3.1 Ayúdame a encontrar mi camino, el camino del que vengo

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Theo consigue calmar a Alec lo suficiente como para que puedan mantener una conversación normal, renuncia a preguntar nada personal y deja que Alec haga las preguntas. Cuanto más seguro se sienta, menos probable será que se le escape un lobo.

Pero hay algo raro en el chico. Su hipervigilancia no se debe sólo a ser un hombre lobo recién salido del horno. ¿Cómo lo sabe Theo? Ha visto demasiados seres recién creados. Pasar de ser humano a no ser ni remotamente humano provoca un efecto llamado "Perder la cabeza por la más mínima cosa debido a lo ruidoso, maloliente y brillante que es todo de repente".

Alec es curioso. Su estrés es sobre todo un elemento persistente del spa de tortura de Monroe.

Ladea la cabeza cuando un auto pasa a toda velocidad junto a ellos en la carretera o cuando entran en una zona más rural para evitar las cámaras. Hace falta que Theo ponga la radio al volumen más bajo, por una corazonada, para que las piezas se alineen.

Alec se ilumina literalmente al escuchar la nueva canción pop de chicle. Se queda atónito mientras se inclina entre los asientos delanteros, casi como si pudiera sumergirse por completo en la letra y el ritmo si se acerca lo más posible físicamente.

Oh.

No puede ser tan sencillo, ¿verdad?

-Eras sordo, ¿verdad?-

Extremadamente insensible, sí, y también un subproducto de crecer en un ambiente que no toleraba preguntas indirectas. Había aprendido de la forma más dolorosa que si quería saber algo, tenía que ser sincero.

Alec parece haberse tragado la lengua, estupefacto, se desplaza de entre los asientos delanteros al asiento trasero. Para alivio de Theo no se encierra, ni se ofende. Más bien está avergonzado, mezclado con algo más oscuro como vergüenza o disgusto dirigido a sí mismo.

-¿Es tan obvio?-

-La verdad es que no. Sólo sé observar-.

Por alguna razón, el deseo de contarle a Alec su pasado sale a la superficie. Como una forma de autocastigo que había desarrollado después de volver del infierno. Lo ha mantenido en secreto, nadie más que él es consciente de su comportamiento. Aunque es una forma de imponerse un castigo a sí mismo, también es, sobre todo, una base de cemento para no permitir que florezcan falsas esperanzas. Que le recuerden lo mal recibido que es, por qué es tan mal recibido, dondequiera que vaya, es sinceramente lo que le mantiene cuerdo. Sin anhelo no hay decepción.

Líneas que no hay que cruzar, vida dictada por límites nacidos de las consecuencias forjadas por su propia malicia.

Alec traslada la conversación a otro tema. -¿Quiénes eran esas personas con quién hablabas por teléfono? ¿Tú… manada? Quiero decir, deduje que los hombres lobo tienen manadas como los lobos de verdad-.

-No. No tengo manada-. Duele un poco, a pesar de ser la verdad.

La cabeza de Alec vuelve a asomar entre los asientos, con una expresión dudosa, los labios fruncidos en un escepticismo cristalino.

-¿Quieres la edición completa de la historia de terror con calificación para adultos o la versión simplificada para menores de 13 años?-, suelta, con más mordacidad de la que Alec se merece.

Es un error por su parte. Un poco de autosabotaje y mucho de autopreservación. Está de juerga. Más vale seguir comprometido, ¿eh?

Alec comprueba la cara y el lenguaje corporal de Theo, lo mejor que puede desde su posición, el dorado de sus ojos disminuye durante un segundo o dos antes de volver de nuevo. Y elige.

-Edición completa de historia de terror clasificación para adultos-.

Después de que Theo empuje la cara de Alec hacia atrás, teniendo cuidado de no hacerlo con demasiada fuerza, apaga la radio y le cuenta sobre los Doctores, la infiltración de la manada McCall, cuánto del núcleo había arrancado en su ansia de manada y poder, sobre Josh y Tracy. No escatima en detalles.

Toma mi corazón (Y ponlo en un lugar seguro) - Thiam [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora