Capítulo 13

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La junta era a las nueve y faltaban dos horas aún. La noche empezaba a caer. El viento frío soplaba y entraba por mi ventanilla enfriando el auto. Esa carretera no era muy transitada por lo habitual pero ese día estaba completamente desolada y ¿cómo no estarlo? si la tormenta de nieve de ayer hizo de las suyas cubriendo carreteras enteras pero por la del cementerio aún se podía transitar sin mucho peligro y era a donde me dirigía.

El cementerio estaba vacío a excepción de el guardia que me saludo al entrar. Al lugar lo rodeaba un aire fúnebre pero a la vez el silencio te producía una especie de tranquilidad. Las tumbas estaban pintadas todas de blanco además de la capa de nieve que las cubría. Caminé por entre las tumbas hasta que me detuve en frente de tres de ellas.
Con mi mano quite la nieve que cubría las lápidas tapando los nombres que uno a uno fui revelando. Violeta Harrison, mamá; Bruce Harrison, papá; y Christina Harrison.

- Mamá, papá. Se que no hos vengo a visitar mucho por los asuntos de la agencia y los estudios. Ya estoy a un mes de graduarme oficialmente de Administración de empresas y relaciones internacionales. - una escasa sonrisa. Estar frente a las tumbas de mis padres y mi cuñada me remueve muchos recuerdos, algunos felices y otros tristes. - Cuñada, no te preocupes, Aless está dando todo por la agencia y por encontrar a- se me entrecortó la voz, son muchas cosas que oprimen mi corazón pero debo continuar y ahora con mucha más fuerza - Está haciendo todo lo posible para encontrar a Leo - las lágrimas calleron pero las sequé rápido al escuchar unos pequeños zapatitos corriendo en mi dirección.

- ¡ Tía Rubí ! - la pequeña me abrazó y se quedó mirando las tres tumbas. El chófer se disculpó por no poder detenerla. - Hola abuela y abuelo, hola mami, ¿ El cielo es bonito como dice papá y la tía?

- Amira Harrison del Rey- la mire - debiste hacerle caso al joven Noa.

- Perdón tía Rubí - agachó su cabeza y después la levantó con una sonrisa - es que extrañaba a mamá.

- Está bien pequeña, despídete de mamá y ve con Noa. Noa llévala al auto, dentro de unos minutos voy yo. - El joven alto, ojos marrones y cabello oscuro aparente de 29 años asintió y se llevó a la princesa - Han pasado cuatro años desde lo que sucedió. Darién Di Marco sigue enviando fotos y mensajes sobre Leo. Por más que intentamos rastrearlo en todo este tiempo no hemos logrado absolutamente nada - forme puños con las manos y las apreté con fuerza hasta que mis nudillos se volvieron blancos - En estos momentos Aless tiene una pista sobre su paradero y estoy dispuesta a unir fuerzas con el gobierno y otras agencias con tal de tener protegida a Amira y poder ver de nuevo esos ojos grises.

Respire profundo, lo necesitaba. Salí del cementerio y entré al auto donde Amira me esperaba mirando por la ventanilla como empezaba a caer la nieve.

- Tía Rubí, ¿ Vamos a encontrar al tío Leonardo?

- Claro que si princesa, tú papá, la tía Kira, el tío Damián y yo encontraremos a Leonardo y lo traeremos a casa con nosotros.

Aunque me cueste la vida.

CINCO AÑOS ANTES

- Bienvenidos chicos. Quiero felicitarlos. Estuvieron exelentes manejando la situación, ninguno de las personas de la casa salieron heridas. - Nos felicitó mi padre con una expresión serena pero autoritaria a la vez.

- Así es chicos. Estuvieron espléndidos. Es sorprendente lo que se puede lograr con trabajo duro y unidad. - Está vez nos habló el señor Brown, padre de Damián con una sonrisa espléndida. Se nota la diferencia entre el y mi padre incluso con su propio hijo.

- Gracias - dijimos y asentimos al unisono.

- Descansen, en la noche vendrán unos invitados y cenaremos todos aquí en casa - dictaminó mi padre y antes de retirarse de el salón - Leonardo Lenox, a mi despacho - todos miramos a Leonardo y el solo me miró a mí - es para ahora.

La Villana del Cuento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora