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Una niña de 4 años se encontraba corriendo por todo el Sunny, mientras intentaba escapar de Nami y Robin "Vamos Lanny, no puedes huir para siempre, debes arreglarte aunque sea un poco" Explica la navegante intentando convencer a la niña "Sí papá no se preocupa de esas cosas, yo tampoco" Justifica la menor mientras saca la lengua de forma burlona, ella llega hasta la cocina y se esconde dentro de un mueble.

Sanji, quien preparaba el almuerzo, ve como la pequeña Monkey D. entra corriendo al lugar para luego esconderse, "¿Lanny-san, que sucede?" Pregunta el cocinero acercándose al mueble para abrir la puerta "Shhh, la tía Robin y Nami me están buscando" Susurra la niña sin hacer mucho ruido, "¿Hiciste algo malo?" Pregunta el rubio sin sorpresa, la hija de su capitán solía meterse en todo tipo de problemas, ya que había heredado gran parte de la personalidad de Luffy.

"No hice nada, solo me buscan para colocarme esos tontos vestidos" Contesta la menor con enojo, Sanji se agacha a la altura de Lanny y le habla calmadamente "Lanny-san, hace caso a lo que ellas te dicen, porque hoy Luffy y tú van a visitar..."

"¡Te encontré!" Interrumpe Nami mientras llega a la cocina con varios vestidos coloridos en sus brazos, los ojos de Lanny se salen cómicamente de sus órbitas, y con toda la velocidad que tenía, va a esconderse en otro lugar del barco, sus cortos pies la llevan hasta la sala de entrenamiento, donde Zoro se encontraba levantando varios objetos pesados, Lanny mira con asombro como el peliverde parecía ni siquiera cansarse del ejercicio, así que con su alegria infantil, ella va corriendo hacía el espadachín "¡Tío Zoro, eres genial!"

El espadachín deja los objetos a un lado y esboza una pequeña sonrisa "¿Eso crees?" Pregunta el vice-capitán con falsa modestia, Lanny asiente "Desearía ser tan fuerte como todos ustedes" Dice la niña con tristeza, está había visto a los nakamas en acción, eran increíblemente fuertes y ella deseaba ser como ellos algún día "¿Cuál es tu sueño, Lanny?" Pregunta Zoro con seriedad, la niña se ve pensativa por unos segundos y toma una de las espadas de bambú con determinación "¡Ser la pirata más fuerte de todos los mares! Nininini" Exclama la joven con una gran sonrisa.

Por un momento, Zoro pudo ver a su capitán reflejado en la menor, así que decidió hacerle otra pregunta "Sabes, que no será un camino fácil, ¿verdad? Te enfrentarás a muchos peligros y el mundo te verá como una criminal ¿Eso es lo que quieres?" Cuestiona el espadachín viendo sí la niña tenía las agallas suficientes para afrontar todo tipo de adversidades, una gran sonrisa se extiende por el rostro de la menor y responde "Papá siempre dice que sí el camino que eliges parece muy fácil, es el camino equivocado"

Zoro desordena el cabello de la pelinegra "Parece que ese idiota sí supo criarte bien" Dice el espadachín orgulloso de como su amigo había lidiado con la crianza de Lanny, la niña sigue sonriendo y sale del lugar para comer algo, sin embargo, olvidando que aún la buscaban, una red de manos florece desde el suelo y la detiene en el momento "¡Tía Robin!" Exclama la de ojos azules incapaz de moverse, la arqueóloga camina hacía la joven nakama y le muestra un trozo de carne "Lanny-san, sí nos dejas arreglarte te daré un poco de comida" Dice la mujer tratando de convencerla.

"Okey" Responde la menor sin dar alguna clase de problema, Robin la libera y le entrega la comida, una vez que come todo de un bocado, ambas van a la habitación de Lanny, donde Nami se encontraba sentada con un cepillo de pelo en la mano.

La navegante empieza a peinar el largo cabello de Lanny, mientras ésta hace muecas de disgusto, la niña no entendía porque debía hacer esto "Vamos Lan, ¿No querrás tener arrugas a tan corta edad, verdad?" Pregunta la mujer intentando animar a Lanny, "Los piratas rudos no se arreglan" Responde la joven de brazos cruzados, ella quería ser alguien ruda y consideraba que arreglarse quitaba eso, Nami por otro lado, no sabía sí el comportamiento de Lanny se debía a que había crecido rodeaba de hombres, o era genética.

Los pensamientos de ella se vieron interrumpidos, cuando la voz de su capitán llega a la habitación "Hola a todos" Saluda el hombre de 28 años junto a varias bolsas, este había ido a comprar varias cosas junto a Franky, así que no estuvo en toda la mañana, la niña corre hacía el rey pirata y se esconde detrás de su pierna "Papá, la tía Nami y Robin intentan que me vea bonita" Dice Lanny, esperando que el pelinegro la ayudara en su situación, pero su respuesta fue otra "Shishishi, yo mismo di esa orden" Ríe Luffy con su característica sonrisa.

¿Había sido traicionada por su propio padre? Piensa Lanny, mientras cae de forma dramática al suelo, Luffy la levanta y le quita los mechones de cabello que estaban en su cara "¿Por qué tengo que arreglarme tanto? Me gusta como me veo" Pregunta la niña con un puchero, a Lanny no le gustaba usar vestidos o arreglarse en general, era feliz con la ropa que usaba."Porque hoy vamos a visitar a tu madre" Explica el pelinegro acomodando su sombrero de paja.

"¿Visitaremos a mamá?" Pregunta Lanny con ilusión, a la niña le gustaba mucho visitar a su madre, siempre que iba le contaba historias sobre todo lo que hacía en la tripulación, Luffy asiente y le entrega un regalo, "Sí, pero primero quiero que tengas esto" Dice el rey pirata viendo a su pequeña hija abrir el obsequio, era un vestido celeste, con pequeños estampados de sombreros de paja "Iba a dártelo la otra semana para tu cumpleaños...pero como hoy vamos a visitarla, decidí adelantarlo" Explica Luffy.

Hay un silencio en la habitación, pero rápidamente es detenido por la alegría de Lanny "¡Me encanta, muchas gracias papá!" Exclama la niña abrazando al pelinegro, Luffy le devuelve el abrazo y sonríe "Shishishi, me alegro de que te guste, ahora deja a Nami y Robin que te arreglen" Dice el capitán esperando una respuesta de su hija "Entendido" Contesta la joven nakama corriendo hacía las dos mujeres de la tripulación.

Cuando ya estaba lista, Lanny se sube a los hombros de Luffy, y así padre e hija bajan del barco para visitar a la madre de la niña, tras caminar unos 20 minutos por el sendero lleno de vegetación, ambos llegan a un lugar apartado, donde una lápida era alumbrada por la luz del sol "¡Mamá, hemos vuelto!" Dice la niña mientras deja un arreglo floral que ella misma había hecho, los cortes de tallos y listones estaban descuidados, pero lo hizo con todo su esfuerzo.

Hija del rey pirataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora