No supo en que momento sucedió, pero de un segundo a otro pasó de estar reclamándole a Yun a que ambos estuviesen besándose a un ritmo desordenado.
No entendía nada, y a pesar de que estaba lleno de dudas, su mente parecía haberse quedado en blanco en el momento que Yun le exigió que se detuviese, y todo lo que fue capaz de hacer fue corresponder el gesto, aún asimilando el que el muchacho realmente se estaba dejando llevar por sus deseos. Los finos labios de Yun se movían sobre los suyos ansiosamente, como si buscase absorber todo de él en ese mismo instante. Quería darse el tiempo de probar detenidamente la boca del mexicano, pero estaba tan desesperado que no creía poder actuar con calma, mucho menos al sentir como los brazos ajenos se enroscaban alrededor de su cintura y acercaba sus cuerpos de tal manera que no existía distancia entre ellos. Esa fue la próxima señal que necesitó para saber que Maxito estaba disfrutando del momento tanto como él.
Sus manos cosquilleaban, ansiosas por tocar tanto como le fuese posible, y fue casi automática la manera en que le quitó al más bajo la gorra que llevaba para así poder intensificar el beso, lanzándola a un punto indefinido y empujando un poco más al pequeño contra la muralla, extasiado por la sensación que era tener su cuerpo recluido de esa manera bajo él. Los segundos transcurrían, y todo lo que se podía escuchar en el lugar eran los lascivos chasquidos que producían el movimiento de sus labios, y sin darse cuenta llegó ese contacto que Yun no podía retener más, sus manos descendieron por el cuerpo del mexicano, apretando suavemente su nuca antes de deslizarse por su espalda y así poder sujetar con fuerza esa estrecha cintura que tanto había anhelado conocer con sus propias manos. No le importaba el que tuviese que estar algo agachado para esa acción, pues sentía que valía la pena si podía sujetarlo de esa forma tan posesiva que comenzaba a volverlo loco.
Max se acomodó a la nueva posición, intercambiando así los lugares de sus manos y llevándolas hasta la nuca del pelinegro, aún sintiendo como si fuese una mentira que el chico se encontrase allí, besandolo como si no pudiese tener suficiente de él. Pero llegó finalmente el momento en que Yun se separó, no queriendo ocupar su tiempo solamente en besarlo cuando claramente ambos estaban deseosos por algo más, por lo que no demoró en descender su rostro hasta el cuello del castaño, y Max se sintió marear al sentir el aliento del coreano sobre su piel.
-Yun -le llamó en un suspiro cuando abrió sus ojos, intentando volver a su lado racional ahora que los labios del chico no estaban sobre los suyos. Yun sintió un escalofrío al oírlo- ¿Qué haces? -exigió saber, terco como muchas veces antes había demostrado ser.
-Shh... Cállate Maximili -su voz se escuchaba algo ronca, y no tardó en provocar estragos en el más pequeño. Si, aún estaba enfadado por múltiples razones, pero no era de piedra, e inevitablemente su cuerpo estaba comenzando a reaccionar positivamente a la cercanía del chico.- I am boss... Remember? -le recordó en un murmullo, y el mexicano sintió que solo esa frase lo estaba llevando al cielo y al abismo de forma simultánea al ya saber por el camino que iban sus palabras- Entonces tú... Obedecer me, ok?
Max tragó saliva con pesadez, y sus sentidos se agitaron al notar como, aún cuando no había dado una respuesta, el más alto comenzó a repartir besos en la curvatura de su cuello, primero tentativamente, como si algo dentro de él aún estuviese batallando consigo mismo, pero poco a poco iba soltándose más, y llegó un punto en el que lo que habían sido simples besos comenzaron a convertirse en succiones. Yun recordó las múltiples veces en que los celos le habían llevado a pensar en escenarios cuestionables, y en ese momento no pudo evitar el sentirse victorioso, satisfecho con la idea de que de alguna forma podría dejar una marca tangible en el cuerpo del chico y que así cualquier otra persona sabría de antemano que le pertenecía. Que era su hipopótamo.
-Ay no, Yun... No empieces con tu boss ni que nada, yo no voy a seguirte el juego... -quiso resistirse un poco- I am boss too -le respondió en un tono que se escuchaba algo desafiante, siendo aquello algo que habían conversado más de una vez antes. Max sabía que en cualquier otro momento ya se habría entregado por completo, pero con todo lo que había ocurrido entre ellos no quería dejarle el camino tan fácil al menor. Simplemente no quería demostrarle que a pesar de todo su cuerpo y sus sentimientos continuaban siendo débiles a su presencia, a su voz, o incluso a pequeños detalles como la manera en que decía "Maximili", y convertía sin esfuerzos un apodo en algo tan especial.
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Celos ➷ Yunmax [+18]
Fiksi PenggemarYun continua su rutina después de que Max y él terminan y el último se va de Corea, pero una batalla con un chico desconocido acaba provocando en él un sentimiento del que creía haberse deshecho. Aclaración: Esto sólo es ficción, no va con intencio...