*Se ve al director Walker en su oficina reunido con Cois.*
—Señora Margaret, su hijo es una persona muy inteligente; tiene excelentes calificaciones y es muy bueno en los deportes, pero ya van varias veces en las que está involucrado en peleas con otros compañeros de clase —dice el director Walter mientras mira preocupado a la madre de Cois—. Me preocupa que esto siga sucediendo porque no quisiéramos que nos veamos obligados a tomar otras medidas disciplinarias como la expulsión.
—Comprendo, director —dijo la madre mientras miraba a Cois con gestos de indignación—. Yo no sé si está en una etapa de rebeldía o si es que la separación entre su padre y yo le ha afectado, pero le juro que esto no es lo que se le enseña en casa; le prometo que este mal rato no volverá a repetirse y estaré más pendiente de él. Quiero que, por favor, le permita seguir estudiando, acaban de comenzar las clases y quiero que pueda aprovechar todo lo que pueda. Esta tarde hablaré con su padre y tendremos una conversación muy seria sobre esto.
—¡Y usted!... —dijo mientras le miraba molesta. —Esta noche no habrá salidas, ni para la cancha, ni a correr, ni a salir con tus amigos, ni siquiera a botar la basura. Irás a donde Christopher (el compañero con quien se había peleado) y le pedirás disculpas.
—Gracias por tomar de su tiempopara venir a esta reunión, señora Margaret —dijo mientras se levanta de susilla y se dispone a despedir a la madre y a Cois—. Quiero que sepa que estamosa su servicio y que nuestra prioridad siempre será la educación y el bienestarde cada uno de los estudiantes.
*Están los terminando la conversación a la salida de la oficina del director frente a un pasillo.*
—Bueno, espero que esto no se vuelva a repetir. Profesor, perdón, director, no dude en llamarme para cualquier cosa. Muchas gracias por ponerse en contacto conmigo —dijo despidiéndose con un apretón de manos—.
*El director se queda frente a la puerta de su oficina mientras Cois se marcha. Una de las maestras, pasa por el pasillo y se percata de él.*
—¿Todo bien, Walker? —preguntó la maestra mirándole a la cara con curiosidad—.
—Sí, solo estaba atendiendo a la madre de Cois, por lo de la pelea con Christopher. ¡Mírala! Qué señora tan amable.
—Mmm... Yo solo veo a Cois caminando solo —respondió con suspicacia—, pero, cambiando de tema, ¿qué te pasó en la cara?
—¿Qué? ¿qué tengo en mi cara?
—Que la tienes llena de polvo blanco —dijo riendo-, anda ve y límpiate.
—¡Qué! dijo con asombro—, pero ¿cómo me pasó esto? —volvió a exclamar mientras se miraba en el reflejo de su pantalla celular—. ¡Qué vergüenza! La señora Margaret y Cois habrán estado riéndose de mí.
*En otro pasillo de la escuela, se ve a Cois quitarse el Hoodie rojo, sonriendo y revelando sus dreadlocks, sus ojos verdes y su hermosa sonrisa mientras se dirige a su salón de clases. En ese pasillo se topa con la psicóloga escolar escortando a un nuevo alumno.*
—¡Hola Cois! Ya supe que empezaste este semestre con el pie izquierdo, nuevamente —dijo en tono irónico la psicóloga Castillo—.
—Ya está resuelto, no volveré a hacerlo señora Castillo.
—Señorita. Bueno, espero que esta vez sea cierto, sabes que tenemos una cita mañana en la mañana, no lo olvides.
—No, no se me va a olvidar —respondió volteando sus ojos como cansado de lo mismo—.
—Pues nos veremos entonces. ¡Ah! por cierto, te presento a Reed. Será su nuevo compañero de clases. Así que espero que sepan darle una buena impresión.
*Por un segundo las miradas chocaron. Reed era un chico de cabello riso de color rojo brillante. Su piel era blanca adornada con pecas rojizas que hacían que su rostro lo hiciera parecer alguien tierno o muy apapachable. Sus ojos color marrón tirando a miel y una complexión corporal deportiva. La mirada fue muy superflua, duró un segundo y se esquivaron.*
—¿Otro más? —respondió Cois en tono burlón—. Bueno pues, mucho gusto Reed, bienvenido a esta jaula llena de hormonas desenfrenadas. Si tienes dudas en alguna clase, no tengo mucho tiempo para ayudarte, pero si se trata de baloncesto o las clases de natación... entonces cuenta conmigo.
—Gracias... al menos yo estoy tratando de empezar con buen pie —dijo en forma irónica mientras sonreía—, realmente voy a necesitar actualizarme y conocer mejor la escuela.
—Bueno, bueno, ya se conocieron —interrumpió Castillo–, Cois, usted siga para su salón. Reed, usted conmigo hacia la oficina a firmar los reglamentos.
*Mientras Cois continua hacia su salón, piensa en lo buena que ha sido con é la psicóloga Castillo, todo lo que le ha ayudado y el cariño que le tiene.*
''Ella es la mejor psicóloga que conozco. Bueno, la realidad es que ha sido la única que he conocido, pero en verdad ha sido de mucha ayuda para mí. Además, es la única persona a la que le he confesado mi verdad, mis poderes y lo que soy. Recuerdo que, por varios meses, cuando comenzó a atenderme, me ayudó muchísimo a calmar mis rabietas; a veces me irritaba demasiado y no quería ni siquiera entrar a clases, pero yo quería estar aquí, no quería irme o quedarme aburrido sin nada que hacer en la vida. Ella me brindó todas las herramientas para poder adaptarme a la escuela. Nunca se me olvida aquella reacción. Le fui sincero y le confesé que era un brujo, probablemente el más poderoso de todos, que soy hijo de Cois Mackandal y Marie Laveau y que estuve gestándome durante cien años, que era de hecho mayor que ella. Ella parecía comprender toda mi historia y, además, no me juzgaba y me escuchaba... todo esto porque lo estaba viendo como una patología en mí. Yo no estaba enfermo, no estaba loco. Ella de verdad solo me seguía la corriente mientras me diagnosticaba con algún desorden o problema mental. Así que esa tarde en su oficina tuve que demostrarle con hechos''.
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Cois Laveau
Любовные романыCois Laveau es un chico hiperactivo que logra encontrar la calma en compañía de sus mejores amigos. Pronto se unirá Reed al grupo, y este no trae calma, sino que viene como torbellino a revolcarle las hormonas y el corazón a nuestro protagonista. P...