Capítulo 22.

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—Tú sabes que eras mi mejor amiga junto con Sun Hee y a pesar de no ser adinerada como ustedes nunca me discriminaban —sonrió recordando—; todo lo contrario apoyaron mi sueño estando para mi, tú fuiste la que más me apoyó en cada momento y hacía que fuera audiciones alentándome —recordó con nostalgia—. Sun Hee siempre tuvo envidia de ti, no comprendía por qué si ambas eran amigas una noche cuando tú fuiste de viaje con tus padres, me confesó que le gustaba Jungwoo y no podía aceptar que hiciera algo al respecto debido a que tú le confiaste te gustaba unos días antes. Le aconseje te dijera las cosas y tal vez podrían no pelear por un chico, ella negó diciendo que no podía; lo mejor sería separarlos para ella y así no pelearan por él según sus palabras. Me dio una idea de que su ex novio se hiciera pasar por Jungwoo —continuo mirándome algo abrumada—; debido al parecido que tenían ambos ella aseguró funcionaria, me negué rotundamente a participar, ella se puso furiosa tanto que dijo que si no lo hacía mi beca estaría en peligro y me pagaría si así yo lo necesitaba. Tú sabes que en ese momento yo no tenía dinero para pagar una colegiatura, el dinero era demasiado tentador para mi futuro como modeló. Así que tuve que aceptar mediante esa amenaza —dijo triste a punto de llorar mirando mis ojos llenos de rabia—. Siwoo fue manipulado por ella para hacerse pasar por tu novio en ese momento, aprovechándose de los sentimientos que tenía por ella. Esa noche que tú viste cómo salía conmigo el chico, nunca pudiste verle el rostro. Si tú te habrías acercado el plan de Sun Hee se arruinaría, yo quería te acercarás a ver qué no era lo que pensabas una de tus mejores amigas. No lo hiciste y desapareciste al igual que yo del colegio para irme a estudiar a Los Ángeles con el dinero que me dio Sun en ese momento —contó—. Regrese después de mucho tiempo y Jungwoo me busco, no le conté todo esto porque sentí era innecesario hacerlo; hasta el momento que me llamaste, me hiciste sentir arrepentida y querer explicarte, por lo cual por eso colgué tu llamada. Me siento culpable de haberte hecho daño, pero si no lo hacía no podría haber sacado a mi familia adelante; por eso huí para no recordar el daño que te cause. ¡Perdóname! —termino con lágrimas en los ojos.

Todo fue demasiado para procesar debía confrontar a la chica que quiso hacerme daño, mis emociones no podía controlarlas, quería llorar por la rabia que sentía; frustración de que quiso hacerme daño dos veces por hombres que no sentían lo mismo que ella. ¿Tan difícilmente era hablar conmigo y decirme cómo se sentía?, tal vez la mujer delante de mi tenía razón, lo hizo por envidia pensando que no volvería a investigar porque habían pasado las cosas de una manera tan extraña. Fue mi culpa, fui egoísta ignorando que los chicos nunca me hicieron daño; fue ella.

—No tengo que perdonarte no hiciste nada malo —dije comprensiva—. Tu familia es y será lo más importante para ti, ella te chantajeo para que aceptaras y fue muy patético. Debiste haber recurrido a mi sabiendo que nunca podría ella dejarte sin estudios —expliqué—; tu error fue no contarme las cosas.

Me miró triste.

—Te fuiste sin dejar rastro —dijo.

Tenía razón cómo podría contarme si yo me fui.

—Tienes razón —acepte—; ahora que me contaste esto lo agradezco a pesar que me hayas chantajeado —sonreí un poco olvidando la incomodidad.

—No pensé que lograrías te contara algo —acepto mirando hacia otro lado—. No es necesario hacer esa audición, no la merezco.

Negué.

—Ahora soy una mujer de negocios —dije burlona—. Tengo palabra, así que nos vemos el lunes para llevarte a esa audición —termine.

Sonrió.

—Muy bien —dijo sacando unos lentes de su bolsa glamorosa—. Nos vemos el lunes chica; ahora tienes mi número —concluyó poniéndose estos bastante caros color negros haciendo que dejara de ver sus ojos hinchados.

Asentí con una sonrisa.

Jiyu se fue caminando como toda una modelo en una pasarela, noté que muchos chicos no dejaban de verla babeando; podía entenderlos es como un ángel caído del cielo.

