Capítulo IV

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No recordaba la última vez que había corrido así. La adrenalina recorría su cuerpo mientras el viento la rozaba. Esquivaba cada obstáculo en su camino, tan perfecto como en el campo de batalla, solo que esta vez eran dos las que corrían tras un solo objetivo, su recompensa. El "viejo contacto" de Ventress se había comunicado para solicitar su servicio y como era su costumbre, no había dado todas las especificaciones de la situación. Es por ello que ahora se encontraban en algún planeta desértico de la galaxia huyendo de una pandilla, a la cual al parecer les habían robado algo.

– Creí que habíamos acordado ya no aceptar sus trabajos – se dirigió Barriss a Ventress mientras corrían.
– ¡Oye! Siempre da recompensas muy buenas y sabes que últimamente no hemos tenido mucho trabajo – respondió mientras esquivaba los blasters.
– Ya se, pero siempre hay algo que esconde, eso nos complica las cosas ¡Siempre!
– Bien, bien. Acabemos con esto y así podrás dejar de quejarte.

Ventress se detuvo y tomó algo de uno de sus bolsillos para después empuñarlo, era uno de sus sables, aún tan rojo como la sangre. No dudó ni un segundo y corrió hacia quienes las seguían, realizando movimientos increíbles que le daban ventaja sobre los demás. Pronto sacó un segundo sable y como si fuera algo tan real, Barriss solo pudo ver y pensar en Ahsoka. Su mente se perdió unos instantes, al recordar cómo era ver aquella energía en Ahsoka al combatir.

– ¡Despierta! Debemos irnos antes de que vengan más – gritó Asajj y tomó la mano de Barriss.

Una vez en la nave y viajando en el hiperespacio, Barriss se tomó unos segundos para calmar su respiración que se había tornado un tanto alarmante. Era lo que pasaba últimamente o por lo menos cada que su cabeza deseaba torturarla con recuerdos de su tiempo en la orden, con Ahsoka, aquellas memorias que se había obligado a olvidar, a meterlas en una caja con candado para así poder enfocarse en su ahora, la tenían en un estado preocupante.

– Últimamente estás distraída – comentó Ventress –. ¿Me dirás que es lo que te tiene así?
– Estoy bien – dijo, pasando su mano por su cabello.
– Claro y ayer no estuviste llorando hasta altas horas de la noche.
– ¿Qué? Yo…
– Mira, en serio no es porque quiera meterme en tu vida privada, pero llevamos un año trabajando juntas, eres lo único que conozco y tengo… solo quiero decir que me preocupas – dijo mientas se acercaba y tomaba sus manos.

Barriss sintió una corriente recorrer su cuerpo, tenía tiempo que no lo sentía, aunque claramente no era la misma intensidad, la sentía.

– Te cuento después, ¿si? Lo prometo.

Cómo era de costumbre cada que trabajan para este contacto, solo Ventress podía hacer la entrega para así recibir su recompensa. Barriss normalmente no hacía contacto con quiénes les daban trabajo, prefería no mostrarse por si es que alguna vez la llegaban a reconocer por alguna misión jedi, así que prefería decirle a Asajj que se encargaba de las estrategias mientras ella se ocupaba de las negociaciones. Así funcionaban mejor y es que Ventress era increíble para negociar.

– Conseguí que nos dieran el doble – dijo entrando a la nave con dos maletines.
– En serio nunca entenderé cómo logras convencerlos.
– Oh, puedo mostrarte mis trucos si quieres, cariño – respondió con un tono más coqueto que serio y Barriss se sonrojó.
– En otro momento.. tal vez – dijo nerviosa.
– Tu te lo pierdes.

Después de eso marcaron su curso a Coruscant para poder descansar. No tardaron mucho en llegar y sin dudarlo se dirigieron al pequeño departamento de Barriss. Últimamente, Ventress pasaba sus noches ahí, había llegado el punto en el que sin invitarla, se quedaban ambas ahí. Era raro en un inicio, pero a Barriss le gustaba tener a alguien en casa, se había acostumbrado a la presencia de Jarnet que a veces le costaba pasar las noches a solas.

Ventress se tiró en el sofá más grande que había, dejando mostrar el cansancio después de aquella misión. Barriss le siguió, sentándose en el más pequeño que había al lado, soltando un suspiro algo profundo.

