Primer vistazo

292 35 0
                                    


Strange había cumplido dos meses de gestación y aun le parecía algo irreal. Un sueño del que despertará y su vida seguirá siendo lo más normal posible. Pero el estar en una de las habitaciones del MedBay de la Torre a punto de hacerse un ultrasonido le recordaba firmemente que todo era real.

—¡Hola! Stephen, Sr. Stark— Christine dijo con voz suave, feliz de ver de nuevo a su amigo. Ambos colegas médicos se habían vuelto a reunir y después de una emotiva charla y disculpas sinceras. Ambos acordaron intentar ser amigos. Y las cosas resultaron ser excelentes. Prueba de ello era que Christine llevaría el embarazo del mago.

Tony asintió en reconocimiento estrechándole la mano. Strange le devolvió el saludo dedicándole una sonrisa. Intercambiaron una charla amistosa poniéndose al día para después pasar a la cuestión que los había reunido en la Torre.

—Recuéstate en la camilla, y descubre tu abdomen— pidió amablemente, pero con profesionalismo, al tiempo en que se dirigía al ecógrafo para recoger el transductor y el gel conductor.

Strange con un poco de nerviosismo y quizás emoción siguió las órdenes de su amiga, levantándose con manos temblorosas su playera para dejar al descubierto su abdomen una vez que estuvo cómodo en la camilla. Tony trajo una silla colocándose a lado de su novio y con cuidado tomó una de sus manos y comenzó a frotar suavemente. Ambos sonrieron tontamente.

—Te colocaré un poco de gel, estará un poco frío.

El hechicero se estremeció. Su amiga comenzó a mover el aparato buscando una buena imagen. No tardó mucho cuando en la pantalla negra se vislumbró una mancha gris borrosa que tenía apenas forma alguna. Al menos en opinión del ingeniero, porque para ambos colegas era claro. Ahí estaba el pequeño bribón que se había colado inesperadamente en el abdomen de su progenitor.

—Eso ¿es el bebé? — preguntó el ingeniero curioso, ladeando la cabeza.

—Si Tony— respondió Strange, con voz emocionada que hizo todo lo posible por ocultar. Claro está fallo.

Christine también confirmó, siguiendo explorando, explicándoles lo que veía, tomando capturas, anotando lo que encontraba y asegurándose que todo se encontraba en perfecto estado, y también, porque no, maravillándose con la creación que logró la magia.

—Todo, está bien, el feto se ve bien, de buen tamaño y peso, el útero está íntegro y la placenta está bien implantada— aseguró a ambos hombres, dándoles sonrisas cálidas— ¿Les gustaría escuchar el corazón?

—¿Se puede escuchar? — preguntó asombrado el hombre de hierro, mirando atentamente la pantalla como buscando algo, sin dejar de acariciar la mano de su novio. Strange la apretó suavemente.

—Así es— confirmó Christine, moviendo más cosas en el ecógrafo y moviendo el transductor hasta que dio con el latido. Poco tiempo después el silencio que se había generado fue interrumpido por unos latidos que iban demasiado rápido pero constantes. Ambos hombres contuvieron la respiración ante lo que les parecía un bello sonido.

¡Ahí estaba! Vestigios simples de una nueva existencia. De algo pequeño que crecía en el calor del vientre. La prueba que les confirmaba y aseguraba que esto era real y no una alucinación.

Su pequeño bebé. Anunciando su existencia a sus padres y al mundo.

Strange luchó por alejar las lágrimas que se arremolinaban en las esquinas de sus ojos, soltando risitas felices mientras que Tony se acercó a él, ocultando su rostro en el hueco entre el cuello y el hombro de su novio para besarlo y susurrar palabras bonitas y de agradecimiento.

Christine los observó con alegría y cariño. Sintiéndose satisfecha y feliz de ver que ambos hombres que había vivido y perdido tanto podían obtener un pedacito de felicidad. Dándoles un poco de espacio se concentró en la pantalla, pidiéndole en susurros a VIERNES que guardará algunas de las ecografías y una grabación de los latidos del bebé para mandarlos a los celulares de ambos hombres.

Magical PregnancyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora