3- Dear Rabbit III

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Hola.

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Leush Jonas:

Concluía el segundo día tras haber iniciado la excursión.

El día anterior, valiéndonos del filtro nasal habíamos atravesado el campo de afroditas que rodeaba nuestra aldea.
Los rabbits no poseemos un alto sentido del olfato pero la exposición al aroma de dichas flores podía ocasionar en nuestra especie vértigos bastante intensos.
Por otro lado, la reacción en predadores que se valen de su olfato para rastrear presas era aún peor: alucinaciones, desorientación y vómitos. De no abandonar el campo de las campanas magenta podían llegar a perecer dentro dado el nivel de confusión que experimentaban.
Los filtros eran indispensables.

El día que transcurría era ventoso y las hojas ululaban en la copa de los árboles.
El follaje crujía y el frío comenzaba a sentirse.
El invierno estaba al acecho.

Las colinas de Ambus cerca de nuestros asentamientos poseían vastas arboledas de reyento. Tan solo dos días de largas caminatas bastaban para llegar al lugar. La calidad de la madera era excelente y el carbón que se producía podía prender durante varios días.

Cómo había previsto, el trabajo era demasiado duro para Meryl. Caminaba de un lado a otro y hacia pequeños montículos de leña que el resto cortaba.
Tajar los maderos no era difícil para mí ya que aunque mi complexión era delgada poseía  hombros anchos y la musculatura de mi espalda estaba ejercitada.

—Meryl, te encuentras bien?

— ¿Mmm?— la chica jadeó secando el sudor de su frente con la mano—Estoy bien—sonrió.

Incliné mi cabeza.

Obviamente no pensé lo mismo. Podía sentir la fatiga en sus constantes suspiros.
El peso en su espalda era extenuante para ella y ya habíamos recorrido casi medio kilómetro con la madera a cuesta.
Sonreí y tomé la bolsa de reyento, alzándola para liberar la carga de su espalda.

—¿Eh?— me observó sorprendida

—Está bien Meryl, llevaré el resto por tí.

—Estoy bien!!—chilló con tierna vosecilla.

—No, no lo estás. Además ya el grupo nos lleva un buen trecho. A este ritmo nos toparemos con los vigías.

Los vigías estaban conformados por los rabbits más fuertes. Ellos cercaban el grupo y combatían cualquier animal que nos atacase.
Había acompasado mi ritmo para poder acompañar a Meryl, quien andaba con dificultad dado el peso de la madera en su espalda. El grupo se había adelantado y nos estábamos quedando atrás.

La chica enrojeció—P-pero, llevas más de la mitad de lo que me tocaba llevar— lloriqueó.

—Está bien, Meryl—le sonreí amablemente— Puedo con ello.

—Pero...

Llevé la bolsa de Meryl a mi espalda y sonreí— Está bien para mí — la calmé revolviendo un poco sus cabellos— Realmente puedo con ello.

La rabbit miró de un lado a otro avergonzada hasta que finalmente bajó la cabeza y asintió repetidas veces.

—Rabbits, apuren el paso. No se retrasen ni abandonen el grupo— habló con voz ronca un vigía que nos había dado alcance. Se trataba de un rabbit mayor, evidentemente más bajo que yo pero con fuertes brazos y manos toscas.

—Lo siento, tuvimos problemas para poder avanzar—me disculpé con cortesía.

—Vayan con prisa—instó pasando de largo.

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⏰ Última actualización: Nov 27, 2023 ⏰

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