Desde donde está haciendo los mojitos, Crowley lanza una mirada furiosa a Bea. "Los nachos no se van a servir solos, ¿sabes?" Sus dedos deslizan los vasos sin tocarlos, gracias a la mierda, y vuelve su atención a Anathema. "¿Puedes dejar ya el maldito tema?"

Sin embargo, Anathema lo ignora y tritura la menta y el azúcar en un mortero de piedra con un solo propósito. "Sólo que el tipo es un espectáculo de humo, tiene un pelo fantástico, un culo fantástico y es súper inteligente".

Está bien. Lo que sea. Si van a descubrir sus secretos y agitarlos como bragas sucias en el patio delantero, puede hacerlo él mismo. Bromea con ambos como lo hace habitualmente y obtén la satisfacción de sus quejas. "El show de humo es un eufemismo terrible, cariño. Es simplemente muy sexy". Sus labios se curvan en una sonrisa. "Sin mencionar que besa como los dioses".

Eso es suficiente para hacer que Anathema gruñe de frustración. "¡Vamos, Crowley! Me estás matando. ¿Quién es este tipo?"

Con toda honestidad, Crowley está un poco sorprendido de que todavía no sepan nada sobre Aziraphale. No había habido tantos tipos de fuera de la Universidad en la fiesta como para que fuera difícil sumar dos y dos. Pero supone que tiene que tener en cuenta el hecho de que Bea había sido destrozada hasta el olvido, con Gabriel flotando protectoramente sobre ella, y Ana se había ocupado tratando de arreglar el estéreo que Newt arruinó simplemente parándose cerca de él. O eso dice. Fue una suerte que la casa de la fraternidad estuviera llena de pared a pared y las luces fueran tenues. Está seguro de que al final de la fiesta había gente descansando en el césped y saliendo a la calle. Nunca se ha visto un grupo de fusión más perfecto.

Sonríe lo suficiente como para estar seguro de que todos sus dientes están a la vista. "Sabes que realmente no cuenta como 'confianza' si me estás extorsionando para que te lo diga, moza entrometida. Las dos."

Crowley se pasa un cubito de hielo por los labios y se da vuelta para llenar la jarra con ron. Realmente no está molesto con Bea o Ana por intentar desenterrar el resto de la historia. Lo ha hecho con sus vidas en el pasado. En cierto modo viene con el territorio de su amistad. Pero hoy, sábado, no está de humor para revelar secretos que no son del todo brillantes.

No. El recuerdo todavía duele. Ácido sobre carne quemada.

Y hay demasiado calor, demasiada chispa brillante en la noche, demasiado verde para no concentrarse en divertirse. La casa de Anathema es un sueño de verano. La piscina brilla de color azul, el agua brilla gracias a las luces incrustadas en el fondo, ondulando como un espejo líquido, y el pequeño jacuzzi al costado está listo para ser usado. El aire está empapado de dulzura. Es suficiente para hacerle olvidar que tendrá que volver a un piso diminuto y vacío, para compartir su espacio con la forma asfixiante de su soledad, una vez que muera el fin de semana. Aquí es bastante fácil olvidar que su corazón siempre acaba fracturado como una fina capa de hielo bajo presión, sin importar a quién decida dárselo.

Exhibición del puto W: Aziraphale lo dejó varado en la fiesta de fraternidad después de solo un beso ardiente y hambriento. Desapareció entre la multitud sin decir una palabra. Y Crowley todavía está quitándose el dolor de su corazón.

No, las caídas nunca son el problema. Es el aterrizaje.

Detrás de él, Anathema chasquea. "Vamos, ¿por qué eres tan cariñoso con esta persona que te gusta? Te enamoras de los chicos con más frecuencia de lo que yo cambio los filtros de café".

Crowley se ríe y se burla de la afrenta. "Oye!"

"Sin embargo, ella tiene razón. ¿No los repasas como si fueran ropa interior? ¿Los tiras a la basura cuando se están poniendo rancios?" Bea mete una cuchara en el guacamole, el ojete, lo lame hasta dejarlo limpio y lo reprende con la boca medio llena como el demonio que es. "No es que te estemos juzgando o algo así, lo sabes".