Decepciones y tragedias... ¿Quién no las ha experimentado en la vida?
Emily, una joven que enfrenta la vida con una sonrisa, a pesar de que las decepciones y tragedias la siguen a donde quiera que vaya.
La pérdida de su madre y el odio de su padre s...
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Connor
Ya estaba listo. El último paso era salir de la casa y encontrarme con Joe en la gran fiesta de apertura de hoy.
Como había dicho en el verano se celebran varias fiestas cada día y hoy empezaba la de las carreras en la playa y este año yo era el anfitrión así que no podía llegar tarde, pero antes tenía que pasar por la cocina.
Extrañaba esto. Bajé las escaleras y al parecer mis padres se encontraban arriba así que debía de apresurarme, llegué a la cocina y me sorprendió lo que veía. Emily estaba agachada con el pequeño y dulce Toby.
No la saludé, solo abrí el refrigerador y saqué una jarra de cristal que contenía un jugo de fresa frozen y serví en el vaso qué siempre uso.
Ella tampoco decía nada así que me lo tomé a la ligera, seguía enojada conmigo pero no podía hacer nada, ella misma insistió en bajarse del carro y yo le avisé que me iba y aun así decidió irse así que ya era su culpa, no mía.
Toby se me acercó moviendo su pequeña y peluda colita bien rápido, el perrito en sí es inteligente pero Toby lo superaba, obedecía a la primera y nadie le ha enseñado ese detalle sino que aprendió por sí solo y lo fue demostrando mientras crecía junto a mi y Oliver, un dato importante es que reconocía a la gente como buena y mala pero esta vez creo que algo falló porque Emily no era del todo buena.
Cuando se me acercaba y se me queda viendo de esa manera tristón era porque quería algo y en este caso quería comida.
Abrí la despensa y saque su comida, la serví en su plato rojo con su nombre impresa en él pero el muy astuto Toby llevo su plato hacia Emily que se había sentado de piernas cruzadas mientras miraba el lugar donde saque la comida por lo que en este momento quería darle a Toby con el paño que estaba cerca de mi por traídor aunque no podía porque arruinaría su hermoso pelaje blanco con pequeñas manchas negras y además no es bueno pegarle a un perrito.
—Buen perrito... Toby, vámonos— acarició y se levantó con Toby como guardaespaldas.
Yo iba hacer lo mismo, no tenía mucho tiempo y quería disfrutar un rato antes de que tenga que inaugurar el lugar como anfitrión. Justo entonces saliendo de la cocina ambos nos encontramos cara a cara con mis padres.
—Espero que se lleven bien porque los dos me ayudarán y a la vez conviven en la misma casa— comentó mi padre entrando a la cocina con una sonrisa de oreja a oreja. Me alegro verlo así de feliz pero en estos momentos no era de lo más conveniente.
Mamá me sonrió con cariño desde la puerta y me obligué a mi mismo a realizar una de mis mejores sonrisas aunque quería irme de aquí y disfrutar de las vacaciones.
—Em, ¿has visto a Toby?, es muy dulce y es de marca shih tzu, por eso es bien peludito— le preguntó mamá a Emily, que aún seguía junto a la entrada de la cocina.
