Vestida de consorte en la Antigüedad

CAPÍTULO 34

Gu Yun estaba concentrada, pero la voz de Jiang Libai la alejo de sus pensamientos. Levantó la cabeza en silencio y miró a Jiang Libai, quien se apresuró a regresar.

"... Acabo de ver al príncipe de vientre negro arrancarle el vestido a la princesa..."

Al escuchar esto, Jiang Libai tosió dos veces, ignorando lo más posible los ojos complejos y ardientes de Gu Yun: "¿Por qué no dejas de mirar, hablemos de negocios por un tiempo?"

La esquina de la frente de Gu Yun se contrajo: "Este es el momento crítico, ¿Puede la princesa dejarme terminar este párrafo primero?"

Aunque realmente no quiero admitirlo, Gu Yun está realmente incómoda en este momento.

Ella ya había hecho los preparativos anoche, pero la Séptima Princesa la rechazó sin piedad, lo que la hizo sentir incómoda toda la noche. Junto con el hecho de que no podía salir hoy y solo podía quedarse en su habitación, estaba aún más incomoda.

Finalmente leí el libro de cuentos para pasar el tiempo, y estaba viendo la trama clave, pero fue interrumpida por la Séptima Princesa...

Jiang Libai: "???"

¿Así que a Gu Yun le gusta tanto leer estos guiones suyos? Después de leerlo toda la mañana, ¿Ha llegado al punto en que no puedes dejarlo?

Gu Yun fue observada por los grandes ojos de Jiang Libai, y las pequeñas estrellas que brillaban en su interior la hicieron mover involuntariamente la garganta, "¿La princesa lo quiere leer conmigo?"

Jiang Libai la miró con los ojos entrecerrados por un momento, pensando que sería bueno verlo con ella, ademas si encontraba algún complot que había olvidado y que Gu Yun no podía ver, entonces podría cubrirlo a tiempo.

Y en este momento, tiene que cooperar con Gu Yun para dar un buen espectáculo, preferiblemente en la sala, para que la gente de afuera piense que Gu Yun está gravemente herido y que ella se está ocupando personalmente de el.

Al ver que la séptima princesa asintió, Gu Yun levantó una esquina de la colcha y le indicó que se sentara en la cama y leyera.

"Hace tanto frío, es mejor permanecer más cálido en la colcha". Gu Yun vio la vacilación de la séptima princesa, giró la cabeza y preguntó solemnemente: "Es pleno día, ¿La princesa tiene miedo de lo que pueda hacerle?"

Jiang Libai lo pensó. En este cielo despejado, no debería pasar nada.

Se desató la capa, se quitó la falda exterior, la horquilla de perlas en la cabeza y se subió lentamente a la cama.

Gu Yun dejó el libro en su mano y sus ojos ardientes siguieron cayendo sobre Jiang Libai. Al verla en la cama, la sujetó suavemente por la cintura hasta que estuvo sentada a su lado, luego retiró la mano.

La cama estaba muy caliente y había un ligero olor a madera de agar en el cuerpo de Gu Yun.

Justo cuando Jiang Libai levantó la colcha para cubrir su cuerpo, Gu Yun extendió la mano y la abrazó. Ella frunció el ceño y miró a Gu Yun: "¿Por qué me retienes?"

Gu Yun puso el libro entre los dos y dijo en un tono tranquilo: "Es más cálido si dos personas se abrazan".

Al ver que solo la estaba abrazando sin otros movimientos inquietos, Jiang Libai dejó de hablar y giró la cabeza para mirar el cuaderno que sostenía Gu Yun.

"... la frente del señor estaba cubierta de venas, y levantó la capa de la princesa con sus grandes manos, revelando su delicada clavícula y sus fragantes hombros blancos como la nieve. Este paisaje seductor hizo que los ojos del señor se pusieran rojos. Ignoró los ojos de la princesa, luchó, y se le arranco el vestido dejando su ombligo al descubierto..."