Al fin llegaste

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El olor estéril y antiséptico se apoderó de su nariz cuando entró a la pequeña pero bien equipada sala de quirófano, provocando que la frunciera con desagrado. Tony, vestido con ropa quirúrgica y bata limpia se dirigió a la mesa de operaciones donde Stephen se encontraba vestido, con una de las enfermeras limpiando su abdomen y otras preparando el instrumental y demás materiales a las que francamente no les prestó atención y en cambio se dirigió a lado de su esposo, donde Christine le había indicado.

—Stephen, ¿Cómo te sientes?

—Adormecido del abdomen hacia abajo— respondió con una sonrisa mirando con ojos brillantes a su novio. Tony rio ricamente, asintiendo en comprensión y acariciando tiernamente su mejilla. Strange se acurruco atrapando la mano entre su cara y la mesa.

Porque si, hoy 21 de enero se había programado la cesárea.

Y ambos hombres no cabían de la emoción.

Ni tampoco sus amigos que esperaban pacientes en la sala de espera de la Torre.

No pasó mucho tiempo cuando los asistentes se presentaron y la intervención inició. Tony espero atento, tratando de quedarse quieto en su lugar sin interferir en las actividades de los médicos, pero sin dejar de estar al pendiente.

Pronto en toda la sala se escuchó el llanto fuerte y poderoso de la pequeña bebé que nacía y daba su señal de vida al mundo y a sus padres. Stephen siguió con la mirada lo mejor que podía a las enfermeras que se llevaban a su bebé para atenderla. Tony alternaba la mirada entre su novio y bebé, con una mirada llena de asombro, asimilando por última vez que esto era real.

Cuando las enfermeras se aseguraron que todo estaba en orden acercaron a la bebé a sus padres, quienes no contuvieron las lágrimas y observaron a su pequeño milagro mágico mirarlos con el ceño fruncido.

—Pesa 2.900 kg y mide 47 cm, es una bebé saludable, no presentó ninguna complicación y se está adaptando bien a la vida extrauterina.

Los héroes asintieron mirando con amor y felicidad a su hija.

—De momento nos la llevaremos, la tendrán con ustedes una vez estén en su propia habitación.

-*-*-

La noche había caído y en una de las habitaciones del Med Bay de la Torre se encontraba un genio multimillonario completamente despierto, acostado sobre un cómodo sillón, velando por el sueño de su pareja quien descansaba en la cama y de su bebé quien dormía en su cunita.

Una sonrisa sincera como ninguna otra y ojos cálidos adornaban su rostro mientras absorbía de la escena todo lo que podía. Una escena que muchas veces había rehuido por temor. Estaba demasiado dañado como para siquiera considerar tener pareja e hijos y aunque era lógico que el miedo aún persistía sabía que no estaba solo, tenía a muchos que lo ayudarían.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un suave gemido, proveniente de la cuna. Al acercarse observó a su bebé despierta, agitando sus bracitos y con ojitos claros brillando por el comienzo del llanto.

Con cuidado tomó a su pequeña, acercándola a su pecho y comenzando a calmarla.

—No llores Morgan, tranquila, papá está aquí. Tienes hambre de seguro— susurró con cariño, besando su cabecita.

—Puedes ir a prepararle el biberón y dármela mientras lo haces.

Ante la voz de su amante, Tony se giró para verlo acomodarse en la cama y estirar sus brazos. El ingeniero sonrió y asintió entregándole a la pequeña, dándoles un besito a cada uno y murmurando palabras dulces.

—Vuelvo enseguida.

Cuando se encontraba en el umbral de la puerta se detuvo y dirigió su mirada una vez más a sus amores. Sintiendo una calidez arremolinándose en su estómago y explotando, llenándolo de dicha y felicidad cuando observo al hechicero arrullar tiernamente a su bebé con una mirada de absoluto amor y adoración que muy pocas veces es vista en el rostro del hombre y que solo se muestra para él, Christine, Wong y el niño araña.

Satisfecho abandonó el lugar dirigiéndose a buscar a una enfermera y conseguir la cena para su pequeña.

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Más adelante, meses después del nacimiento de la pequeña Morgan, esta les daría la sorpresa a sus padres, anunciándoles de manera divertida que la magia con la que fue concebida se había quedado con ella.

Magical PregnancyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora