Valeria solia decir que Rodrigo y ella eran como el agua y el aceite
tenía un odio profundo hacía el por su personalidad tan egocéntrica y segura
pero del odio al amor hay un paso
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los meses iban pasando y la pareja se sentía mas unida que nunca. Incluso se les hacía raro pensar que en algún momento llegaron a odiarse
— Vale, amor —la llamó Rodri
— si? —miró a su novio
— esta lloviendo —sonrió— podriamos dormir juntos —sugirió
— necesito confesarte algo —tomó su mano
Rodri, de repente se sintió muy mal. Una sensación de miedo lo invadió y su corazón iba cada vez mas rápido
— qué pasa? —apretó inconscientemente su mano
ella suspiró y se alejó, caminó hasta su abrigo y del bolsillo sacó unas llaves. Estaba totalmente confundido ante lo que ella estaba haciendo. Puso las llaves en su mano y con una pequeña sonrisa habló
— compré un departamento nuevo y quiero que vengas conmigo a vivir —propuso— o que tengas, aunque sea, una llave de mi hogar para que vayas cuando quieras
— Vale, sos joda? obvio que me encantaría vivir con vos —rió nervioso
tomó el rostro de la chica y unió sus labios
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ella soltó un quejido casi agotada
— me cansé —soltó— hubiesemos comprado algo amueblado —lloriqueó
él rió y besó la frente de su novia
— descansemos por ahora —se sentó en la cama
— si! podemos pedir para cenar?
apoyó su mano en la cintura de su novia y la atrajo hacía él haciendo que se siente en sus piernas
— qué pedimos?
— sushi?
no era muy fan de esa comida pero con tal de hacerla feliz podia soportarlo
— bueno, pedis vos?
asintió y le pasó su celular para que encargase
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terminaron de acomodar el departamento, lo que les llevó cerca de 3 días
ahora se encontraban celebrando con una cena casera y un vino, cosa que no solian beber pero muchos dicen que es ideal para ocasiones especiales
al darle el primer sorbo Vale se arrepintió, el sabor era horrible. Al parecer Rodrigo tampoco, ya que su reacción no fue muy diferente a la de ella
— suficiente vino por hoy —hizo una cara de asco y dejó la copa a un lado
— si, confirmo —imitó su acción
mientras hablaban emocionados de su futuro cada vez quedaba menos comida sobre la mesa
en un momento él se levanta y le ofrece la mano, ella la toma y se levanta. El mayor saca el celular de su bolsillo y pone música, deja el celular sobre la mesa y mira a su novia
— bailamos?
asintió
ahí, en medio del salon de su nuevo departamento, bailaron una o dos canciones. Y, al terminar, unieron sus labios en un corto y tierno beso
— te amo
— te amo —repitió ella
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