Horas después
Chico Bestia se había pasado el día en su habitación, había organizado y limpiado toda la estancia y ahora se encontraba frente a un pizarrón que le había pedido a Robin para planear una "sorpresa" para los Titanes.
Tan concentrado estaba que no se percató de una presencia detrás de su puerta hasta que escuchó como tocaban.
"¿Quién?" gritó, algo enojado por la interrupción.
"Soy... Raven", la chica se escuchaba algo confundida por la forma en que le contestó su amigo, pero siguió hablando. "Te traje algo de comida. No has salido en todo el día y me... preo... cupé". Una sonrisa cínica se dibujó en el rostro de Chico Bestia al oír las palabras de Raven."Un minuto", dijo, tomando rápidamente una manta y tapando el pizarrón antes de dirigirse a abrir la puerta. "Gracias por la comida", le dijo Raven, tomando la bandeja y dirigiéndose al interior de su cuarto. Sin embargo, antes de que Chico Bestia pudiera cerrar la puerta, Raven lo detuvo.
"Espera", dijo, tomándolo del brazo y evitando que cerrara la puerta. "Tenemos que hablar".
Chico Bestia la miró, alzando una ceja. "¿Sobre la carta?", preguntó, soltando el brazo del chico y mirando el suelo. Raven permanecía en silencio, sus ojos fijos en el suelo. La atmósfera en la habitación se había vuelto espesa, cargada de una tensión palpable.
Chico Bestia, aún sin comprender del todo dejó pasar a Raven a su habitación. Ella entró, y su mirada recorrió la estancia con una sorpresa que Chico Bestia no esperaba. La habitación no era el caos habitual de siempre. Todo estaba ordenado, limpio, casi impecable.
"Wow", dijo Raven, su voz era un susurro. "Desde cuando eres tan organizado".
Chico Bestia sintió un rubor recorriéndole las mejillas. "Bueno, a veces..." comenzó a decir, pero Raven se había acercado al pizarrón.
Antes de que Raven pudiera acercarse más, Chico Bestia la detuvo con un brusco movimiento, su rostro ahora lleno de rabia.
"¡No toques eso!", gritó, su voz ronca. "Es privado. Es mío".
Raven se encogió ante su tono. "Pero..."
"No hay 'pero', ¡sal de mi habitación!"
Chico Bestia se giró de espaldas a Raven, sintiendo una mezcla de furia, vergüenza y un profundo miedo que no podía explicar. Ese pizarrón guardaba secretos, secretos que no quería que nadie más conociera, secretos que estaban relacionados con su plan.
"Gar", expresó Raven antes de girarse y salir de la habitación. Se detuvo en la puerta, su voz apenas un susurro. "Si lo que tu carta dice es cierto, te espero en la azotea en dos horas".
Narra Raven
Salí de la habitación de Gar algo contrariada por la forma en que me trató. No entendía nada, ¿qué le sucedía? ¿Por qué reaccionó de esa forma cuando me acerqué a ese pizarrón? No comprendo nada.
Llegué a mi habitación y me dejé caer en la cama, cerrando los ojos. Mis emociones comenzaban a descontrolarse, volviéndome loca.
"¿Y si ya no nos ama?", preguntó Amor, desesperada.
"Me dio miedo que se enojara con nosotras", dijo Tristeza, escondiéndose detrás de la capa de Amor mientras lloraba.
"Raven, tienes que hacer algo, no puedes perder a Garfield", gritó Valiente a todo pulmón.
Las tres emociones dentro de mi se debatían, creando un torbellino de confusión en mi interior. Garfield estaba actuando de forma extraña.
"Tengo que saber la verdad", me dije a mí misma, respirando hondo y tratando de controlar el pánico que me invadía. "Tengo que hablar con él".
Mi decisión estaba tomada. Garfield me diría lo que le sucede esta noche. Habíamos quedado en la azotea en dos horas, así que aproveché para meditar.
Me coloqué en flor de loto y cerré los ojos, comenzando a repetir mi mantra.
Azarath Metrion Zinthos.
Azarath Metrion Zinthos.
Azarath Metrion Zinthos.Azarat... Mi respiración se cortó de golpe. Mi garganta se sentía apretada, y cuando abrí los ojos, ya no estaba en mi habitación.
Me encontraba tirada en uno de los pasillos de la Torre, rodeada de un charco de sangre seca. Sentía mi cuerpo con gran pesadez. Me levanté, y en ese momento sentí un gran dolor en mi abdomen. No le hice caso y seguí caminando.
Las paredes de mi hogar estaban llenas de rasguños y sangre. Llamaba a mis amigos, pero ninguno respondía. La preocupación comenzaba a apoderarse de mí, cuando escuché un fuerte rugido a mis espaldas.
Me giré lentamente, y mis ojos se abrieron de par en par. Un enorme monstruo, con colmillos afilados y ojos rojos como brasas, se abalanzó sobre mí. Sus garras se clavaron en mi pecho, y un grito de terror se escapó de mis labios.
Desperté en mi habitación, el sudor recorriendo mi cuerpo. Respiraba pesadamente, mientras sentía cómo mi cabello caía extrañamente por mis hombros y mi espalda hasta mi cintura.
Me puse de pie con rapidez y me dirigí al espejo para comprobar que estaba en lo cierto. Mis poderes de Banshee se habían activado de nuevo.
Caí de rodillas, sosteniendo mi cabeza y rezando a Azarath para que esto no fuera real, para que esta situación no se estuviera repitiendo. Pero no podía tener tanta suerte en mi pésima vida.
"¿Por qué Azarath? ¿Por qué me pasa esto? ¿Por qué tengo que ser este monstruo?", sollocé, las lágrimas calientes recorriendo mi cara. No podía controlarlos, no podía controlar nada. Mi cuerpo temblaba, mi mente era un torbellino de emociones confusas y dolor. Sentía el poder dentro de mí, una fuerza salvaje y caótica que me consumía. Era un monstruo, un ser de oscuridad y destrucción.
El miedo me paralizaba. No sabía qué hacer, a quién acudir. ¿Cómo podría controlar este poder que me amenazaba con consumir? ¿Cómo podría evitar hacer daño a las personas que quería?
De pronto perdí el control de mis poderes. Una fuerte ráfaga de energía oscura salió de mi cuerpo, destrozando mi habitación y dejándome agotada e inconsciente en el suelo.
No sé cuánto tiempo estuve así, pero solo sé que sentí como me tomaban en brazos y me acostaban sobre algo suave y cómodo, mientras me sostenían la mano. La calidez de esa mano me transmitió un poco de paz en medio del caos que me rodeaba.
Intenté abrir los ojos con dificultad, pero mi cuerpo estaba demasiado agotado. Solo vi una figura junto a mí, una figura de color verde.
Continuará
ESTÁS LEYENDO
blood on the walls
RandomGarfield pierde el control de sus poderes, la bestia toma el control en su cuerpo humano convirtiendo al adorable, siempre sonriente y positivo chico en un sicopata sediento de sangre