Decepciones y tragedias... ¿Quién no las ha experimentado en la vida?
Emily, una joven que enfrenta la vida con una sonrisa, a pesar de que las decepciones y tragedias la siguen a donde quiera que vaya.
La pérdida de su madre y el odio de su padre s...
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Emily
En mi opinión no era una grandiosa idea haberme ido del carro porque me encontraba mirando alrededor por si algún carro amable me ayuda o por si pasa un taxi lo cual lo dudo.
En ese momento me parecía una "fabulosa" idea porque el amargado de Connor vivía amenazandome solo para su bien, así que me fui porque lo de "primo mayor" era una farsa y no iba a seguir permitiendo que me manipule como a los demás, no, yo iba a ser el cambio de todas las víctimas amenazadas por el, me pone furiosa qué amenaze a cualquiera solo para conseguir lo que quiere eso lo hace un cobarde qué su única opción era amenazar y manipular.
En él tiempo que vivía en mi casa, porque ahora estoy en un banco analizando, no le tomaba en serio las palabras de mi padre y mucho menos de mi madrastra que me conocían desde pequeña, la mayoría de veces me hacía la sorda y muda y siempre tenía una excusa por lo que se lo creían a la primera, o eso espero porque mi mejor amiga, Catherine, y yo siempre nos metíamos en problemas con su padre por mentirle al mio.
Ella siempre estaba conmigo en las buenas y en las malas a pesar de que no me permitían verla siempre me escapaba con la excusa de que iba a ver a mi ex novio, su padre trabajaba para el mio en unos de sus muchos projectos ilegales pero al contrario de mi padre, él sr era muy amable conmigo y con su única hija.
Dejando atrás mis tristes recuerdos vi como un perro grande, sucio y fuerte se me estaba acercando, odiaba a los perros callejeros en especial los grandes que muestran todos sus dientes como si fuera el pedazo de carne más grande que haya visto en su triste vida.
Me levanté del banco caminando hacia la farmacia que no estaba tan lejos pero si lo suficiente como para que el perro qué me seguía viendo me pudiera comer, saborear y tragarme, así que solo me fui caminando despacio para que no se asustara pero lo que conseguí fue que me persiguiera y me observará con más anhelo.
Mi única opción en este momento era correr como nunca lo he hecho porque el perro seguía persiguiendome y estaba más cerca de mi, ya estaba cerca de la farmacia y me había ganado un par de miradas sorprendidas porque a estas alturas nadie corre por la calle con tacones, vestido de fiesta solo por un perro.
Cuando el mundo empezó a iluminarse de nuevo al casi llegar a la farmacia me apresure en correr más rápido pero tropeze con un desnivel de la vereda y caí haciendo que me raspara mis rodillas y me doble el tobillo derecho.
—Aúch— me quité las piedritas de las rodillas y ¡mierda! Si que dolía, no podían arreglar esta vereda con el tanto dinero que se roban, también quité la tierra que había y cuando alze la cabeza vi como el perro me miraba fijamente con el hambre encima.
—Lindo perrito, lindo perrito mira para ya que hay comida— dije con un miedo encima, no quería ser comida por un perro hambriento y mi lógica me llevaba a que si le decía algo bonito se iba a encariñar conmigo moviendo la cola de un lado para otro como en las películas pero fue lo contrario, el perro se me vino corriendo con la intención de saltar encima solo cerré los ojos y me encogí para ser comida.
