...Decir adiós

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–Estamos aquí no para despedirnos de Cellbit, sino para celebrar y recordar su vida y lo que fue, un gran hijo, hermano, amigo y pareja– comenzó a hablar el cura

Rivers intentaba consolar a su hermano, no había dejado de llorar desde la noche anterior que llegó a casa, ella era la única de su pequeña familia que conocía su secreto, así que verlo llegar con el traje sucio, lleno de sangre y llorando a más no poder no era la mejor visión, cuando le contó todo ella solo pudo abrazarlo y dejarlo llorar hasta que cayó dormido.

Roier no podía dejar de llorar ni para decir las palabras que había preparado, por lo que se las dió a Forever y él se encargó de leerlas para todos, el castaño seguía sin creerlo, no quería aceptarlo, pero estuvo obligado a hacerlo cuando el féretro bajó y comenzaron a poner la tierra por encima, quería gritar, tomar el lugar de Cellbit, tener a su gatinho a su lado, que cumpliera la promesa que le hizo de siempre estar juntos.

🖤

Un mes había pasado del funeral de Cellbit, un mes en el que Roier había evitado pisar la casa de Cellbit, aunque a veces el impulso por ir y esperar a que su novio estuviera ahí era más fuerte que el, justo ese día era su aniversario de noviazgo, 16 de junio, una fecha que ya nunca olvidaría.

Se levantó temprano y salió de su casa con un rumbo específico, entró a una florería cerca de su casa y compró el ramo de las rosas más rojas y bonitas que había en la florería, luego de eso, caminó aún más rápido, ansioso de llegar al lugar al que iba. Cuando llegó a su destino, se acercó a la lápida más bonita y cuidada de todo el lugar, la acarició antes de sentarse frente a ella.

–Hola gatinho, esta vez no llegué tan tarde– dijo, dejó las rosas a un lado y le sonrió a la lápida frente a él –Te extraño mucho amor, me haces demasiada falta, no es lo mismo sin ti aquí, ya no tengo a alguien que me cure y me abrace toda la noche, daría todo por que estuvieras aquí–.

Roier ya había comenzado a llorar, se abrazaba a sí mismo esperando sentir el confort que quisiera que otros brazos le dieran, pasó un rato más sentado ahí, contándole a Cellbit todo lo que había pasado, Roier sabía que lo escuchaba, antes de irse, le prometió visitarlo todos los días con flores, y ya no llegar tarde a sus aniversarios.

Cuando salió del cementerio una idea cruzó por su cabeza, se puso la máscara y se columpio hasta el edificio que conocía de memoria, la ventana estaba abierta. Cuando entró, espero a que una voz amorosa lo recibiera con un "guapito" y luego le llenará el rostro de besos, pero no ocurrió.

La habitación estaba vacía, se sentía fría, estaba justo como la habían dejado ese día, con la cama un poco desordenada y la hoddie de Cellbit sobre ella, Roier se sentó en la orilla, tomó la prenda entre sus manos y la llevó a su nariz, aún olía al perfume de su novio, se abrazó a ella y se recostó en la cama, imaginando que su gatinho estaba ahí con él.

No supo en qué momento se había dormido, pero sin dudas fue la única vez que durmió bien en ese mes que había pasado. Despertó por que alguien lo movió, una mano pequeña.

–Hola Roier– Richarlyson, el hermano pequeño de Cell le sonreía, él se sentó en la cama y le hizo una señal al niño pata que entrara –¿También lo extrañas?–.

–No hay día que no lo extrañe Richas– contestó, un nudo formándose en su garganta

–Yo también lo extraño, a Pac y Mike no les gusta ayudarme con la tarea– el niño hizo un puchero que provocó una sonrisa en Roier –Forever está ocupado con el trabajo y Felps también, Cellbo era el único que pasaba mucho tiempo conmigo–.

Ahí Roier se rompió, el niño igual, ambos comenzaron a llorar, el mayor pasó un brazo por los hombros contrarios –Perdón– susurró

–No pidas perdón Ro, no fue tu culpa– le dijo el niño limpiándose las lágrimas

–Pude haberlo evitado Richas, pude haberlo hecho– el niño abrazó a Roier, no sabía lo mucho que lo necesitaba

La alerta de su reloj rompió el bonito momento que estaban teniendo, Roier quiso ignorarlo, pero Richas deshizo el abrazo para mirarlo expectante

–¿Tienes que ir a ser Spider Man?– le preguntó, Roier abrió los ojos sorprendido, el niño rió –Siempre te veía cuando te ibas y cuando llegabas–.

Roier rió, disimular nunca se le había dado bien, se quitó la ropa que traía sobre el traje y la guardo en la mochila que tenia, dudo en meter la hoddie de Cellbit, pero al final lo hizo.

Salió por la ya tan conocida ventana y se columpió directo a donde un robo era efectuado, el ladrón lo miraba con temor, varias notas decian que héroe ahora era más agresivo y no media la fuerza de sus golpes, tanto así que estuvo a punto de matar a golpes a un asaltante, se notaba que tenia un enojo contenido, además decían que había perdido su sentido del humor y ya no bromeaba como antes, que parecía no sentir piedad por nadie.

Antes de llegar a su casa, pasó por una pizza individual y fue a la parte más alta de su edificio especial, el que compartía con Cellbo, se sentó dejando sus pies colgar al vacío y miró el cielo, ya era muy tarde, casi las 12 de la noche. La luna llena llenaba su visión, era sin dudas la más linda que había visto en todo ese mes.

–Hoy brillas tan lindo gatinho– dijo sin despegar la vista del cielo, con una pequeña sonrisa nostálgica surcando sus labios –Te amo–.

Y así era como siempre, a partir de ese día, serían sus noches, con un "te amo" a la luna que representaba a la persona que ama y amó con locura, y por la cual estaría dispuesto a sacrificar todo para tenerlo de vuelta.

Ser Spider Man significa...- GuapoduoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora