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Hace tiempo estoy sometida en un trance irracional de un miedo muy particular. Las manos me sudan, siento que mi columna vertebral se expande hasta el núcleo de la tierra, y como un fénix, me desintegro y renazco desde las cenizas de un suicidio existencial.

Llegué hace un momento al parque cerca de la costa, mi madre y yo nos mudamos aquí hace apenas unos cuantos días, y entre tanto caos me parecía que necesitaba un respiro, pero ahora me siento perdida. Observo a un grupo de chicas danzando alrededor de una pequeña hoguera, huele a romero, lavanda, y a rosas secas quemándose, las acompaña el vibrar de los tambores que suenan desde la radio, y el vibrar de los latidos de mi corazón. Me siento hipnotizada.

Carajo, una de ellas me atrapó.

erudita; daerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora