Prólogo

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VERSALLES
27 de diciembre de 1776

Un niño de dies años de cabello rubio y de ojos azules desordenado se encontraba caminando tomado de la mano con su padre que al igual que el era rubio de ojos azules.

Ambos vestían de forma elegante, frente a ellos estaba una gran mansion dividida por grandes rejas, muros y guardias para evitar que entrará cualquier extraño.

Entraron a la mansión y el rubio mayor guió a su hijo a un hermoso pasillo con grandes ventanas y diferentes estatuas en el suelo había una fina alfombra roja. El menor solto la mano de su padre y miro a un camarero pasar con una bandeja con buena comida.

El rubio mayor noto esto y miró a su hijo

—Boruto —elevó un poco la voz para llamar su atención.

El niño ahora llamado Boruto miró a su padre y este movió su maño para que lo siguiera.

Boruto camino rápidamente y se sentó en una silla qué estaba en el pasillo con su padre frente a él quien estaba de manera recta y sería.

—¿No puedo acompañarte padre? —preguntó el rubio menor.

El rubio mayor sonrió y se agachó ante su hijo.

—Valor, hijo mio —dijo frente a su hijo y buscar algo en su bolsillo—. Tú espera aquí —dijo cuando saco una manecilla de su bolsillo y la abrió—. Volveré cuando esta manecilla llegue arriba.

—Eso es mucho —dijo con fastidio el rubio menor tomando la manecilla qué le dio su padre.

El mayor río—. No es para tanto. Cuando vuelva, veremos los fuegos artificiales —dijo para revolver el cabello de su hijo.

Boruto miró como su padre se iba pero esto volvió a mirarlo.

—Y Boruto... Nada de explorar ¿ok?.

Boruto asintió—. Si padre.

Su padre se fue y el se quedó sentado esperando no había pasado medio segundo y ya se sentí aburrido. Suspiro y miro a ambos costados del pasillo buscando algo con que entretenerse.

Se giro y miro arriba suyo donde había un cuadro del Rey actual se Francia y por su cabello dedujo qué ya estaba viejo.

Pero una risita llamo su atención miró a su costado y encontro a una niña se su edad, vestía un vestido rojo y unos lentes del mismo color.

Boruto la miro con curiosidad, ella estaba asomada por una estatua qué estaba en el pasillo, pero ella movió su mano para que la siguiera. No entendió y miro como se dirigió al marco de una puerta, pero esta lo miro otra vez y vio que quería que la siguiera.

Boruto no lo penso tanto y se levantó para seguirla, corrió de tras de ella y esta soltaba risitas. Entro a una sala parecida a una oficina donde habían personas con trajes elegantes.

Siguió corriendo hasta entrar a una sala con una gran mesa, pero antes de entrar choco con un mesero quien tenia una bandeja de comida.

—¡La comida! —dijo el mesero para mirar a Boruto.

Boruto trago hondo pero se fue para seguir a la chica que casualmente lo estaba esperando.

—¡Guardias! ¡Guardias! ¡Detenganlos! —grito el mesero pero vio como se ibam corriendo—. ¡No se vayan!.

Los niño lo ignoraron y siguieron corriendo.

—¡Rápido! ¡Rápido! —Boruto pudo escuchar la voz de la niña por primera vez.

Giraron por su pasillo y luego a la derecha saliendo a un patio con grandes con diferentes diseños. La niña se detuvo frente a una gran mesa siendo tapada por un gazebo de concreto.

—¿Aque no puedes tomar una? —Boruto miró como la niña entro y se llevó una manzana.

Boruto la miro irse y miro la manzana, sin duda esa niña llamo su atención. Sin dudar entro al gazebo y tomó la manzana.

—¡oye ladrón! ¡Devuelve eso! —Boruto se giro un poco asustado y miro como venia un guardia.

Corrió hacia un muro de arbuto para perder de vista al guardia.

—¿No sabes cual es el castigo por robar? —Boruto puso escuchar al guardia desde el otro lado.

Boruto corrió rodeando los muros de arbustos dejando que el guardia lo perdiera de vista. Se asomo cuando escuchó los pasos de guardia alejar y vio como se había ido.

Entro a una puerta de rejas y subió una escaleras donde se encontró a la niña otra vez.

—Vamos por aquí.

Boruto la siguió y vio como giro a la izquierda, llego y cuando iba a girar esta lo jalo del brazo para que no se fuera de largo.

—¿Vistes sus caras cuando robamos las manzanas? —dijo entre risas y por primeras vez Boruto la vio.

No lo negaría era una niña muy hermosa, cabello negro corto hasta sus hombros, con unos ojos tan negros como la noche.

—Jaja, si soy Boruto —se presenta el rubio.

—Sarada —dijo la niña.

—Vine aquí con mi padre.

—Yo también. Dice que tiene asuntos importantes con el Rey.

—¿Y que hacemos ahora? —preguntó el rubio pero la azabache puso un dedo en sus labios.

—Puss, escucha.

Pudieron escuchar como unos gritos provenían adentro de la mansión. Junto a unos pasos que venía hacia ellos. Miraron y pudieron ver como iban uno guardias hacia ellos.

Antes que Sarada pudiera decir algo Boruto se adelantó.

—Fue culpa mía, fui yo quien tomo la manzana —dijo pero los guardias pasaron de largo.

Sarada tomo de la mano a Boruto—. ¡Vamos a ver a donde van!.

Ambos siguieron a los guardias, entraron para llegar a una oficina donde habían personas algo asustadas.

—¡Rápido ocurrió algo!.

Giraron a su costado y fueron directo al pasillo donde esta una multitud de personas rodeando algo.

—¡Sarada! —dijo un hombre mayor de cabello negro.

—¿padre?.

—Ven aquí —dijo llevándose a su hija.

Boruto saco de su bolsillo la manecilla qué le dio su padre y esta estaba apuntando hacia arriba tal como su padre había dicho.

Boruto paso entre la multitud y vio que estaba rodeando a un hombre, a su costado podía ver a Sarada tomada de la mano de un hombre que dedujo qué era su padre.

Llego al medio de la multitud paso en medio de dos guardias y vio al suelo donde habia una persona en el piso. Sus ojos se abrieron el shock.

Era su padre.

De su mano derecha soltó la manecilla haciendo que se rompiera el vidrio de esta al impactar con el suelo, no le importo. Sus ojos estaba puestos en su padre quien tenia sangre que sobresalía de su cuello.

Los guardias no reacciónaron pero uno se acercó para tomarle la mano.

—Ven aquí chico.

Pero Boruto se agachó y tomó la manecilla de su padre y retrocedió. Sus ojos regresaron hacia su padre y no se despegaron de el. Todo se volvió negro solo estaba el y su padre tirado en el suelo.

—Boruto.. Boruto. Mirame —Boruto salió del shock.

Miro a su lado y había un hombre de ojos negro y cabello azabache tendiendole la mano atrás de este pudo ver a Sarada qué lo veía preocupada.

Se quedo mirándola un rato y luego la manecilla qué de alguna manera aun servía. Con el sonido de su corazón palpitando a mill en sus oídos tomo la mano del hombre.

Boruto's RevolutionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora