Capítulo 2

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Jungkook

No cambies, no cambies, no cambies. Jimin me necesita ahora.

Escuchar a Jimin contar su infancia siempre me pone furioso, pero esta vez es peor que todos los demás. Sospechaba que sufrió terribles traumas desde hace algún tiempo, pero antes de esta noche había sido capaz de apaciguar mi indignación con la esperanza de estar equivocado.

No más.

Mientras Jimin habla, me pregunto cómo podría alguna vez imaginarse a sí mismo débil. Ni siquiera soporto escuchar su historia, pero él realmente lo vivió. Se sacrificó por su hermano y sobrevivió a cosas que solo puedo imaginar.

-Cuando se dio cuenta de que era yo, sonrió con tanta crueldad que se me revolvió el estómago y se alegró mucho de aceptarme a mí en lugar de Hoseok.

Él continúa, estremeciéndose con el recuerdo. Su inquietud le da a mi lobo el empujón que necesitaba para dejar de lado su propia ira y consolarlo. Finalmente logro ronronear débilmente y Jimin presiona su nariz contra mi pecho, respirando mi olor.

-Me llevó a su propia habitación y me puso en su cama, luego se metió conmigo y... empezó a tocarme de formas que no me gustaban ni entendía. Me hizo tocarlo también, y nunca dejó de hablar. Me decía una y otra vez lo bonito que era, y me preguntaba si me gustaba. Le dije que no, pero él solo insistió en que era un juego especial y secreto que tuve la suerte de jugar. Dijo que todo lo que estaba sintiendo podía ser confuso, pero era bueno, correcto y natural. Dijo que tomaba práctica, pero que tendríamos mucho tiempo. Luego me llevó de regreso al dormitorio con un recordatorio de no compartir nuestro secreto. Hoseok me preguntó qué pasó pero no supe cómo explicarlo.
Al día siguiente fui al médico de la residencia y le conté lo que había hecho el cuidador. No entendía muy bien lo que había pasado, pero en mi corazón sabía que estaba mal, y no tenía a quién más contarle. Pensé que como se trataba de mi cuerpo, el médico era el que podía ayudar. No había tal cosa como educación sexual en el orfanato y nadie más nos habló de nuestros cuerpos. Al principio me sentí aliviado de decirle a alguien. El médico parecía muy preocupado y estuvo de acuerdo en que sonaba extraño.
Luego me dijo que necesitaba examinarme...

Las palabras de Jimin comienzan a tropezar en sus labios y su temblor empeora. El baño sigue humeando a nuestro alrededor, así que sé que no tiene frío y sé que lo peor aún no ha pasado.

-Me quitó la ropa y me puso en la mesa de examen y luego nunca olvidaré la forma en que dijo, "ahora es muy importante que estés quieto, Jimin. Este es un tipo de examen diferente al que estás acostumbrado, y si te mueves demasiado podría lastimarte".

Las lágrimas corren por sus mejillas mientras cita al médico, y me toma toda mi fuerza para contener a mi lobo.

-Luego dijo, "sé que a los niños pequeños les puede resultar difícil quedarse quietos, así que tengo estas ingeniosas correas para ayudarte". Sacó las ataduras de debajo de la mesa y me ató, luego me dijo que le explicará exactamente lo que hizo el cuidador, y que me tocaría exactamente cómo lo había hecho, si me negaba o no respondía, si lloraba u objetaba, solo lo hacía más rudo y me exigía que se lo dijera.
Después del primer minuto más o menos me di cuenta de lo que estaba haciendo y no quise contestarle más preguntas, pero si yo no hablaba él comenzaba a adivinar más y más abusos, siempre demostrándolos en mi cuerpo. Eran mucho peores que cualquier cosa que el cuidador hubiera hecho... Así que respondí, le dije cómo hacerme daño.

Jimin es interrumpido por mi feroz gruñido y me mira por primera vez desde que empezó a hablar. Sus ojos están llenos de lágrimas, pero me ofrece una sonrisa amarga y levanta la mano para acariciar mi mandíbula.

Sυʂƚιƚυƚσ αƈƈιԃҽɳƚαʅ ραɾα ҽʅ Aʅϝα࿐𝒱𝑜𝓁. 𝐼𝐼𝐼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora