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Shoto miraba la carretera mientras, parte del camino, con su verdoso paisaje quedaba atrás dando lugar ahora a una proyección de imagen mucho más urbanizada.

Sonríe. Por dentro, porque por fuera jamás lo hace. Pero su hermano parece poder leer su alma.

- Que bien que estés contento, enano - Dice Toya desde el asiento del conductor, mirando con el retrovisor del espejo como el viento que entraba por la ventanilla removía los cabellos bicolores del menor.

- Yo sigo pensando que es una mala idea - Se suma a la conversación Natsuo, sentado como acompañante del conductor - No entiendo por qué nuestros padres decidieron que venga con nosotros. Además de que es una pésima idea que cambie de escuela en su último año.

- Casi tengo tu misma estatura Toya, no soy un enano - Responde únicamente el bicolor, ignorando las palabras del peliblanco.

Fuyumi, siendo la mayor de los cuatro, se casó el año pasado, se mudó al mismo pueblo en el que vivía su esposo y ahora estaba esperando su primer bebé.

Toya y Natsuo se graduaron hacía ya un año, pero a Natsuo se le dificultó muchisímo los examenes para ingresar a la universidad, lo cual hizo que tuviera que empezar un año después.

Toya tenía un perfil académico - y prácticamente, en todo lo demás - excelente. Podría haber iniciado su vida universitaria aun cuando estaba en la secundaria; pero decidió -pese a los gritos y protestas de su padre- retrasar un año su ingreso para poder ir con Natsuo.

Durante ese año, Toya trabajó lo suficiente como para comprarse un carro y rentar un apartamento para él y su -bueno, sus- hermanos en la ciudad a la que asistirían a la universidad.

No solo Natsuo estaba sorprendido de la decisión de sus padres de que Shoto se fuera a vivir con ellos. Pero a diferencia del peliblanco, Toya sabía la razón. Y Shoto también la sabía.

Sus padres despreciaban a su hijo menor.

Ni buscado, ni deseado; Shoto fue tratado desde su nacimiento como aquello que sus padres lo consideraban: un error.

Mientras que los elogios, premios y amor eran acaparados por sus hermanos, principalmente por Toya a quien consideraban el orgullo familiar, Shoto no recibía más que el lado más oscuro de sus progenitores.

Su peor época fue de niño, cuando como cualquier otro hacía berrinches. Tal vez por sentir esa falta de amor. En más de una rabieta recibió duros golpes de su padre.

Enji era el que más solía "ponerlo en su lugar" de niño, adolescente y ahora, casi adulto.

Porque la única vez que su madre quiso hacerlo... las cosas se salieron demasiado de las manos. Desde ese día, hace doce años, jamás volvió a tener una conversación directa con ella.

Visto el escenario, era obvio que el matrimonio Todoroki no quisiera vivir únicamente con su hijo menor. 

De hecho, lamentaban tener que "darle la carga" a Toya y Natsuo, pero lo eligieron a tenerlo con ellos.

Con un resto de viaje en ameno silencio, los hermanos llegaron al fin a destino: Un pequeño pero bello apartamento a pocas calles de la universidad a la que irían los mayores.

Pequeño, porque solo había dos habitaciones, Shoto y Natsuo debian compartir ya que Toya se habia adueñado de la más espaciosa. No podían reclamarle, él habia pagado casi toda la renta y mudanza.

Era públicamente conocido que los Todoroki eran de las familias más adineradas de la región. Pese a eso y a que Enji quería rentar para sus hijos -para Toya principalmente- un lujoso apartamento, Toya lo convenció de que "jamás podría ser como él si le daban todo de regalo, lo que lograra debía conseguirlo por su cuenta" sutil manera de rechazar los lujos de la familia haciendo a su padre sentir satisfecho y orgulloso.

HIGH - TodobakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora