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Un mundo apagado, una noche infinita, pero sobre todo, una eterna soledad que se cuela entre sonidos de pasos lentos entre las lejanas calles derruidas; su cuerpo sentía un gran pesar entre sus anchos hombros, casi arrastrando los pies, por sus tímpanos se escurría ruidos silenciosos, aquellos que nos pasa cuando dejamos un lugar donde el bullicio es infernal y nos envolvemos en calma.
Solo bastaron simples pasos para ahogar un dolor profundo, era su corazón, sentía como si miles de pequeñas lanzas lo atravesaran y estos se devolvían una y otra vez, Gura, quien permanecía a su lado, toco sutilmente su hombro, dejándolo libre de ansiedades. Un pequeño rayo de luz se traspapelaba entre los edificios, entre lo lejos, una habitación la emitía.
-(Gura): Lo primero en lo que debes ocuparte es buscar a quien custodia este sitio, puedes empezar por los alrededores.
Sus pasos siguieron por instinto aquel lucero entre complejo de argón y cemento; tal fue su travesía, que su sendero parecía una eternidad, pero, sin darse cuenta todo le perecía familiar desde el mas obvio hasta lo detallista, todo era semejante al mundo donde el procede, casi como una copia vulgar. Hasta que su solitaria caminata se quiebra ante la presencia de un personaje que se hallaba contemplando aquella lejana luz; El no lo piensa mucho, sabe que nada de esto parece ir bien como aparenta, porque así lo dictamina aquello que no podemos ver ni comprender.
Ni siquiera lo supo, todo fue rápido que no hubo lógica con lo aquello a su frente; tan obscenos, tan juzgantes, tan..... ¿familiar?. Un gran sobresalto apretaba con furia su corazón, se retorcía de dolor mientras sus fauces se expandían violentamente tomando aire, una ola de nauseas revoloteaban, aquellos recuerdos enterrados querían romper el sepulcro de la verdad; vagas memorias iban y regresaban, recordaba risas chillonas, pero, sobre todo..... ojos, ojos que lo seguían hasta donde su intimidad hallara fin. Cuando volvió en sus sentidos lo escuchó.
(Gura): No dejes que este ambiente te haga ver cosas que no quieres, no pueda mas que aconsejarte sobre eso, haz frente a su locura y podrás salir airoso.
Tragando un poco de saliva armándose de coraje, se endereza e intrépidamente apertura sus fanales; aquello tenia tantos glóbulos oculares pegados en toda su cabeza, no había rastros faciales, solo ojos que a menudo lloraban sangre y pus. Pudo ser llevadero tan solo rodearlo, así fuera si la calle no estuviera ridículamente llena de lo mismo que "eso".
No existe camino por desviarse ni acera por rodear, hasta que un ruido interrumpieron las miradas, a lo lejos se repantigaban sonidos de metal chocando uno con el otro, tan fuerte, como dinamitar un explosivo en algún sitio hueco; todo aquello que parecía una bandada se esfumo tan rápido arrastrando sus pasos. La luz estaba atenuándose, como si extinguirse amenazara, mientras mas todo se volvía repentinamente al manto de la oscuridad.
Un agudo sonar entre un edificio desvencijado, al fondo de los pasillos una llave dejaba salir a fuerzas agua sucia, el ambiente era tan húmedo como asfixiante con ese característico olor a moho, como son las palabras, esas que irrumpen la paz mental, esas que solo repugnantes voces de escorias revoloteaban en su mente.
(Kaori) : ¿Que.... que es eso?
*Es enfermizo* *mírenlo solo dibuja a su madre, de seguro su padre es cualquiera de las calles* *creo que esta enamorado de su madre jajaja* *yo que ustedes no pierdo mi tiempo molestando a este nadie*
(Kaori) : Mierda, creo que voy a vomitar ¡¡ugh!!
*Gritos* *llantos*
Cuando su mirada se alzó, una sombra inerte le devolvía la mirada, no tenia ojos, pero como su rostro esta tan cerca de el daba esa sensación, movía obscenamente su boca, dejaba al aire sus dientes que crujían, como si estar masticando, El chico no podía controlar su mente, imágenes y voces pasaban tan deprisa que su cabeza quería estallar, mientras se retorcía de la angustia mas sombras salían de las habitaciones, haciendo ese mismo crujido y acercándose poco a poco al agonizante chico.