» 01: ¿Soldados, poetas o reyes? •°

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Soldier, Poet, King - The Oh Hellos

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[N/A: ¡Hola a todos! Es un gusto estar por aquí otra vez. No diré mucho en esta parte ya que todo estará en la nota del final, así que solo diré que lean la temática en la descripción para que comprendan mejor (u know, está ambientado en temática de realeza/edad media, mi primera vez trayendo algo así). Antes de dejarles disfrutar la lectura con tranquilidad, pondré un pequeño glosario bastante necesario, por favor, no se lo salten. uvu

-Juglares: Los juglares eran las personas que interpretaban canciones que contaban historias de lugares lejanos o de hechos históricos existentes o imaginarios. Aunque los juglares creaban sus propios cuentos, a menudo memorizaban y embellecían las obras de otros. También podían ser animadores como músicos, malabaristas, acróbatas o simplemente cantantes.

-Cantar de gesta: Es la epopeya escrita en la Edad Media o manifestación literaria extendida perteneciente a la epopeya, esta narra las hazañas de un héroe cuyas virtudes manifiestan modelos para un pueblo o colectivo durante la Edad Media.

[Ahora sí, nos vemos en la nota del final para las aclaraciones de todo. xoxo.]

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« Vendrá un poeta

cuya arma es su palabra

Él te matará con su lengua

Oh lei, oh lai, oh, Señor.

Oh lei, oh lai, oh lei, oh, Señor.

Él te matará con su lengua.»

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.

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Algunas gotas diminutas cayeron sobre la ventana de madera que lucía ya deteriorada por el tiempo, el sonido fue apenas perceptible... bajito y melifluo, como un aviso sutil, se resbalaron lentamente bajo la mirada extrañada del joven que dormitaba entre las sábanas. Cayeron tres gotas más, se resbalaron una vez más por la madera de la ventana abierta de par en par, y el joven solo observó con quietud mientras seguía en la cama, no hubo amago alguno de moverse, el cansancio se lo impedía. Uno, dos... tres segundos transcurrieron antes de que aquel aguacero tomase más fuerza y se convirtiera en una lluvia constante, fuerte, casi tan enfurecida como las bestias presentadas en los coliseos, con la misma saña colérica el agua caía sobre la tierra de afuera y empezaba a caer sobre la casa de tejas. El sonido se intensificó hasta el punto en que ya no era cómodo de escuchar, no... producía una cacofonía innatural que hizo que Paolo apretase su mandíbula con fuerza y finalmente abandonase aquel estado de imperturbabilidad. No podía estar indiferente ante la fuerza con la que la lluvia azotaba las tejas y las ventiscas movían los árboles de afuera como si fueran simples figuras de pergamino.

Estaba lloviendo a cántaros y, como el día anterior y el anterior a ese, era seguro que se avecinaban horas ininterrumpidas de lluvias indómitas que solían prolongarse hasta el amanecer, a veces durando mucho más tiempo, casi todo el día. El agua seguiría cayendo como un castigo divino hasta que el sol aparecía en el cielo y entonces, el cielo comenzaba a despejarse y las enormes nubes grises se tomaban un descanso. Hacía mucho que el clima no le daba tregua al pueblo, era como si incluso la naturaleza estuviese aborreciéndolos, y no podía ser de otra manera. Según los sacerdotes que pregonaban la palabra del todo poderoso, este estaba enojado por la vida pagana que todos estaban adoptando, estaba castigándolos por no ser buenos hijos, porque le estaban desobedeciendo... según sus palabras, debían volver a la quietud, debían abrazar la sumisión de la que tanto alardeaban ellos tener y solo así, volvería la tranquilidad al pueblo y se aplacaría la ira de Dios. Aquellos hombres que vestían esas largas túnicas blancas o doradas, los que siempre tenían una copa de oro a la mano, la que alzaban de manera elegante y la extendían con desprecio hacia sus siervos para que la llenasen de vino, se tomarían el contenido de un trago largo y tras limpiarse los labios, predicarían el salmo del día con una sonrisilla arrogante mientras perjuraban que la salvación de cualquiera podría ser encontrada en aquel libro grueso que citaban cada dos por tres, convenciéndose de que todos los males que azotaban al pueblo venían de la desobediencia, de la liberación que exigían aquellos que habían tenido la mala fortuna de nacer entre ríos de pobreza e inmundicia, entre el lodo y las carencias de una vida destinada a la explotación. Las "plagas" del pueblo no eran más que los desfavorecidos, aquellos que aceptaban lo mínimo para poder subsistir, el pecado era su salvación, y la hoguera su destino inminente.

Delirium || Three Shot. ♤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora