Había pasado una semana desde el mareo y el maldito chicle. Y justo desde ese día o antes tenía unos pensamientos raros...y... también veía a Adri cómo... diferente, de otra forma...
-González Daniel, ¿Puede responderme a mi pregunta, ya realizada?- no había estado atento en ningún momento, odiaba las mates desde siempre, en casa me concentraba mejor, decidí mirar hacia abajo-. ¿González?
Se acercó a mi mesa y pegó en la misma
-Cuando toque la sirena quédese en clase González- siempre intentaba dar miedo pero en el fondo era un tierno.
Como dice él mismo de otros maestros "Perro ladrador poco mordedor".
Y Daniel volvió a sus entrometidos y reliosos pensamientos sobre lo que le estaba pasando, lo que estaba sintiendo, y por quién lo sentía.
Todos lo que le había pasado esta semana era como siempre, pero está vez lo veía diferente. Ya no miraba igual a su hermanastro, ya no hablaba tanto con él, ya no alargaba sus discusiones hasta gritar y pegar porrazos. Ahora le daba vergüenza salir semidesnudo del baño y que le viese, ahora tenía inseguridades por la reacción de su hermanastro. No comprendía sus sentimientos y se estaba machando el celebro por descubrirlo.
Ya estaba terminando la clase cuando nos dijo algunos trucos para selectividad. Solo quedaban días para los exámenes finales y pasado mañana era el último día aquí, en el instituto que llevaba tantos años.
Por fin dejaría de ver a tantas personas aburridas que no merecen la pena, pero igualmente echaré de menos algunas personas como Laura, Sara, Marcos, Diana y Álex.Eran de los pocos amigos que ha seguido ahí tras los años. Marcos y Laura estaban en segundo de ciencias y el resto en primero. Les tenía mucho cariño, siempre han estado ahí para todo.
También tengo más amigos pero como ellos nadie. Me lo podía pasar bien en cualquier ocasión, y en cualquier lugar. Siempre me sacaban una sonrisa.Tocó el timbre y todos que ya habían recogido salieron con mucha prisa. Pronto los cuartos de baño estarían llenos de niñas con el teléfono y niños peleándose. En los patios empezarán varios partidos y en otros los más peques correrán y se reirán. También están las chicas que van perseguiendo a maestra para que le apruebe el curso y otros que sentarán en los bancos, más tranquilos, y a leer y releer los ansiosos apuntes.
Yo recogí poco a poco al igual que el profesor. Al ponerme la mochila me miró y suspiró
-Señorito González- dejó lo que estaba haciendo y se acercó nervioso y pensativo- de..debe de estar atento a clase, sé que estamos cansados, que estamos ya al borde del final, pero no se rinda. Le queda una semana dura y espero que apruebe los exámenes- Don Ramírez me conocía desde que entré en primero de la ESO es un buen profesor...no muy moderno pero tiene corazón.- No se desconcentre con la juventud, ya tendrá tiempo para eso en las vacaciones.-Me miró sin esperar respuesta y volvió al viejo escritorio, que...creo que no tanto como él.
>>Ya puede irse González...debe de estar hambriento-. Me levanté y salí con un hasta luego y una sonrisa nostálgica.
No sabía muy bien donde irme, si a la biblioteca o con Laura pero seguro que estaría en el baño con su algo.
Todos mis amigos o habían repetido o eran más pequeños, no tenían porqué estar aquí. Era el último día de instituto y no tenían que hacer ningún exámen ni nada sobre la selectividad. En cambio, yo sí.
En la biblioteca había unas niñas bailando, con la nueva televisión. Había muchas clases que llevaban todo el día de fiesta. Así que decidí irme al baño con el móvil.
Entré en el sucio baño el cual lo limpiaban una vez a la semana. Qué asco.
Escuché risas y algún beso silencioso, no sé si eran de este baño o el de al lado que era el de las niñas. Al fin, entré al último baño del diminuto pasillo, me senté y miré la pantalla, apagada, no había ningún mensaje. Guardé el teléfono en el bolsillo de mi sudadera y me puse a organizar mis pensamientos.
ESTÁS LEYENDO
Mil secretos entre labios
RomanceDani siempre ha tenido que soportar a su hermanastro, nunca lo ha llegado a aguantar...¿Qué pasaría si su forma de pensar cambiase? Podría aguantarle, pero no a sus ganas de besarle