¡Tᴇ ᴏᴅɪᴏ! | 𝖀𝖓𝖎𝖈𝖔𝖗𝖓 𝕭𝖑𝖔𝖔𝖉 𝖝 𝕺𝖈 [𝐏𝐀𝐔𝐒𝐀𝐃𝐀]

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Aquel hombre corrió con sus nietos a su casa en las montañas donde nadie podía entrar a irrumpir en ningún momento, tenía la intención de cuidar a sus nietos con su vida para que no les lograrán hacer daño.

—Tranquilos mis niños, yo los cuidaré con mi alma y ser, los amo mucho y quiero lo mejor para ambos. Juro por mi hija que estarán bien—Menciono melancólico abrazando a sus pequeños

Pov Cookie

Habían pasado 6 años desde la ejecución, mi abuelo Otto se encargó de cuidarme a mi y a mi pequeño hermano, el solía salir seguido para poder traer comida a la mesa, me había acostumbrado a estar sola cuidando a mi hermano pequeño.

Y como es la vida, el tiempo pasó, mi hermano creció ahora con 6 años, pero como era de esperarse, mi abuelo murió a la edad de 74 años de edad, dió todo por nosotros y eso le costó la vida.

Pero que más da, así el la vida y voy a valorar cada sacrificio que el dió por nosotros, sus nietos.

—¡Ya vámonos!—Grito Vainilla emocionado, pero le faltaba algo por lo que le señalé a sus pies.

—Vainilla, tus botas.—Dije apuntando a sus pies, este estaba descalzo y así pensaba salir.

—No me gusta usarlas, son muy incómodas—Dijo afirmando su queja por lo que la chica acarició su cabecita.

—Vainilla, si no te pones las botas, no podrás acompañarme—El pequeño solo bufó para posteriormente ponerse las botitas.—Así me gusta, no te enojes conmigo.

—No lo hago—Respondió sintiendo como su hermana acariciaba su cabeza para posteriormente tomar la mano de su hermana mayor que sonrió para salir de casa eh empezar a caminar.

Ambos caminaban tranquilamente por el bosque Cookie con su característica canasta hecha con las más finas palmas, ambos hermanos buscaban fresas para el almuerzo.

—Hoy comeremos muchas fresas, y te haré un pastel de fresas, tu favorito—Dijo para posteriormente acariciar la cabeza del menor que rápidamente sonrió emocionado.

—¡Fresas!—Dijo para posteriormente empezar a reír cuando un llanto equino llamó su atención.—Un unicornio está en peligro...

El pequeño empezó a correr siendo seguido por la mayor que se concentró en perseguirlo, sabía lo peligroso que sería revelarse ante los cazadores, eso fue lo que terminó con la vida de mis padres.

Ambos llegaron a dónde estaba el Unicornio, este agonizaba tratando de liberarse debido a una cuerda en sus patas traseras que le impedían avanzar.

—Unicornio, ¿Tienes miedo?—Pregunto preocupado acercando su manita acariciando la cabeza del unicornio para tratar de tranquilizarlo.—Tranquilo, vas a estar bien.

La mayor se acercó lentamente, se agachó lentamente tratando de quitar la cuerda de sus patas, al terminar de desatar la cuerda el unicornio se levantó del suelo.

Cookie al verlo frente a frente acarició su cabeza con delicadeza mirando al equino a los ojos.

—No dejaré que nada malo les pase—El momento fue interrumpido a causa de una flecha que atravesó el tobillo de la chica que rápidamente cayó al suelo.

—¡Hermana!—Gritó asustado mientras se acercaban las flechas.

—¡Es un ataque!—Gritó tomando al pequeño Vainilla mientras empezaba a correr con ayuda del unicornio.

—¡Regresen!—sono una voz masculina detrás de ellos, la chica subió junto a su hermano en el unicornio que rápido empezó a correr.

—Cookie...vas a estar bien...—Mencionó abrazando a la mayor que estaba protegiendo al pequeño entre sus brazos.—No digas nada, por ahora intenta detener la hemorragia.

El unicornio llegó a la casa de los hermanos, el menor bajó del equino mientras Cookie bajaba con cuidado del unicornio, este se centro en las heridas de la chica curando está al instante.

Cookie se vió sorprendida, está acarició al equino que se dejó acariciar por la chica.

—Muchas gracias...—El unicornio levantó su cuerno que hizo que sus ojos se iluminarán en una luz blanca, al hacerlo hizo que los hermanos les pasará lo mismo. Ambos hermanos reaccionaron confundidos por lo que acababa de pasar.

—¿Acaba de bendecirnos?—Pregunto la chica confundida.

Moffy caminaba enfurecido, había perdido a aquellas personas que apoyaban a los unicornios, este caminaba presionando su arco con demasiada furia.

—¡Maldita sea, escaparon!—Exclamo molesto mientras su hermano Gregorio lo miraba preocupado.

—Tranquilo Moffy, deben estar por aquí—Mencionó tratando de tranquilizarlo.

—¡Guardia silencio Gregorio!—Gritó molesto silenciando al oso con sobrepeso.—Si te hubieras esforzado no se hubieran escapado.

El osito se vió muy triste por las palabras de su hermano por lo que no dijo nada, se sentía inútil por lo que le decía.

—Lo siento mucho...—Respondió en un tono bajo y desanimado.

—Ya no tiene sentido, se fueron—Respondió Moffy muy molesto mientras dejaba caer su arco al suelo cruzando sus brazos.