Diferente.

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Todo había pasado tan rápido que Jimin ni siquiera había podido preguntar qué ocurría con todo.

"Matrimonio", su cabeza seguía recordando esa palabra una y otra vez como un disco rayado.

Cuando salieron del baño, el rubio lo sentó sobre la cama enrollado en suaves paños, él se vistió con ropa extraña, unos pantalones, botas, un cinturón grueso y marrón, unos collares que parecían hecho de dientes filosos y una gran capa roja que casi tocaba el suelo.

También se puso unos brazaletes, cuando terminó, el rubio le miró y se acercó, tomó su mentón dándole un pequeño beso sobre sus labios. El mayor parecía más relajado de una forma extraña.

—Mandaré a unas sirvientas para que te atiendan —dicho eso solo se fue, Jimin asintió de manera automática a lo que había dicho el mayor.

Quien salió de la habitación y cerró la puerta detrás de él. ¿Qué estaba pasando?Hace un momento creyó que estaban en algún sitio caro y turístico con temática de la edad media, pero ahora no estaba seguro de nada. ¿A quién le había dejado meter su polla hasta el fondo en su trasero?

Quizás no debió dejarse llevar por la lujuria del momento y debió salir de allí al despertar, cojeando pero debió hacerlo.

El menor miró hacia lo que sería un balcón. Se bajó rápidamente de la cama, un poco cojo mientras caminó, pero al llegar a las puertas de vidrio las abrió dejando entrar el aire fresco de la mañana.

Un aire puro, no un aire como el de la ciudad, con olor a autos y humo. Era como si estuviera en un gran campo, pero no estaban en ningún campo.

Había una ciudad, pero las casas a lo lejos se miraban hechas de piedra y con techos de madera. El balcón era muy alto por lo que no podía ver bien las cosas, pero el color le podía decir más o menos.

Al mirar hacia abajo se asustó, había una gran altura, pero no solo eso, el lugar en donde estaba parecía ser construido sobre un gran acantilado rocoso, un poco más adelante estaba otro comienzo de tierra y más allá la ciudad.

De verdad se preguntaba en dónde carajos podría estar.

—Buenos días majestad, ¿disfruta de la vista? — Jimin soltó un pequeño chillido del susto, estaba tan absorto en el paisaje que no escuchó a nadie entrar—. ¡L-Lo siento por asustarlo majestad, disculpe mi imprudencia!

Él miró bien quién había entrado al lugar, eran tres chicas, una de ellas estaba en el suelo pegando su cabeza al piso mientras daba disculpas sin parar, mientras que las otras solo hacían una reverencia, aunque de todas formas eran exageradas.

—P-Por favor parece, que no fue nada, solo no las escuché entrar y estaba distraído —ella se levantó del suelo y las otras dos dejaron de hacer la reverencia, el pelinegro les sonrió lo mejor que pudo, era algo incómodo estar en una situación así, además eso de "majestad", lo ponía peor—. Solo díganme Jimin, no tienen que decirme así.

—Pero majestad, usted es nuestro rey, no podemos tratarlo como tal —respondió ella algo histérica, hasta con miedo de faltarle el respeto.

Jimin no supo que responder a eso, ¿un rey?, estaba en un sueño loco, no, estaba en un manicomio y todo lo que veía era algo parte de una alucinación. Bien, ya que estaba loco, podría disfrutar un poco de ese sueño.

—Pero bueno de todas formas no importa, no soy alguien malo o intocable para que me traten de porcelana, ¿cómo se llaman? —preguntó con una sonrisa, no supo porqué, pero sintió como si el aire alrededor de las chicas se volviera más ligero y dulce.

—Mi nombre es Ahn Hyejin, majestad Jimin —se presentó la chica que estaba al frente de las otras. Su cabello era castaño claro y largo, caía más allá de sus hombros, tenía un bello vestido largo hasta los pies de color azul claro, con bordados blancos que cubrían la parte de enfrente.

no es mi mundo  ᡴꪫ  kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora