Una Orden simple

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Seokjin

Mercedes Mayer

Tiene apenas veinte años, es tan joven, luce tan dulce, es como un pequeño cordero listo para el matadero. Casi me sentía culpable por haber invadido su información de esta manera, pero una intensa necesidad de saber todo de esa chica me absorbió tan rápido, la manera en que lucia su cabello despeinado, las mejillas sonrojadas por la manera en que corría, ese pequeño temor en los ojos por que llegaría tarde a la entrevista de su trabajo. Un aspecto inocente, que solo me la hiso imaginármela en mi cama con esos mismos rasgos pero por estar siendo follada de manera inapropiada por mí.

El universo no debe ser su amigo si la puso en una de mis cafeterías, si el cruel destino la puso para mi de manera de recompensar mi paciencia con toda la mierda del ultimo año, como mi nombre es Kim Seokjin tomare esta oportunidad tan única.

Tenia su horario de la cafetería, algunos días me seria complicado el poder visitarla, pero por otro lado el miércoles su horario de salida me iba como anillo al dedo.

Llegue media hora antes, como siempre que entraba a alguno de mis locales, la gente se volvía torpe a mi alrededor, como si todo lo inteligente que podría ser se les olvidara, su manera de querer adularme me marea, me resultan bastante repugnantes pero dentro de lo que cabe son eficientes. Pero mi humor no podía ser arruinado, no ahora que la veía.

Estaba exquisita, como una especie de muñeca divina, el uniforme le quedaba como un guante acentuando cada una de sus caderas, su cabello rojizo lo llevaba suelto pero con lo lacio que era cuando ella se movía, este la seguía con una gracia perfecta, llevaba gafas y eso dio un tirón a mi entrepierna, parecía aun mas inocente de lo que ya pensé que era, su maquillaje era ligero, sus enormes ojos avellana relucían con sus gruesas y largas pestañas. Su boca de labios delgados y con ese labial rosa lucirían hermosos entreabiertos mientras jadean mi nombre.

—Señor Kim, buenas tardes —la gerente me abordo como siempre —¿Desea que le sirvamos algo?

—Si —la pase de largo hasta llegar a mi foco de atención —Señorita Mayer, ¿podría servirme un expreso?

Ella lucia confundida mientras sostenía la charola donde recién había dejado un pedido, solo sonrió de manera nerviosa y asintió. La mirada de la gerente no me paso desapercibida, puede que le traiga problemas a la niña por mi notoria atención, pero esta mujer tendrá mas problemas si llega a hacer algo contra ella.

—Iré a sentarme, por favor no me molesten.

—Si señor Kim.

En menos de cinco minutos tenia parada frente a mi linda empleada nueva, note un ligero temblor cuando dejo mi taza.

—¿La pongo nerviosa señorita Meyer?

—Bastante.

—¿Por qué? —agacho un poco la mirada — y mírame cuando me conteste.

—Me da miedo hacer alguna tontería mientras le atiendo, usted sabe, es el dueño del lugar, seria terrible terminar haciendo algo fuera de su agrado.

—Ya veo —dio un pequeño sorbo de mi café mientras la miraba —¿Te has sentido cómoda en la cafetería?

—Si, de hecho ha sido usted mi salvador, necesitaba este empleo, pues me queda cerca de la facultad, por eso me esfuerzo bastante para hacerlo bien y conservarlo lo más que pueda.

—¿Qué hará saliendo?

—¿Disculpe?

—Lo que oyó, ¿Qué hará saliendo?

—Nada, hoy no tengo clases, asi que solo iré a casa.

—Bien —me levante y abotone mi chaqueta —la espero entonces afuera, no me haga repetirlo.




Merce

Kim Seokjin, famoso empresario surcoreano, líder de varias cadenas hoteleras, asi como una franquicia de cafeterías famosas a nivel mundial, ese hombre me esperaba fuera del trabajo.

Tiene cuarenta y seis años, es padre de dos varones y tiene dos nietos, enviudo hace diez años, no puede ser enserio que busque algo conmigo, aunque es claro su desacatado coqueteo.

Me mire otra vez al espejo, mientras quitaba el ajustado uniforme que usábamos, lo colgué en mi casillero y me dispuse a salir, mire mi bolso de conejo, no fue una idea excelente traerlo en este día, además solo traía unos jeans azul pálido y un suéter enorme de color negro, en cambio el sujeto que me esperaba en un Cadillac negro, llevaba un traje de tres piezas de azul celeste hecho a medida.

Debí estar loca cuando me pare aun lado del auto, obedeciendo a la orden que me dio antes de salir.

—Adelante señorita —di un salto, pues no había notado que estaba tras mío, me abrió la puerta ayudándome a subir —la llevare a casa.

Cerro la puerta y el aroma a su colonia varonil me hiso marear por lo delicioso que olía, pase mi lengua por mis labios, algo estaba mal en mí, pues estaba deseando olerlo más de cerca.

—No suelo dar muchos rodeos a lo que me interesa —comenzó hablar apenas subió al auto —y usted me interesa, asi que se lo pediré como un hombre y no como su jefe —se abrocho el cinturón mientras encendía el coche —salga conmigo mañana por la noche —me pellizque un poco la piel de las manos para asegurarme que no estaba soñando —se que existe un conflicto de intereses, asi como la diferencia de edad, pero voy enserio, usted me llama mucho la atención.

—¿Por qué?

De todas las preguntas posibles que podía hacerle, solo se me ocurrió formular esa.

—Porque eres corrompible, y no hay nada mas que desee ahora que esa linda mente tuya solo piense en una cosa —la luz roja de un semáforo le dio tiempo para acercarse hasta mis labios — y esa sea el que te posea de todas las maneras posibles.





Mas despacio velocista!!!!



All I Wanted (Kim Seokjin +21) Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora