Cois Laveau
Origen
Nueva Orleans, 1,905.
Tiene sobre cien años y su apariencia refleja la figura y fortaleza de una joven de veintitrés. Su turbante, siempre ocultando su cabello azabache la hace lucir misteriosa, pero esconde el frondoso afro que delata sus raíces; su piel morena, firme y brillante como la piel de las tantas serpientes que ha destripado y esos ojos que parecen sacados de un Bienparado, el pájaro bruja, nunca mejor dicho. No es algo sabido sobre ella su edad, su estadía en este mundo con sus habilidades la ha llevado a encubrirse y engañar a todos mientras los ve nacer después y morir antes que ella. Marie Laveau se ha consagrado como la reina vudú en todo el país y a pesar de que la mayoría no cree en lo que se dice de ella, los que le conocen y han solicitado su ayuda saben que de querer conquistar el mundo ya lo hubiera hecho. También se habla así de su marido, parece que ambos son un dúo infernal al que muchos dicen admirar por no aceptar que solo les temen. Él, conocido como un gran líder de la revolución haitiana y con un aspecto sombrío acompañado de una mano izquierda amputada, expresa en su mirada un sentimiento de cansancio eterno que no le permite sonreír o sentir ganas de hacerlo. Algo está sucediendo y no es muy común en ellos, es la primera vez que se les ve preocupados y algo pensativos. Parece imposible imaginarlos así cuando se trata de una bruja con tanto poder como para ser clarividente, contactar y levantar a los muertos, mover objetos con la mente y asesinar con muñecos vudú; se dice que puede desplazarse entre las sombras, hacer conjuros y pócimas. Él, Francois, un hombre apasionado por la sangre y con el poder de crear venenos, controlar con su voz a los que le rodean, soportar las llamas de gigantes hogueras, escapar de la muerte o fingirla y transformarse en una bestia enorme o en un simple mosquito. Un hombre temible, cimarrón que se autoproclamó libre y asesinó a cientos de franceses convirtiéndose en un dios para los demás encadenados y que luego de los años y muy lejos de su tierra encontró el amor en una mujer inmortal que compartía sus peculiaridades y aficiones. Es verdad que no ha existido brujo o bruja alguna con tan exorbitante poder.
Esa noche no había tiempo para atender visitas, ni amistades ni líderes políticos con ganas de poder. Esta pareja había confabulado a escondidas en contra de Papa Legba y él se ha enterado. Era lunes, un día 3 y venía a quitarle lo que les había dado, además de sus almas; ese era el trato. Este rey del vudú, comparado en el inframundo con el mismísimo diablo, fue quien otorgó a ambos el poder que tienen, pero fue también porque vio en ellos más poder que en los demás brujos; a cambio solo tenían que entregar sus almas y no sus vidas llegando a su cumpleaños número cien. Ya tienen más de diez años huyendo de él, evitando cumplir con su palabra porque el sabor de la vida les ha dejado aferrados a ella y sobre todo el gusto por el poder. Intentar escapar de Legba es imposible y pensar en matarlo es muy, pero muy estúpido. Algo raro estaba sucediendo, la pareja parecía asustada, pero muy decidida. Mientras preparaban un ritual en la entrada de una cueva, se escuchaba la llegada de alguien más, no, no era él, era Tituba y llegaba ocultando su cabeza con una capucha. Había cabos sueltos que se resolverían más adelante ya que el tiempo era muy corto, pero en uno de esos movimientos logró verse el vientre inflado de Marie. Estaba embarazada, pero su barriga no estaba lista para dar a luz. Aun así, ese ritual parecía que se trataba de un parto adelantado.
Cuando comenzaron a hablar los tres brujos, se pudo comprender la hazaña de la pareja. Durante los diez años en los que se mantuvieron ocultos de Legba para no entregar sus almas y sus poderes, Marie Laveau y Cois Mackandal estuvieron cazando y atrapando demonios que eran enviados por Papa en busca de ellos. En vez de matarlos fueron recolectados como cerdos en un gran corral. En un momento de inesperada muerte y ante el sufrimiento que les esperaba a la pareja de brujos, ambos decidieron que quince demonios serían los íncubos de Marie Laveau junto al donante principal, padre dominante del niño, Mackandal. La criatura que esperaban era nada más que un niño procreado por padres brujos y donantes demonios. Tituba estaba ahí para algo más que ser la partera, estaba ahí para retirar la placenta con el crío dentro.

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Cois Laveau
RomantikCois Laveau es un chico hiperactivo que logra encontrar la calma en compañía de sus mejores amigos. Pronto se unirá Reed al grupo, y este no trae calma, sino que viene como torbellino a revolcarle las hormonas y el corazón a nuestro protagonista. P...