Magic Tea bag

1.5K 193 56
                                    

Satoru caminaba con un gran mapa en su mano tratando de encontrar el lugar de la misión. Se trataba de una pequeña aldea olvidada por Dios a las afueras de Tokio.

—¿Estas seguro de que vamos en la dirección correcta?—preguntó su acompañante, cuyo flequillo caía empapado de sudor sobre su cara.

—Deberíamos estar por llegar—contestó poniendo el mapa de cabeza.

—¿No has pensado en lo fácil que sería si existiera algún aparato que nos guíe automáticamente hasta allá?

—No es mala idea, pero por ahora, solo tenemos estos tontos mapas de papel—se quejó el chico de cabello blanco.

Apenas era el año 2006 y la idea de tener smartphones y Google maps, era algo fuera de la imaginación de cualquier mortal.

Gojo y Geto, caminaban exhaustos bajo el fulminante sol de mediodía que se alzaba sin piedad sobre sus cabezas. Ambos habían estado caminado por horas sin éxito.

Normalmente, Suguru hubiese invocado su dragón de arcoíris para llegar rápidamente al lugar, pero esta vez, el lugar estaba tan alejado, que prefería dejarlo descansar para usarlo al momento de volver.

Yaga les había encargado una misión bastante simple pero necesaria, puesto que una maldición de bajo rango, se había instalado en un pequeño pueblo a los pies de una gran montaña, y con el paso de los días comenzaba a crecer, por lo cual había que erradicarlo pronto, antes de que se convirtiera en un dolor de cabeza.

—Esto es un asco, ni siquiera era necesario que yo viniera—se quejó el pelinegro.

—¿De qué hablas?

—Ya sabes, esta misión es demasiado fácil para dos personas; es como; ¿cuántas personas necesitas para cambiar una bombilla?

—Eso no es cierto, es necesario que estés aquí.

—¿Ah si?; ¿y porque?

—Porque si no estuvieras aquí no tendría a nadie con quién hablar.

Suguru realmente no sabía si tomarse eso como un alago o como un insulto. Pero no podía quejarse, después de todo, hacer cualquier cosa por insignificante que fuera, siempre era mejor mientras estuvieran juntos.

—Lo que me faltaba, ser tu dama de compañía —se quejó igualmente.

—¡Llegamos!

De no ser, por qué los reportes informaban que el lugar estaba poblado por tan solo quince personas, los chicos hubiesen pensado que se trataba de un lugar abandonado, o un pueblo fantasma.

—Este lugar es deprimente.

—Terminemos pronto con esto y volvamos a jugar Mortal Kombat—respondió el albino

—Separemonos y veamos quién encuentra primero ese bicho—propuso el moreno.

—Si lo derroto primero que tú, me darás un masaje—bromeó el albino.

—Creo que serás tú el que me de ese masaje—replicó.

Ambos se separaron en busca de la maldición.

Suguru caminaba sigilosamente por las calles de tierra, observando las viejas casas de madera que rechinaban a ratos. De pronto, a lo lejos, observó un gran bulto blanco y encorvado. El pelinegro se acercó curioso a ver de qué se trataba, pero al llegar notó que solo era una anciana. Estaba estática, mirando hacia el horizonte, con sus ojos hundidos y sus huesos marcados, era un poco tétrica de ver.

—Disculpe, señora, le sugiero que entre a su casa, es peligroso acá afuera.

Solo hubo silencio.

Magic Tea Bag ✧OneShot✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora