Capitulo l: Ojos azules
Diez años habían pasado. Era una bella mañana en la isla del templo del aire. Los acólitos cortaban fruta de los árboles y los lémures surcaban majestuosamente los cielos, al menos hasta que un doloroso grito perturbó su paz. Jinora estaba dando a luz en la enfermería de la isla.
—Un poco más Jinora, ya casi terminamos— pedía el doctor observando detalladamente el avance del bebé.
—¡Me voy a morir!— gritaba la chica con lágrimas en los ojos por tan intenso dolor.
—Ya veo la cabeza, ya vamos a terminar— alentaba el doctor mientras una gota de sudor recorría su frente.
Jinora comenzó a hiperventilar mientras pujaba, sin embargo debido a su naturaleza una fría corriente de aire invadía el lugar moviendo objetos en la misma. Detrás de una cortina unos ojos azules observaban atentamente.
(...)
En el pasillo Kai caminaba de un lado al otro, ansioso y preocupado por Jinora y por su primer hijo. Mientras tanto Ikki y Tenzin llegaron a toda prisa.
—¡¿Ya nació?! ¿Me lo perdí?— preguntó Tenzin ansioso y agitado mientras recuperaba el aliento con sus manos en sus rodillas.
—No, aún…
—¡Ya van como veinte veces que me dices que ya vamos a terminar, maldita sea!— Reprochó Jinora al médico, tan fuerte qué incluso se escuchó en el pasillo.
—Creo que eso responde su pregunta— añadió Kai desviando su mirada y acariciando su cuello
—Creo que será mejor esperar— mencionó Tenzin y luego liberó un largo suspiro de alivio.
—¿Dónde está Opal y Korra? Pensé que vendrían, son sus mejores amigas después de todo— Preguntó el chico desconcertado.
—Le pedí a Opal que se encargará del templo del Oeste mientras no esté. Vendrá tan pronto regrese. Asami me dijo que Korra fué a la nación del fuego por petición del señor del fuego Izumi, no pudimos avisarle— Explicó Ikki con una pequeña mueca de resignación.
(...)
En la habitación el doctor sostenía al recién nacido con cuidado y lo entregaba a su madre.
Jinora que aún trataba de recuperar el aire sostuvo a su bebé en sus brazos, lo observó con ternura en silencio un momento.
—Hola, Kael, yo soy tu mamá, Jinora, parece que tienes los mismos ojos esmeralda de tu padre— expresaba la joven madre viendo al niño.
El médico se encontraba recogiendo las cosas que habían caído al suelo por el viento de Jinora. Mientras recogía las cosas, sintió que algo lo observaba detrás de una cortina, dónde se lograba apreciar un mechón de pelo naranja. El médico trató saliva y con una mano temblorosa y una jeringa en la otra reveló bruscamente lo que había detrás de la cortina, pero ya no había nada. El sujeto se cuestionó a si mismo sobre lo que había visto y supuso que estaba equivocado.
El médico se aclaró la garganta y abrió la puerta para invitar a los demás a pasar.
—Supongo que son la familia, quería decirles qué es un varón, pueden pasar a verlos— notificó con una sonrisa y voz agradable.
Ikki entró sin dudarlo mientras que Kai se quedó petrificado viendo a Jinora y al niño desde el pasillo.
Tomando su hombro Tenzin se acercó y le dijo —Aún no se que te vió mi hija aquél día, pero siempre ha tenido buen juicio. Si ella confía en que serás un buen padre, yo también— dicho esto entro emocionado en la habitación como si de un niño pequeño se tratará.
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La hoja en la tormenta
FanfictionVarios años han pasado desde el final de la leyenda de Korra. Jinora ahora es madre y el recién nacido se ha vuelto la luz de sus ojos. Sin embargo su felicidad será arrancada de sus brazos como consecuencia de los errores de sus antepasados.