1976 'Primera navidad junto a ti'

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Como cada año, a finales del ciclo, mi grupo y yo nos juntábamos en la sala principal de Gryffindor, junto a la chimenea, para intercambiarnos nuestros respectivos regalos. Allí veíamos a los amorosos James Potter con su amada "Flor", el apodo que le pusimos a Lily por su carácter angelical y bondadoso. También estaba Snape, que a veces se escapaba de Slytherin para poder ver a Calipso, su "ninfa", como él le decía. Se había vuelto uno más del grupo, aunque era un poco arisco con todos, siempre intentábamos incluirlo en nuestras aventuras. Nadie sabía de los Merodeadores; solo éramos un pequeño grupo de adolescentes que hacían travesuras y estaban en proceso de crear el Mapa de los Merodeadores. Sabíamos que aún faltaban tres meses para regresar a casa, pero queríamos celebrar mucho antes, ya que justo al día siguiente era luna llena.

—A ver, queridos amigos míos, comencemos, y ya, pues —dije, ya irritada—. ¡Si, ya dejen de sus cursilerías! Queremos regalos y a bailar con la nueva compañera —dijo mi amigo Sirius, sonriendo a la prima de Calipso. Lo miré con una cara matadora, pero él solo alzó los hombros, y acepté resignada que su amigo era un pícaro.

—Bueno, entonces, ¿qué estamos esperando para comenzar la celebración? —dijo Peter, al que miré con cara de obviedad.

—Falta nuestro querido Remus —dijo Lily, dejando de abrazar a James.

Mientras pensaba en esto, me di cuenta de que, efectivamente, faltaba Remus. ¿Dónde se había metido? Si él era el primero en llegar, ya que nosotros dos éramos los organizadores. Estaba tan metida en mis pensamientos que no escuché la voz cálida y risueña de mi querido amigo Remus, quien entró a la sala, pero no estaba solo.

—Hola, chicos, disculpen la tardanza, pero aquí estoy y traje conmigo a Nymphadora —dijo, y yo reaccioné mal, salí de la sala y me fui a mi habitación sin escuchar nada más que saliera de la boca de Remus.

Estuve en mi habitación, tapada con una sábana, mirando al techo y preguntándome por qué no podía decirle mis sentimientos a Remus, los cuales había estado sintiendo desde el tercer año en Hogwarts, y ahora que estábamos en quinto año. —Qué tonta eres al pensar que tus sentimientos son correspondidos —dije para mí misma mientras agarraba mi almohada y la aplastaba. Pasé mucho tiempo maldiciendo esta ocasión, ya que tenía pensado decirle a Remus lo que sentía, pero no pude. Él había invitado a otra persona, y mis amigos parecían relacionarlos, ya que notaban muchos afectos de gratitud hacia ella.

Estuve un buen rato así, hasta que escuché que mi puerta se abría. Supuse que era Lily.

—Flor, no tengo ganas de conversar, así que duerme, ¿sí? —dije sin voltear. Pero al no recibir respuesta, me giré y me encontré con Remus apoyado en nuestra pequeña mesita de noche.

—¿Qué pasó? ¿Ya acabó todo abajo? —dije para disimular mi molestia, que más bien parecían celos.

—No, ni siquiera ha comenzado. Solo tratamos de que todo siga normal. Solo llevé a Nymphadora a su casa, ya que se incomodó de estar aquí —dijo él, y yo agaché la cabeza, apenada. Era mi culpa que se hubiera ido.

—Lo siento, no quería arruinar tu cita, Remus —dije, mientras mi amigo se sentaba al pie de la cama.

—¿Mi cita? ¿De qué hablas, tonta? Nymphadora solo es una buena amiga y sabes que está con nosotros en las charlas de prefectos —eso era cierto, pero me incomodaba que estuviera ahí. Me senté para mirarlo a la cara.

—¿Cómo quieres que reaccione? Este año parecía que tenías un imán con ella, dejaste de lado a tus amigos, Remus —dije, y él se rió ante mi comentario.

—¿De qué lado hablas, niña? Ustedes son mi familia, nunca los dejé de lado —tenía razón, pero solo al ver cómo se reían, se tomaban de la mano y jugaban por todo el castillo.

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