I

21 3 0
                                    


Barcelona, España

Olivia

Dios, he estado 4 horas sentada en un avión, y la verdad es que me duele bastante el culo.

¿Que si estoy feliz de mudarme a Barcelona lejos de mi padre y mis hermanos después de haber estado toda mi vida viviendo en Tenerife? Pues sí, porque es para entrar en la academia de baile de mis sueños. Es la mejor academia de baile de Europa, y me hizo mucha ilusión que me cogieran.

Mientras esperaba a que los demás pasajeros se bajasen de aquel gran avión, sentí como me vibraba el móvil interrumpiendo mi batalla de pensamientos, así que lo cogí de inmediato.

-Livia! ¿Ya saliste del avión? Te estamos esperando-.

-Que impaciente eres Sira-. Dije soltando una risita. -.No, no me he bajado todavía, hay mucha gente y yo estoy de las últimas.

-Pues vamos!-. Y una vez me dijo eso, me colgó.

Sira es mi mejor amiga desde que tengo memoria, somos amigas porque nuestras madres eran mejores amigas. Ellas se conocieron en el instituto, en valencia, porque mi madre lo hizo allí, ya que mi abuelo se tuvo que mudar por trabajo, pero después de la universidad, siguieron mantenimiento el contacto, al igual que nosotras, que aunque Sira viva en Barcelona y yo hasta hace unas horas, en Tenerife, nos visitábamos la una a la otra al menos un fin de semana al mes y todas las vacaciones.

Mientras seguía hundida en mis pensamientos, escuché la voz de un niño malcriado quejándose que me hizo rodar los ojos y mirar hacia su dirección.

-¿Te puedes quitar? Estás bloqueando todo el paso, niñata-. Dijo con voz de idiota.

-Me quito si me da la gana imbécil, así que cierra la boca y deja de molestar, ¿quieres?

-Tu no sabes con quién estás hablando.

-¿Ah si? ¿Con el rey de España y no me he enterado?-. Dije rodando los ojos.

Después de eso cogió su botella de agua y me la tiró entera encima de mi cabeza, que se fue escurriendo hasta llegar a mi camiseta y mis pantalones.

Hijo de puta.

-Ups-. Dijo con una sonrisa pícara.

Yo no le respondí, simplemente cogí el café que me había sobrado, le levanté un poco el chándal que llevaba puesto, y derrame todo el caliente café a través de sus pantalones, y me atrevería a decir que de su ropa interior.

-Agggg, está caliente! Niñata!

-Ups-. Respondí con una sonrisa pícara repitiendo su acción.

Y una vez hecho esto, la cola empezó a avanzar, así que cogí mi maleta rápidamente y me fui pitando de allí, mientras dejaba al imbécil ese sacudiéndose la ropa y maldiciéndome por lo bajo.

¿Que si me he pasado? Pues no, nadie se ríe de Olivia Díaz, y menos un niñato cómo él.
Cómo me vuelva a encontrar a ese chico lo va a pasar muy pero que muy mal.

-Livia!-. Escuché las voz de Sira retumbando en todo el aeropuerto.

-Sira!-. Me giré bruscamente y me encontré a mi mejor amiga corriendo hacia mi con los brazos abiertos. Hacía mucho que nos veíamos, no pudimos vernos ese mes debido a mis exámenes finales y la mudanza, así que era la primera vez que nos veíamos en 3 meses.

Sira llegó hasta mi y nos caímos al suelo en medio de nuestro abrazo.

-Cuanto te he echado de menos

-Yo también, Sira, pero déjame respirar porfavor, que me estás asfixiando

-Que poco cariñosa eres, de verdad-. Dijo haciéndose la enfadada mientras nos levantábamos del suelo.

-Anda ven-. le respondí dándole otro pequeño abrazo cariñoso.

-¿Nos vamos? Voy a ir a buscar a mi padre-. Me preguntó mirando hacia varios lados buscando a su padre, Luis Enrique, ya saben, el entrenador de la selección española.

-Vale, te espero aquí-. No debería haber dicho eso, porque sentí unas malas vibras y ahí fue cuando volví a ver al chico del café, que seguía todo manchado, y cuando hicimos contacto visual cuando pasó por delante de mi con su maleta, me miró con cara de asco y yo le saqué la lengua cómo una niña pequeña en señal de victoria.

Cuando Sira volvió acompañada de su padre, lo saludé a el también, es muy majo conmigo, me cae muy bien. Y después nos subimos en su coche y nos llevó a su casa, donde iba a vivir hasta que cumpla los 18 y consiga un piso para mí.

Cuando llegamos, saludé a Sandra, la madre de Sira, la quiero mucho, es cómo una madre para mí, las dos nos queremos mucho y yo creo que en parte es por la pérdida de mi madre.

Mi madre murió cuando yo tenía 12 años a causa de un cáncer. Y mi padre, mis hermanos y yo lo pasamos bastante mal, pero unos días después llegaron Sandra y Sira para animarme. Sandra me cuidó mucho y no dejó de sonreír para que me sintiera mejor a pesar de que ella había perdido también a su mejor amiga.

-Olivia!-. Me dijo Sandra acercándose hacia mi con los brazos abiertos.

-Que alegría verte, Sandra-. Le dije con una sonrisa y correspondiéndole el abrazo.

-¿Quieres algo de comer? Debes estar muerta de hambre, ya es casi la hora de cenar.

-La verdad es que si, llevo bastante rato en el avión, y no tenía dinero para comprar nada.

-Pues voy a hacer la cena ahora mismo, puedes ir a acomodar tus cosas al cuarto de siempre mientras tanto.

Así que eso hicimos, Sira y yo estuvimos hablando de todo un poco, y poniéndonos al día mientras colocaba mis cosas en la habitación dónde siempre me quedaba cuando venía a casa de Sira. Era prácticamente mía, estaba al lado de la habitación de Sira y teníamos dibujos colgados de cuando éramos pequeñas.

Cuando terminamos, nos sentamos en la cama, y le conté lo que me pasó en el avión con aquel idiota.

-No sé si fue más cabrón él o tu, eh tía.

-Pero qué dices Sira! Si el que empezó fue él!.

-Ya pero tú le tiraste el café por los huevos.

-Me la pela tía.

Y en ese momento nos llamó Sandra para ir a cenar.

-----------------------------------------------------------

Les ha gustado el primer capítulo de la historia? Espero que sí! Sé qué ahora está un poco aburrida, pero esto no ha hecho más qué empezar. La cosa se va a poner interesante.

Si tenéis alguna duda, No dudéis en preguntármela!

No os olvidéis de votar! ❤️

Adiós amigas 💋

CONEXIÓN - Pablo Gavi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora