Narra Raven
Luego de un rato de estar dándole vueltas a lo que me pasaba, me decidí que lo mejor sería dormir. Me recosté en la cama y en cuestión de segundos caí en los brazos de Morfeo.
Sueño de Raven
Un ruido sordo me despertó, como el chirrido de una puerta abriéndose. No le di mucha importancia, me removí inquieta en la cama mientras sentía una presencia junto a mí. Por alguna razón, no podía despertar. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, una sensación de peligro que me inundó por completo. El olor a azufre, como el que emanaría del mismísimo infierno, me invadió las fosas nasales, intensificando mi terror.
Mi corazón latía con fuerza contra mis costillas, cada latido un martillo que golpeaba mi pecho. Intenté gritar, pero mi voz se ahogó en un silencio sepulcral. Sentí un aliento cálido rozando mi mejilla, y un escalofrío me recorrió la espalda. Era como si un ser de las tinieblas se hubiera acercado a mí, aterrorizándome sin decir nada. La oscuridad de la habitación me envolvía como un sudario, aprisionándome en un miedo visceral que me paralizaba.
Unas manos frías y huesudas me tocaron la pierna, una punzada en el pecho me decía que algo estaba mal y mientras más sentía ese toque gélido más incómoda me sentía.
—No tengas miedo, Raven —susurró una voz profunda y seductora, como un eco lejano que reverberaba en mi mente.
—¿Quién eres? —logré articular con dificultad, mi voz temblorosa resonando en la oscuridad. La confusión y el terror se entrelazaban dentro de mí.
—Soy lo que has estado buscando —respondió la sombra, acercándose más, su presencia era opresiva—. Eres más fuerte de lo que crees... y más vulnerable de lo que imaginas.
Intenté moverme, pero mi cuerpo estaba atrapado en una pesadilla. La sensación de impotencia me invadía mientras la sombra se deslizaba más cerca, su aliento caliente acariciando mi piel.
—No... no quiero esto —dije, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con brotar de mis ojos. La desesperación se apoderaba de mí.
—Pero no puedes escapar de tu propia oscuridad —replicó la sombra con un tono que mezclaba desafío y seducción—. Siempre has estado sola en esta lucha. Permíteme ayudarte a liberar todo ese poder que llevas dentro.
—No necesito tu ayuda —respondí con más firmeza de lo que sentía, aunque el terror seguía apretando mi pecho—. Solo quiero despertar.
La sombra se rió suavemente, un sonido que resonó como un eco macabro en la penumbra.
—Despertar... ¿y qué harás entonces? ¿Volverás a esconderte? ¿A vivir en la mediocridad? No tienes idea de lo que eres capaz, Raven.
Con cada palabra, la oscuridad parecía cerrarse más a mi alrededor. Sentí cómo sus manos frías comenzaban a deslizarse por mi cuerpo, y el pánico se apoderó de mí.
—¡Detente! —grité, aunque mi voz sonó apagada y débil—. ¡Déjame en paz!
Pero la sombra solo sonrió, acercándose aún más.
—No puedes huir de lo inevitable. Este es solo el comienzo.
En ese instante, un ruido sordo resonó en la puerta de mi habitación, como si alguien intentara abrirla.
Fin del sueño
Desperté sudando y agitada, sintiendo que me faltaba el aire. Las lágrimas comenzaban a caer de mis ojos, una mezcla de miedo y confusión inundaba mi mente. La imagen de la sombra seguía persiguiéndome, como un eco persistente en mi memoria. Intenté calmarme, respirando profundamente, pero el terror aún se aferraba a mí con garras invisibles.
Después de varios minutos de lucha interna, logré tranquilizarme lo suficiente como para levantarme. Los golpes en la puerta no cesaron durante ese tiempo, resonando en mi mente como un tambor inquietante. Finalmente, me armé de valor y me dirigí hacia la puerta, sintiendo que cada paso era un desafío a la ansiedad que me envolvía.
Al abrirla, me encontré con un agitado Chico Bestia, su rostro pálido y sus ojos desorbitados.
—Lamento la hora, Rae, pero necesito tu ayuda con urgencia —dijo, su voz entrecortada por la prisa.
La preocupación inmediata en su expresión hizo que mi corazón latiera con más fuerza. A pesar de mi propio miedo, la inquietud en su mirada captó mi atención.
—¿Qué sucede? —pregunté, intentando dejar de lado las sombras que aún danzaban en mi mente.
–Necesito que abras un portal a esta dirección–, me dijo Gar, entregándome un papel con una dirección escrita en letra apresurada:
456 Calle del Eco Silencioso, Edificio Sombras, Apartamento 7B, Cloverton, USA
–Para qué quieres ir ahí?–, le pregunté, con una sensación de inquietud que me recorría. Sabía que la patrulla rondaba esa zona, pero no entendía su urgencia.
–Por fin lo encontré, Raven, mi tío. El único familiar que tengo. Me lleva buscando desde la muerte de mis padres y por fin lo encontré. Tengo que ir a verlo enseguida–, dijo, la emoción vibrándole en la voz, más intenso de lo habitual.
–De acuerdo, Gar‐, dije firme, con una sonrisa que no llegaba a mis ojos. –Te abriré el portal, pero con una condición–.
‐La que sea, Raven–. Su tono era ansioso, casi suplicante.
Solté un suspiro y lo abracé con fuerza. –Promete que regresarás pronto. El equipo te necesita, yo te necesito–, susurré, sintiendo su cálido aliento junto a mi oído.
–Lo prometo, Rae Rae. Prometo que regresaré–, respondió, y de pronto, la tensión se esfumó de su rostro, regresando a ser el Gar que yo conocía: el chico verde, con su sonrisa fácil y sus ojos llenos de vida.
Nos separamos y, con un esfuerzo considerable, abri un portal hacia la dirección que me había dado. La energía me recorría como un torbellino, una sensación familiar, pero agotadora.
–Debes ir ya, no puedo mantenerlo abierto por mucho tiempo–, dije, con la voz entrecortada.
–Gracias, Rachel. Eres la mejor–, dijo Gar, y se adentró en el portal. En un instante, la puerta dimensional se cerró, dejándome sola en la habitación.
Me recosté en la cama, con la mente divagando. "¿Enamorada?". La palabra resonó en mi cabeza como un eco. Yo, Rachel Morningstar Roth, enamorada de Chico Bestia. Una idea absurda, un sinsentido. Los demonios no sienten, son seres oscuros y solitarios, destinados a sufrir en las llamas del infierno por sus pecados. Y, sin embargo, ahí estaba yo, enamorada de ese chico verde, de ese tonto con un corazón de oro.
Continuará.
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blood on the walls
RandomGarfield pierde el control de sus poderes, la bestia toma el control en su cuerpo humano convirtiendo al adorable, siempre sonriente y positivo chico en un sicopata sediento de sangre