HANNI—¡Apúrate, Hanni! ¡Ya llegó la pizza! —gritó Hyein desde la sala.
Bajé rápidamente las escaleras y la encontré acomodada en el sillón con una manta encima y su caja de pizza en el regazo.
Intenté sentarme a su lado, pero me detuvo levantando una mano sin siquiera mirarme.
—Siéntate con Minji, ¿sí? Quiero poder acostarme.
Mierda.
—Sí... claro.
Volteé a ver a Minji, que estaba despreocupadamente recostada contra el otro extremo del sillón, con una pierna cruzada sobre la otra y un pedazo de pizza en la mano. No dijo nada cuando me senté a su lado, solo estiró la mano para tomar el control y ponerle play a la película.
Hyein había escogido justo el tipo de película que más odiaba: terror.
La casa estaba oscura, a excepción del resplandor azulado que proyectaba la televisión. La luz parpadeaba con cada cambio de escena, iluminando fugazmente el rostro de Minji.
Nosotras compartíamos una caja de pizza mientras que Hyein tenía la suya.
Intenté concentrarme en la película, pero no pasaron ni diez minutos cuando noté algo que me puso los nervios de punta.
Minji me estaba mirando.
No constantemente, pero sí de vez en cuando. Lo suficiente como para que, sin darme cuenta, yo empezara a hacer lo mismo.
Cada vez que giraba el rostro para verla, ella desviaba la mirada con un aire despreocupado.
Maldita sea.
No sabía si lo hacía a propósito o si simplemente se estaba burlando de mí, pero esa insistencia comenzaba a irritarme.
Y lo peor de todo era que, en algún punto, me encontré observándola con más atención de la necesaria.
El arco de sus cejas.
El ángulo de su mandíbula.
El perfil de su nariz.
Era jodidamente perfecta.
Me odié a mí misma por pensarlo.
—¿Por qué me miras tanto? —susurró de repente, sin apartar la vista de mis ojos.
Me tensé.
—Tú también lo haces.
Minji sonrió de lado y se inclinó un poco hacia mí.
—Sabes... acabo de notar que te pareces mucho a un bebé.
Fruncí el ceño.
—Dios, eso no tiene nada que ver con lo que estábamos hablando. No me estés molestando.
—Pensé que extrañabas que lo hiciera.
Rodé los ojos.
—Cierra la boca. Estamos viendo una película y no me dejas escuchar.
—Qué aburrida eres, elfo.
—Shh.
Seguimos viendo la película en silencio, aunque sabía que Minji apenas y estaba prestando atención.
Lo sentía.
Seguía mirándome.
Con tanta intensidad que me estaba poniendo nerviosa.
Mis manos se aferraron al cojín sobre mis piernas, intentando ignorarla.
Pero no podía.
¿Por qué no deja de verme?

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Hurt - bbangsaz EDITADA
FanfictionKim Minji es trasladada a otro colegio después de haberse metido en varios problemas en el anterior. En su nuevo colegio conoce a Pham Hanni, una chica que es todo lo contrario a ella y vuelve su vida todo un caos. Al inicio la mayor tiene un gran o...