Suspire cansada cuando se fue, debía hablar de todo con Jungkook; también tenía que explicarle a los demás mi motivo por el cual me fui, no podía seguir ocultando estas cosas para no meterlos en problemas. Tantas persona involucró Sun Hee por culpa de su egoísmo, soy una persona que podía haber escuchado las cosas; fui igual que ella a ignorar su petición sobre Jungkook pero no justifica lo que hizo, manipular a alguien con su futuro es patético.

Tome mi teléfono mandando un mensaje a los chicos para vernos, desbloqueando el en número de Jungkook para también mandarle el mismo mensaje. Todos estuvimos de acuerdo de vernos en su casa para platicar debido a que era de suma importancia la conversación que tendríamos. Quedando más tarde por vernos fui directo a casa de mis padres  para platicar con mi hermana que mañana tenia una sorpresa para ella; debido a que su casa estaba en remodelación estaba quedándose con ellos para mi suerte. Suspire al entrar a la enorme casa en busca de alguien, pero solo había gente limpiando y organizando todo para que estuviera limpia esta.

—¿Sabes dónde está Min? —pregunté a Ara una señora regordeta y muy pequeña que trabaja para mis padres.

—En su habitación se encuentra, señorita —aviso con una sonrisa—. ¿Quiere le llame? —preguntó sin borrar su sonrisa.

Negué.

—No, gracias Ara iré yo —dije yéndome.

Subí las escaleras y caminé directamente a la habitación, tenía música a todo volumen; reí al escuchar que lo que decían mis padres no es mentira. Escuchaba Don''t de eAeon con mi amigo Nam. Cantaba a todo pulmón sin escucharme tocar la puerta unas diez veces. Suspire cansada de tocar sin obtener respuesta; llena de decisión y a la vez arrepentida abrí la puerta viendo a Min cantar a todo pulmón enfrente de su espejo quien no se daba cuenta de mi presencia.

Quédate aquí, no te vayas. Tantas cosas se derrumbarían; no nos destruyas —siguió cantando—. Sabes que eso te romperá a ti también. No hagas eso, no te vayas, no abandones todo lo que tenemos... —canto con más sentimiento.

Tenía demasiado talento para el canto pero esta vez cansada e irritada de que no se callara apague la música, me miró con vergüenza para prenderla de nuevo pero esta vez mas bajo.

—No te enseñaron a tocar la puerta —recriminó molesta.

La mire suplicante y arrepentida.

—Lo siento Min —dije triste. Me miró mal—, prometo compensar todo y arreglarlo por ti —asegure.

Me miró pensativa.

—No te perdonaré —aseguró molesta—. Sal de mi habitación o te saco de un golpe —amenazo señalando la puerta.

Camine directo a la puerta.

—Mañana te preparé una cena con Nam —solté con una sonrisa.

Me miró por unos momentos y su cara cambió a una alegre.

—¡¿QUÉ?! ¿!COMO?! —gritó yendo hacia mi.

Cerró la puerta dejándome pasar.

—En la mañana le dije a mi amigo si quería salir contigo mañana por la noche y acepto —expliqué.

Me miró un poco amable.

—Creo estoy empezando a perdonarte —afirmó mirando al suelo—. Pero me sigues debiendo una —aseguró.

Asentí.

—Lo siento mucho y quiero compensar con lo que tú me pidas lo que hice —dije yendo a darle un abrazo.

Min respondio el abrazo que le di.

—Fue muy bajo y efectivo la cita —dijo riendo aún en el abrazo.

Reí.

Me sentí bien después de mucho tiempo dejando de ser egoísta con mi familia, después de la muerte de mi hermano no me había puesto a pensar que aún tenía una familia que cuidar con mi presencia; el trabajo me hizo consumir tanto estos años que no disfrutaba de los pequeños placeres de la vida como ahora, un abrazo con mi hermana después de tantos años sin hacerlo. Había olvidado que era vivir mi vida por pasar tanto tiempo en la oficina; desde joven disfrute mi juventud por lo cual no estaba arrepentido por ello, pero mi familia no tenía ni un poco de convivencia conmigo en esos momentos de rebeldía, pero creo ahora tendré el tiempo de disfrutarlos y pedirles perdón por mi pasado.

Por dos semanas  | Jungkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora