·ANTES DE·

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Mi padre no estaba, mi madre se había tomado una caja entera de pastilla para dormir, mi hermana se había encerrado en el baño como siempre, para cortarse, era el momento para escapar.

Cerré la puerta de mi casa intentando no hacer mucho ruido, bajé las escaleras del bloque, otra pintada en la pared, malditos yonkis de mierda, todos los días decoran el interior del portal con mensajes preciosos, como:

"Aquí vive una PU**, servicios gratis" "Que te follen Mackencie", cosas así dedicadas a mis vecinos.

Pisé la calle, como de costumbre, olor a drogas, que asco, podrían morirse todos de una sobredosis. A mi lado un grupo de chavales viviendo su momento más feliz del día después de ser expulsados del deprimente y único instituto del barrio, fumaban un porro entre los cinco mientras también compartían una botella de cerveza caliente, es triste hasta que tengan que repartirse la droga, si por mi fuera le daría uno a cada uno, da mucho asco fumarse esa mierda con cuatro más, pobres.

Eso era lo que mis ojos veían cada vez que salía de mi casa, sin mas rodeos el conocido Bronx de Nueva York.


En las esquina me esperaban mis tres mejores amigos, Joe, Tom y Sam. Sam era un chico travestido, mi mejor amigo sin duda.


-Hey Char, escapaste al final.- dijo Tom mientras chocábamos nuestras manos los cuatro.


-Claro, en mi casa es facil escapar, y lo sabéis, mi padre se fue, no se a donde, mi madre se tomo la mierda de su droga, según ella son pastillas para dormir y a mi hermana le dejo Ricky ayer, lo vio tirándose a una prostituta borracho en medio de la calle por la noche cuando volvía a casa después de trabajar y ahora se está cortando las venas como de costumbre chicos.


-Jo, vaya panorama tía.-dijo Joe.


-Si Joe, pero pronto acabará, mis padres se divorcian.


-Mejor, el cabrón de tu padre solo hace maltratar a tu madre y desde luego no te conviene vivir con él.- dijo Sam


-Vamos a dejar de hablar de esto y vámonos de una vez a algún sitio que no sea este.-dije con tono desesperado.


Y así eran todos los días de mi vida, a veces iba a clases, pero la mayoría tenía que quedarme en casa para vigilar que mi padre no mataba a mi madre.

CHARLOTTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora