Percy Jackson y la prisión de los dioses -COMPLETO-

Capítulo 14: Reunión

Bueno, creo que los perdí. Sé que ustedes me van a matar, pero Percy y Annabeth no van a tener su muy esperada pelea / conversación hasta después de que Percy rescate a Zeus. ¿Cuándo es eso lo que puedes preguntar? No diré nada. Sin embargo, te daré otro capítulo para mantenerte ocupado.

La mayoría de las personas sanas no navegarían cerca del Mar de los Monstruos, pero la mayoría de las personas sanas no se llaman Percy Jackson. Yo por otro lado, soy. Así que dirigí el barco directamente hacia el centro. Por supuesto, llegar allí no sería fácil. Charybdis y Scylla nos estaban esperando cuando nos acercamos. Dirijo la nave hacia Scylla, un plan bastante malo en mi cabeza. Antes de que alguien pudiera parpadear, Scylla se lanzó, tratando de arrebatar a Dioniso. Estuve solo medio segundo más rápido gracias al poder de Hermes.

Me las arreglé para agarrarme a Scylla, lo cual no fue una muy buena idea. Me arrojaron por el aire y me arrojaron hacia Charybdis. Cuando caí, escuché a una de las diosas gritar: "¡Percy!" Justo antes de perder de vista el barco, vi a Athena estirando su mano en mi dirección. Me agarré a un diente en la boca de Charybdis para evitar que me tragaran entero. Disparé unas pocas docenas de flechas en su boca, pero no pasó nada.

En la desesperación, disparé una explosión de energía piadosa. Charybdis fue incinerado, pero caí al océano sintiendo que estaba sufriendo un derrame cerebral, un ataque cardíaco y una convulsión al mismo tiempo. De acuerdo, mala idea usando pura energía piadosa, pero estaba desesperado. Si no fuera por el océano y los poderes de Apolo que me curan, habría muerto ese día.

Mientras estaba bajo el agua, podía distinguir una ciudad submarina compuesta por cinco cúpulas transparentes. La quinta cúpula, la del medio, era más grande que las otras por mucho. En medio de esa cúpula, pude ver la forma de Typhon luchando contra sus cadenas. La prisión del tifón. Lo habíamos logrado.

POV de Annabeth

Vi a Percy hacer pedazos a Charybdis y luego hundirse en el océano. Me volví a poner la gorra para evitar que los otros dioses me notaran. Hermes se alejaba de Scylla tan rápido como el barco podía llevarnos. Scylla volvió a arremeter, golpeándose la cabeza contra el bote y haciendo que golpeara violentamente. Tan violentamente, de hecho, me arrojaron del bote al océano junto con todos los demás. Apreté mis manos contra mi cabeza para asegurarme de que mi sombrero no se cayera.

Percy nadó para encontrarse con nosotros y nos encerró a todos en una burbuja de aire. Contuve el aliento, rezando a todos los dioses que no estaban en esta burbuja conmigo para que no me notaran. Percy incluso rozó mi hombro, pero afortunadamente no se dio cuenta. Finalmente descendimos a la entrada de la prisión de Typhon, donde los semidioses manejaban torretas de arpón que actualmente estaban entrenadas en nosotros. Al menos hasta que vieron quiénes éramos. O más bien, quiénes eran todos menos yo. Si me hubieran visto, lo más probable es que nos hubieran criticado.

Entramos en una de las cúpulas. En el interior estaba lleno de carpas, armas y rebeldes con cicatrices de batalla. Aparentemente, la rebelión no fue exigente con quién se unió a ellos. Vi semidioses, sátiros, cíclopes, mortales, ninfas de madera, arpías, lo que sea.

Dos semidioses se fueron para relevar a la gente en servicio de torreta. Los dos semidioses que habían sido relevados abandonaron sus trajes submarinos y se apresuraron a encontrarse con Percy y los demás.

"Percy!" Nico dijo, encogiéndose de hombros con su traje de buceo. "Lo lograste!"

Se abofetearon unos cinco, y el otro semidiós, una niña de dieciséis años con cabello negro, abrazó a Percy. Cuando se separaron, vi que tenía feroces ojos azules.