– Vaya – dijo Ventress.
– ¿Qué? – respondió Offee riendo.
– Nada, pareces muy cansada.
– Lo estoy, corrimos mucho hoy.
– Fue duro, pero hemos tenido peores – dijo –. Si quieres, puedo irme, tal vez necesites descansar.

Asajj se levantó, estando a nada de caminar a la puerta, hasta que Barriss la detuvo.

– No… yo pensaba – murmuró y Ventress se detuvo –. Quería hablarte, ya sabes…
– ¿De lo que te tiene así? – terminó Ventress y Barriss afirmó con la cabeza.

Era algo difícil, contar sobre su pasado que había decidido atormentarla en su presente. No sabía por dónde empezar, si debía contarle que era jedi y que abandonó todo eso. «No puedo ser específica, ¿debería decirle de Ahsoka? NO, claro que la conoce».

Trató de acomodar sus ideas y respiró antes de comenzar.

– Es… complicado, en realidad no se por donde empezar porque había decidido olvidarme de todo para poder sobrevivir, pero últimamente… es como despertar cada día con el recordatorio de que tal vez no hiciste lo correcto y solo dañaste a la otra parte.

Ventress notó la seriedad del asunto y decidió sentarse nuevamente y tratar de escucharla con atención. Barriss comenzó, evitó detalles, cambiando un poco la versión, pero lo que había sentido, cada emoción que le había generado estar en un lugar donde no encajaba y la hacían sentir no querida, lo contó.

Contó cómo de dónde venía, los vínculos eran prohibidos y a quien consideraba más cercana a ella, debido a que la había cuidado desde joven, se dignaba simplemente a exigirle cierto rango y habilidades que llevaban su tiempo.

– No era un lugar donde pudiera hablar con alguien sobre lo que sentía, porque te podían tachar de débil ante sus creencias. No podía estar triste, no podía enojarme porque era malo ahí… así que viví una vida en la que debía cerrarme. Hasta que la conocí.

No dijo su nombre, no quería problemas, pero en sus ojos, en casa palabra se podía notar y transmitir cada sentir que le había generado Ahsoka, desde sus primeros días donde parecía todo perfecto y como después todo se derrumbó gracias al lugar de donde venían.

– A veces siento que ella nunca me entendió, pero también se que muchas veces no me di a entender. Yo estaba saturada, no podía seguir fingiendo algo ante los demás, pero también había aprendido a no decir nada, a guardar cada comentario. Un día me cansé, casi la pierdo, estaba furiosa. Y hablé – se detuvo, un nudo se formaba en su garganta y comenzó a llorar –. La dejé, dejé todo atrás. Pensé que era la mejor opción, pero ahora todo me recuerda a eso. ¿Y si estoy mal? ¿Debí quedarme ahí?

Ventress la dejó llorar un rato, hasta que encontró las palabras indicadas, se acercó a Barriss, incandose para verla frente a frente.

– Tienes un pasado duro, Barriss. Pero quiero que sepas, que nada de eso fue tu culpa… a veces, irnos del único lugar que conocíamos, es lo correcto. No debes quedarte dónde no te mostraron su amor – tomó sus manos y continuó –: No debes pedir perdón, mucho menos por quienes no vieron por ti. Tal vez fue lo mejor, si esta persona tenía su vida ahí, no era tu obligación quedarte solo por ella, debes buscarte a ti misma, entenderte, abrirte, solo así puedes hacerlo con los demás. Hoy eres libre, puedes ir a dónde quieres, conocer a otras personas y darte cuenta de quienes sí estamos dispuestos a demostrarte nuestro cariño.

Barriss volvió a llorar, nunca creyó que alguien como Ventress diría algo así, tal vez se debía a la similitud de su pasado y que de cierta forma eran dos personas perdidas en su destino, que se habían encontrado para sanar juntas. Después de todo, hablar de la orden y de Ahsoka, la había aliviado un poco y se dio cuenta que tal vez Asajj tenía razón, debía ver primero por ella, ¿quién es Barriss Offee? Ahí debía empezar.









Ya sé, ya sé que me tardé mucho en actualizar, pero ando muy ocupado y personalmente este cap me ha costado mucho. Espero les guste y recuerden que está también en ao3
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