3.- Mi honorable suerte de conocer nuevas personas

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Había sido un viaje largo y agotador que duró un par de horas sobre un avión y una hora más en coche hasta la casa de su paciente que aún no conocía en persona

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Había sido un viaje largo y agotador que duró un par de horas sobre un avión y una hora más en coche hasta la casa de su paciente que aún no conocía en persona.

La verdad es que pensó en regresar a Yokohama, cuando uno de los sirvientes de la familia, que lo había estado esperando en el aeropuerto se ofreció a llevarlo a la residencia de sus jefes. No le desagrada la compañía, pero no podía dejar de pensar en su hogar y para ser francos también en Dazai.

Así es que al llegar a una casa de magnitudes sobresalientes y entrar por la puerta principal con el sirviente detrás de él; suspira aceptando que es tarde para arrepentirse de su decisión. Solo desea que la pareja que se encuentra esperándolo justo en frente, no se sientan incómodos después de esa acción.

—Soy Nakahara Chuuya— aclara con un rostro de desánimo cuando una mujer lo observa de pies a cabeza como sí quisiera mirar a través de su carne. 

—Eres el hijo de Ōgai— comenta el hombre que obviamente es el esposo de la hermosa mujer; aquella que observa a Chuuya con desconfianza.

El pelirrojo asiente. Sabe que este hombre es el amigo de su padre y pretende ser cortés hasta el último momento. —Soy Rascolnicof Dostoievski… Cuando Ōgai ofreció su ayuda para mi problema, nunca imaginé que mandaría a su propio hijo.

El mayor se acerca al de ojos azules y extiende su mano con aprecio, así que Chuuya acepta el gesto y estrecha su mano con la de él sonriente.

Un momento después responde. —Mi padre siempre dejará a su mejor médico a cargo de situaciones importantes.

Se estaba elogiando a sí mismo y tal vez buscaba ser sarcástico, pues su trabajo en ese lugar no sobrepasaba la carga de ser niñero (enfermero) de alguien más. De todos modos, Dostoievski no se percata de nada fuera de lo común y continúa sonriendo hasta que su esposa habla por primera vez en toda la conversación.

—Es probable que te encuentres cansado— aunque su mirada es voraz y altanera, su voz es sumamente tranquila y hasta reconfortante. Casi tan cálida como la voz de su madre. —Te mostraremos tu habitación, podrás desempacar y descansar para que mañana conozcas a Fyodor.

Fyodor era el nombre de la persona que cuidaría por las próximas semanas. Los padres del hombre estaban frente a Chuuya con la esperanza de que él pueda hacer que su hijo se recupere del accidente que sufrió.

Fyodor

Chuuya repitió su nombre un par de veces en su cabeza y observó de reojo la casa que era demasiado enorme para tres personas. Sin duda parecía un lugar desolado.

Y antes de que la pareja pueda seguir con sus planes ya preestablecidos dice con resolución. —De hecho… Quiero conocerlo ahora.

El comentario cae de sorpresa para los otros dos, pero tampoco se niegan y antes de siquiera notarlo, están guiando al más joven hasta la habitación en la que descansa su único hijo.

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⏰ Última actualización: Apr 15 ⏰

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