C o n t a m i n a c i ó n

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I

Las luces de la ciudad brillaban como ninguna otra noche. Kayla percibía con plenitud la maravilla de aquella noche inigualable desde su ventana. Mañana, sería un día igual de perfecto que hoy, vería a sus amigos al otro día y les preguntaría que significaba lo que Demian había hecho un día antes, eso de "Hola, hermosura" no la convencía como tal, a tantas chicas les había llamado así seguramente. Con un suspiro de decepción abandonó la ventana para irse a acostar a su cama.
A la mañana siguiente Kayla se despertó ansiosa y con una sonrisa buscó entre su ropa algo indicado que usar para ese día, se decidió por un pantalón de mezclilla claro y una playera blanca de mangas cortas que tenía impresa la frase de: "You are not Norman Reedus" y una vez más con una espléndida sonrisa se miró en su espejo y practicó unas cuantas frases que podría usar al ver a Demian al llegar a la escuela, sin darse cuenta, se le había hecho tarde y como una ráfaga de viento bajó por las escaleras, tomó el jugo de naranja que su madre había preparado para ella y le dió una pequeña mordida al omelet que tenía en frente de ella. Cuando su mamá salió de su casa, Kayla volvió a subir las escaleras corriendo entrando al baño para rápidamente lavarse los dientes, salió y tomó su mochila que estaba en el suelo a un lado de la puerta, corrió escaleras abajo, salió de su casa y entro a su camioneta.

—¿Lista? —. Preguntó su madre.

—Sí.
Cuando llegó a la entrada de la escuela se percató de que aún no llegaba el autobús escolar, salió de su auto y pasó por la puerta de vigilancia.

—Buenos días, su credencial...

—Buenos días-Dijo la chica—Aquí está—. contestó enseñando su identificación que la acreditaba como alumna de esa institución.

—Pase, bienvenida.

Incluso para Kayla aquel comportamiento la sorprendía más de lo normal, no de una forma mala, si no, muy placentera.

—¡Kayla! —Dijo Alex al verla entrar en el salón de clases. —Te he apartado el lugar.
—Genial, muchas gracias—. Dijo sonriéndole notando que hoy al igual que los días anteriores Alex usaba algo negro, no sabía por qué razón en concreto lo hacía, pero siempre vestía algo negro, si no era su chamarra, era su pantalón o su playera, siempre debía cargar con alguna prenda de ese color. Pero hoy lucía particularmente diferente, un poco más delgada, aun chaparra, bonita, el pantalón que llevaba puesto era negro, como era de esperarse, llevaba una playera de tirantes verde olivo que dejaba ver sus curvas, y encima de esta llevaba una ligera chaqueta que engañaba haciéndose pasar por piel pero era sin duda alguna de un material más ligero y cómodo.

—No hay de qué. Ya viene Cassie. Adivina.
—¿Qué?
—Ayer estuve hablando con Leo, volvió con las insinuaciones...
—Vaya, estoy comenzando a creer que si le interesas, y bastante.
—Al contrario, deja de ilusionarme, sabes que el solo quiere una cosa y yo no estoy dispuesta a darle aquello.
—¿Segura?

Alex la miró mal pero con cierto atisbo de simplicidad.

—Kayla tenemos 17.

—Lo sé, lo sé. Había olvidado que eras la reina de la castidad

—Cierra el pico.

Las clases comenzaron, todos llegaron a tiempo y como siempre solo Brandon había faltado. Eran las dos y media de la tarde y todos los compañeros de Kayla morían porque pasaran esos veinte minutos que faltaban para salir.

—¿Han dejado tarea? —.Preguntó Kayla a Alex que se encontraba enfrente de ella.
—Solo lo de taller. Ah y el guión de radio de inglés—.Respondió la morena dándose la vuelta para responderle con una amplia sonrisa.
—Bueno, espera, lo voy a escribir o se me va a olvidar—.Aseguró su amiga.
—No te preocupes, te mando mensaje.
—Gracias.

Finding paths. **editando**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora