Capitulo 11

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Al borde de la locura.

Layla.

Despierto con la resaca pasandome factura, no sé que hora es, mi móvil se descargó en la madrugada, tengo un fuerte dolor de cabeza que no creo que se cure con dos aspirinas, me arrastro fuera de la cama, me meto a la ducha y bajo la fría agua gruesas lágrimas se deslizan por mis cuencas verdes, no es como la primera noche, recuerdo con exactitud lo que sucedió con Daniel.

Me detengo frente al espejo de la comoda y aplico maquillaje sobre mis senos disimulando las marcas moradas en ambos debido a las succiones de Daniel Frost.

Me coloco un albornoz y me desenredo el cabello, en esto estoy cuando mi habitación se ve irrumpida por las primas Lions.

–¡Buen día bella durmiente! ¿Que tal dormiste? —Claudia se sienta a mi lado.

–Bien.

Respondo cortante y los ojos azules de Clara me estudian detalladamente.

–Como te fuiste tan abruptamente del restaurante, lo siento si te sentiste incómoda por nuestra ausencia pero es que Daniel es.... Ya saben.

Sus mejillas suben a un intenso y ridículo color rojo cuando pronuncia la última palabra y forzo una sonrisa.

–No te preocupes que no tuvieron nada que ver, solo estaba cansada.

Ella asiente y trata de decir algo más pero se ve interrumpida por la mucama que deja el desayuno sobre la mesa de noche, lo miro con una mueca al no provocarme nada.

-–¿No vas a desayunar? —interroga claudia llevando un trozo de jamón a la boca.

–No tengo apetito.

Ruego porque no haga preguntas al respecto y lo agradezco cuando solo se encoge de hombros y abre una de mis maletas buscando algo.

Me muestra un traje de baño blanco y niego con una mueca.

–Mejor este. -—tomo uno enterizo y niega arrebatandomelo.

–Nada de eso querida, tienes que ponerte algo acorde con tu sexy cuerpo y tu edad.

–Pero...

–Sin peros, déjame esto a mi y tú siéntate por ahí.

Derrotada hago lo que dice y Clara mira su teléfono impaciente.

–Al parecer tardarán, así que me voy adelantando con Daniel.

Sonríe falsamente y le devuelvo la sonrisa cargada del mismo sentimiento, nunca nos hemos llevado bien, ella porque me odia solo porque siempre quiere aparentar más de lo que tiene y hacer menos a las personas y yo porque ella lo hace.

–Listo, póntelo.

Me arroja las prendas a la cara y me saco el albornoz colocándome el bikini que me compré el verano pasado y jamás usé, las bragas son de hilo abiertas a ambos lados, hago el lazo a los costados de mi cadera y son tan diminutas que me avergüenzo, el sujetador es aún más descarado, cruzado adelante con copas ovaladas, sin tirantes solo sosteniéndose a mi espalda.

–¡Te queda genial!

Chilla emocionada y tomo un shorts de mezclilla negro, unas sandalias blancas y una camisa de hilo del mismo color que las sandalias, empaco toalla, mi billetera, el móvil, protector solar y me coloco mis lentes de sol.

Mis pies se entierran en la arena que se siente caliente debido al sol, la brisa cargada de salitre me mueve el cabello dejando pequeñas gotas que se pegan a mí, podría pasar toda mi vida aquí.

Placer y Obsesión (Amores Que Hieren) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora