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La oscuridad de la noche envolvía toda la ciudad. Las sombrías calles de Jomp City fueron iluminadas por explosiones, pequeñas pero lo suficientemente estruendosas como para alertar a varias cuadras a la redonda.

Los gritos de las personas no se hicieron esperar, mientras los ruidos de una feroz batalla entre los héroes de la ciudad y Adonis, quien se había convertido en una bestia interna, resonaban cada vez más fuertes.

Los Titanes quedaron aturdidos por los fuertes gruñidos que provenían de la sombra que se movía con rapidez y agilidad, esquivando sus ataques mientras se acercaba cada vez más.

Sin previo aviso, uno de los miembros del equipo recibió un fuerte zarpazo en el costado por parte de su oponente, causándole una herida sangrante y haciendo que perdiera su concentración.

"¡Chico Bestia, sácala de aquí!" gritó Robin a su amigo verde, quien luchaba contra Adonis convertido en un T-rex.

El joven corrió hasta su compañera, ayudándola a caminar mientras se adentraban en un viejo callejón apenas iluminado por una mediocre farola.

"Raven, ¿estás bien? Responde", le habló a su amiga una vez que estuvieron en un lugar seguro. "Vamos, Rae-Rae", pero la pobre chica estaba casi inconsciente, sin fuerzas para articular palabra, más pálida de lo normal y a punto de perder la vida.

La sangre se derramaba de su cuerpo. Chico Bestia intentaba detener la hemorragia aplicando presión a la herida, pero las expresiones de dolor y los pequeños gemidos que salían de la boca de su compañera lo angustiaban cada vez más.

"Raven", tomó el rostro de su amiga entre sus manos. "Raven, escucha, tienes que aguantar. En cuanto encuentre la forma de llevarte a la Torre T lo más rápido posible, te vas a recuperar, lo prometo". Chico Bestia se quitó la camisa de su traje y la utilizó para hacer un vendaje improvisado para la herida de Raven.

Tomó el cuerpo inerte de la joven semi-demonio en sus brazos y, transformándose en un gorila, comenzó a trepar edificio por edificio, dejando atrás la pelea en la que se encontraban sus compañeros.

En pocos minutos, se encontraban frente a las grandes puertas de metal de la Torre Titan. Al entrar, fue directo a la enfermería, donde colocó a la chica en una camilla mientras comenzaba a sanar su herida.

Cuando el resto de los Titanes llegaron, Garfield se encontraba en la sala de estar, observando las computadoras para monitorear a su amiga.

"Amigo Chico Bestia, ¿cómo está la amiga Raven?", preguntó Starfire con voz preocupada.

"Raven se encuentra estable. Perdió mucha sangre, pero se está recuperando rápido", respondió Chico Bestia, aliviando los suspiros de todos los presentes.

Las horas pasaron y Raven seguía sin despertar, aunque sus signos vitales se mantenían estables. Chico Bestia se encontraba junto a ella, tomando su mano con delicadeza mientras acariciaba su rostro con cariño y amor. A los ojos de él, Raven era como una frágil pero a la vez ruda y fuerte muñeca de porcelana que se estaba reparando de una gran caída.

La noche transcurrió en total silencio. Raven despertó al amanecer y se encontró con el joven verde sosteniendo su mano. Se removió un poco en la camilla con cuidado para no despertar a Chico Bestia.

Apenas sus pies descalzos tocaron el suelo, sintió un leve apretón en su mano.

"Raven, me alegra que hayas despertado", dijo Chico Bestia con la voz ronca y átona. "¿Cómo te sientes?"

Gar soltó la mano de su compañero con delicadeza.

"Bien", respondió Raven, mientras reinaba un incómodo silencio entre ambos. "Deberías ir a dormir a tu habitación", dijo en un parpadeo, y Raven se encontró en su habitación, dejando a Chico Bestia en la enfermería atónito por la reacción de su compañera.

A la mañana siguiente

La Torre Titan se encontraba en completo silencio. La mayoría de los integrantes del joven equipo de héroes aún descansaban en sus habitaciones. Solo dos de ellos estaban despiertos.
La chica gótica se encontraba en la azotea de la Torre Titan realizando su habitual meditación. Mientras la brisa matutina hacía ondear su cabello y capa, estaba sumergida en la importante tarea de controlar sus poderes y no se percató de la presencia de un par de ojos verdes que la espiaban desde la puerta.

Chico Bestia había despertado de buen humor como todas las mañanas, pero hoy se encontraba de mejor humor que nunca. La decisión que tomaría ese día definiría una parte muy importante de su vida, ya que planeaba declarar su amor a la persona que se había ganado su corazón desde su regreso de Tokio, o quizás desde mucho antes.

Se levantó temprano para preparar el desayuno para su amada chica gótica. Preparó lo necesario para hacer té, ya que era su bebida preferida, y luego comenzó a preparar hotcakes con miel y fruta por encima. Colocó todo en una bandeja y se dirigió a la habitación de su amada. En el camino, vio cómo la chica gótica se dirigía a la azotea, por lo que era el momento perfecto para entrar a su habitación sin ser descubierto.

Así lo hizo. Entró en la habitación de su compañera con mucha precaución, dejó la bandeja sobre su cama y sobre la almohada colocó una rosa negra con una carta. "Espero que te guste, Rae", susurró para sí mismo mientras observaba su hermoso detalle.

Un par de horas más tarde, Raven terminó su meditación y se dirigió a su habitación para buscar un libro antes de ir a desayunar. Se llevó una grata sorpresa al entrar y encontrarse con el delicioso desayuno que su amigo verde le había preparado con tanto amor, y sobre su almohada, una rosa negra con una carta. Observó la flor y la hoja entre sus manos con curiosidad. Con delicadeza, dejó la rosa en un florero que tenía en su mesa de noche y procedió a leer la carta mientras daba un bocado a los deliciosos hotcakes.

Sus ojos comenzaron a derramar lágrimas, su corazón latía rápidamente, sus manos temblaban y sus emociones clamaban por salir. En lo más profundo, sentía esa sensación de mariposas revoloteando en su estómago, sentía cómo su corazón latía por el chico bromista de los Titanes. Raven sabía que se estaba enamorando y sabía que estaba mal.

Continuará

blood on the wallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora