Pansy. «Me alegra ofrecerte buenas vistas»

102 8 2
                                    

Nunca pensé que ser una buena amiga para Draco significase que tuviese que llevar de compras a Hermione Granger. La vida daba muchas vueltas. Y no estaba segura de si esas vueltas me gustaban. Desde que la vi esperándome en la puerta de la tienda, quise dar media vuelta y marcharme, pero se lo debía a Draco.

—Buenos días, Granger. Diría que espero que hayas descansado, pero viendo esas tremendas ojeras, algo me dice que no. Querida, no ten vendría mal usar corrector de vez en cuando. No pica ni nada.

—Buenos días a ti también —respondió ella, de mal humor.

—¿Qué pasó anoche? ¿No podías dormir de la emoción de verme hoy? Me halagas.

—Pansy, ¿alguna vez te han mandado a comer mierda?

—Ay, venga, no te enfades. Ahora en serio, ¿por qué estás durmiendo mal?

—No es asunto tuyo.

—Bueno, vale, vale. Solo lo decía por si querías hablar, por Merlín.

—¿Qué te hace pensar que lo hablaría contigo?

Era el momento perfecto para soltarle alguna indirecta respecto a su situación con Weasley. "Quizás el hecho de que pierdes amigos por momentos". O un: "Ay, es cierto, que te dio por dejar de hablarle a los demás". Pero no podía hacer eso. No era asunto mío y probablemente estaba delatando los secretos del pelirrojo. Y, si por algo se me conocía, (además de por ser una "zorra"), era por ser discreta. Así que me mordí la lengua, sonreí y cambié de tema.

—Entremos, ¿sí? Tendrás que estar divina para la fiesta.

Hermione me siguió, sin más protestas. En cuanto entramos a la modista, tuve que contenerme para no abalanzarme a comprar al menos tres vestidos espectaculares. Ese día, no estábamos allí por mí, sino por..., bueno, ex-dientes de castor.

—Que conste que no iré vestida con ese tipo de ropa —dijo la castaña señalando con desprecio uno de los vestidos que tan hermosos me habían parecido a mí. El escote llegaba hasta el ombligo y tenía una apertura en la falda que dejaba ver hasta la cadera. 

—Cariño, ya lo sabía. No todo el mundo puede lucir ese tipo de galas —respondí, mientras me dirigía a la sección apropiada para alguien como ella.

Ella me siguió, mientras sus ojos deambulaban por la habitación. Me concentré en mi tarea y encontré un tejido voluminoso de tul vaporoso que me recordó al vestido que había llevado en el baile de Navidad. La falda parecía sacada del armario de una duquesa de antaño. El torso, por otra parte, era ajustado al pecho y liso, para contrastar la textura.

—¿Qué te parece este? —pregunté, mostrándoselo.— El único problema es que no lleva mangas y no creo que estés acostumbrada a este tipo de corte. Pero no temas, es fácil colocarle unas mangas abullonadas que te den la sujeción que necesitas a la vez que la textura etérea para que encaje en el estilo del traje.

Ella lo observó en silencio por un largo tiempo. Parecía sorprendida, confusa y deleitada. Sonreí para mis adentros: "Mujer de poca fé".

—Es... muy lindo —dijo, finalmente—. Pero no sé si podré permitírmelo.

—Ay, cariño, no desesperes. Tú no tendrás que pagar ni un galeón.

—¿No? ¿Quién va...? No, no permitiré que tú pagues por mí. 

—Ay, no, no —me reí—. Será Draco. Además, no es barato, al menos para alguien como él o como yo. 

Ella parecía reticente.

Besos de humo | Dramione & RonsyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora