Capítulo 1

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Azi Komoto, un chico de 15 años y cabello rojizo, camina solo por las calles de la ciudad Magín, una ciudad bastante grande, pero, a la vez, llena de huérfanos. Mientras camina el estómago de Azi ruge debido al hambre, el chico solo se queja y maldice a los ladrones que le robaron lo poco que tenía para comer. Debido a su distracción, Azi choca con alguien.

—Oh, perdona ¿estás bien? —pregunta la joven de cabellos castaño claro—.

Azi desconfía de ella y no la mira, hasta que su estómago vuelve a rugir, delatando que no estaba bien. La chica escuchó el rugido y le pregunta hace cuanto no come algo. Azi no contesta y solo levanta tres dedos de su mano derecha.

—T-tres días.

La chica se asombra y por puro instinto y preocupación toma a Azi de la muñeca y lo lleva hasta un restaurante. Tras diez minutos batallando para que Azi diga lo que quiere comer, la chica se presenta.

—Soy Mizu Hisakawa ¿y tú?

—Azi… Azi Komoto.

Justo después de presentarse frente al chico dejan un plato con lo que había ordenado, un jugoso bistec de ternera con arroz y papas horneadas.

—¿No vas a comer? Se te va a enfriar —dice Mizu antes de beber un poco del agua que ella pidió—.

Azi, desconfiando, olfatea el plato en busca de veneno. Al ver esto, Mizu toma un pedazo de papa horneada y se lo come.

—Delicioso. Tranquilo, nadie quiere lastimarte.

Azi, aun desconfiando un poco, toma una papa y la muerde un poco, sus ojos se iluminan por el delicioso sabor en su paladar. Entonces cedió a su hambre y empezó a comer desesperadamente, hasta que por poco se ahoga. Mizu, algo asustada, le entrega el otro vaso con agua que habían traído.

—¡Ten, bebe un poco!

Azi con un poco de desesperación bebe del agua hasta tragar lo que se le atoró en la garganta y suspira de alivio.

—Veo que te gustó —dice Mizu sonriendo—.

Azi solo asiente mientras sigue comiendo. Al terminar de comer, Mizu paga la cuenta y sale junto a Azi.

—Veo que traes la ropa remendada ¿cuándo fue la última vez que te compraste ropa?

Azi pone cara pensativa y empieza a contar con las manos.

—2 años.

Mizu se vuelve a asombrar y esta vez se lleva a Azi a una tienda de ropa económica. Azi le dice que no hace falta, pero Mizu, enceguecida por su preocupación, lleva a Azi a la zona juvenil. Una vez ahí, Mizu revisa pantalones y camisetas, cada tanto voltea a mirar a Azi, como comparando su altura y contextura con las prendas. Tras que Azi se probase la ropa y decidiera con cual quedarse, Mizu paga y salen de la tienda.

—Y dime ¿dónde vives?

Azi no dice nada, solo se detiene mirando al suelo. Mizu ha visto esa expresión antes, cuando se lo preguntaba a otros y deduce que Azi es huérfano.

—Bien, uno más o uno menos no es problema para mí. Ven.

Mizu toma a Azi de la muñeca nuevamente y se encaminan en otra dirección. Cuando se detuvieron… Azi queda asombrado al ver una enorme casa, casi era una mansión.

—Ven, entra.

Mizu abre la puerta y Azi siente un escalofrío en la espalda al ver la inmensidad de la casa.

—Aquí vivieron chicos como tú, yo les enseñé a valerse por sí mismos, cocinar, lavar ropa, ordenar, etc. Por tu aspecto diría que tienes 15 años, si te empeñas en aprender a ser autovalente dentro de poco tendrás una casa para ti solo.

The Last DracosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora