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>Solo imaginé lo precioso que podría ser arriesgarse y que todo salga bien<
Mario Benedetti
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Aiden
Todos piensan 'oh Aiden, de los mejores jugadores del equipo, eres increíble' odio tanto que me idolatren, creo que es más bien porque aún y con la atención de medio instituto sobre mí,nunca me ha gustado ser el centro de atención. Es un tanto incómodo.
Soy como cualquier otro jugador en el equipo. Ni siquiera soy el capitán.
Me esfuerzo como todos los demás.
La peor y más loca parte, es cuando las personas no me saluden ni me hablen- aunque no me sienta tan bien con tantas miradas sobre mí- confirmo que lo más raro es cuando no me saludan aún y cuando se nota que quieren hacerlo. No soy engreído. Tampoco me molesta conocer nuevas personas. Más bien siempre he sido de varios amigos, es agradable.
A veces hasta me recuerdan a las novelas que lee Lissy. Éstas personas son un tanto raras.
Es fácil que los humos suban cuando empiezas a notar la atención de la mayoría de los demás estudiantes, más bien mis compañeros de deporte son el claro ejemplo de ello. Más sin embargo mi madre siempre me ha enseñado que la humildad es de las cosas más importantes.
Así que no, no soy el que verán presumiendo ésto y aquello con medio mundo. Mucho menos para llamar la atención de alguien.
Es algo complicado estar en un equipo y ser el que mejor juega- según el entrenador. Aunque no sea el capitán, lo sé,es raro- ya hace que los niveles de que me conozcan crecen...no me ayuda mucho en ese aspecto.
Estoy en plena práctica de Baloncesto y el entrenador, como siempre, pretende dejarme sordo al gritarnos a todos mientras yo estoy a su lado.
-¡Vámos! - aplaude con fuerza- ¿¡Están cansados acaso!? ¡PUES TAMPOCO ME IMPORTA, MUÉVANSE! - lo miro mal por un momento,mi respiración es un desastre- ¿Qué mira tanto, Meyer? ¡A practicar!
El entrenador Michael ama gritarnos,eso nos queda más que claro.
-No hace falta que grite si estoy a su lado señor - le recuerdo tapándome un oído- ya llevamos tres horas entrenando. Y tenemos hambre - los demás chicos lo confirman.
-Eso es cierto señor- escucho que uno habla- además, ésta semana hemos practicado bastante. ¿Ya podemos irnos?
El entrenador parece dudarlo unos segundos. Su ceño está ligeramente fruncido mientras piensa, qué es lo mejor. Dejarnos morir una hora más,o por fin terminar el entrenamiento.
-Bien- dice dándose por vencido- ¡Pero los quiero aquí la próxima semana a primera hora! Pueden irse niñitas.
Gracias Dios.
Al fin comeré algo.
Solemos asistir tres veces a la semana para entrenar, ya que la mayor parte del tiempo estamos ocupados con las actividades que debemos realizar. En realidad la universidad nunca ha participado en un juego con otro instituto. Más bien hace dos años fué que apenas aceptaron tener algo más que simple educación física y propusieron tener un equipo de Baloncesto.Y aquí estamos. No muchos pero si los suficientes como para formar un equipo decente.
En ocasiones competimos entre nosotros mismos pero nada más.
