Parte 7

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El aire se acababa, el agua entraba a sus pulmones y se estaba ahogando. Azira se despertó dentro de una bañera con agua tan helada con algunos hielos a medio derretirse en su interior.

Salió de la bañera arrastrandose y tosiendo con toda el agua que tragó. Quiso llegar a la puerta, pero se dio cuenta que estaba encadenada a algún lado, pero no podía ver donde, pues todo era total oscuridad.

—¡Auxilio!—Gritó Azira demasiado asustada y temblando de frío—¡Por favor ayúdenme! ¿Acaso estoy muerta? ¿Que carajos pasa?

Azira buscó a tientas el apagador de luz, pero no sabía donde estaba ni que hacía ahí. La habitación olía horriblemente a podrido, tanto que era difícil respirar. Escuchó pasos afuera del lugar y se asustó, se arrastró hacia atrás y chocó con algo duro y seco que al caer se desarmó y dio un golpe seco en el piso.

La luz se encendió por si sola y su mirada se llenó de horror al ver que estaba encadenada en un baño abandonado, con un charco de sangre en el suelo y dos esqueletos: uno recostado en el suelo que llevaba ropa negra y al lado de ella un esqueleto vestido con una camiseta blanca y una herida de bala en el estomago, el cual fue el que tiró la joven al chocar con este.

—Dios...—Dijo ella rompiendo a llorar y cubriéndose la boca para no respirar la pestilencia de los cadáveres.

Miró a todos lados en la habitación: las paredes estaban llenas con los carteles de desaparecidos de sus padres que ella había puesto por tanto tiempo con la esperanza de encontrarlos. Había fotos de ellos de hace tantos años atrás haciendo cosas aleatoriamente, que parecía que esas fotos fueron tomadas porque los estaban espiando.

Se dispuso a buscar algo en los cadáveres con la esperanza de encontrar alguna llave para salir de su trampa: encontró una cinta en la mano del esqueleto que estaba junto a ella. Trató de escucharlo, pero la cinta se rompió y el casete se salió. Escuchó gritos y sonidos extraños que venían de algún otro lado del lugar, al parecer habían mas víctimas jugando aquellos macabros juegos.

La luz parpadeó un poco y se apagó de pronto; Azirafel sintió tanto miedo que se escondió detrás del esqueleto que había tirado en un intento inútil de no ser vista. Cuando la luz se volvió a encender había dos Pig-heads de pie frente a ella en la entrada; un hombre y una mujer. Estos dos iban tomados de la mano con los dedos entrelazados, la mujer llevaba cargado al muñeco Billy como si fuera un bebé y el hombre llevaba su telefono en la mano mientras filmaba.

La mujer se acercó y dejó al muñeco sentado exactamente en frente de Azirafel y comenzó a reproducir la voz grabada del cruel Jigsaw.

—Hola Azira, o como te llamas realmente: Emma Faulkner. Haz recorrido un largo camino para llegar hasta aquí con tal de saber la verdad sobre lo que le pasó a tus padres. Mucha gente te ha dicho que dejes de lado tu curiosidad y tu deseo por saber que ocurrió, pero ¿de verdad estás lista para las respuestas que buscabas? ¿Estás segura que es lo que quieres? Hoffman te lo dijo, Emma; No busques si no estás lista para encontrar algo que quizá realmente no quieras.  Todos los secretos de tu familia por fin te serán revelados. ¿Seguir adelante o quitarte la cadena con la llave que está en la bañera donde estabas para irte a casa y nunca volver? Haz tu elección.

Azira se levantó y vio la llave de su cadena que estaba en la bañera donde había despertado, se apresuró a buscarla entre el agua helada pero algo la hizo voltear hacia atrás, solo para ver como los dos pig-heads se habían quitado sus túnicas y las habían dejado caer al suelo. El Pig-head hombre usaba una camiseta gris corta que dejaba ver una herida de bala en su hombro izquierdo, casi a la altura de su pectoral. Azirafel miró los anillos en los dedos anulares de aquellas dos personas y como sus manos subieron a sus cabezas para después quitarse las máscaras.

Los ojos de la joven se llenaron de lagrimas y de terror absoluto al ver como la respuesta siempre estuvo ante ella todo el tiempo: El hombre era alto, de cabello castaño corto, tez clara y unos profundos ojos verdes: una ligera barba recién rasurada crecía en su cara y su mirada era profunda...

—Hola Emma—Sonrió Adam con maldad pero con un ligero tono dulce.

—Que linda...—Dijo Stacy sonriendole a la menor de la misma forma macabra. Y era aun mas tétrica su sonrisa por aquellas dos cicatrices en sus mejillas.

Azira comenzó a llorar amargamente mientras buscaba la llave: todo ahora tenía sentido para ella, pero aún no se explicaba como era posible que fueran ellos todo este tiempo. Ella quiso correr hacia ellos y abrazarlos, pero Adam presionó un botón e hizo que su propia hija recibiera una fuerte descarga eléctrica.

—¿Po...por qué?—Dijo ella entre lagrimas mirando a aquellos que había buscado por tantos años.

—Son las reglas—Dijo Adam acariciándole el mentón.

Tras decir esto hizo un signo con su pulgar pasándolo por su cuello y Logan Nelson apareció por detrás y con las dos cuchillas de su traje de pig-head las clavó en el cuello de la menor, matándola lentamente. Azira escupió su propia sangre y luchaba por sobrevivir, mientras veía como sus propios padres iban a la salida y la dejaban morir.

—El juego terminó—Dijo Stacy mientras apagaba la luz y Adam cerraba la puerta del baño con un fuerte golpe.

—¡Quiero vivir!—Gritó Azira con todas sus fuerzas antes de caer muerta al suelo del baño.

SAW: 𝑇𝐻𝐸 𝑃𝐼𝐺'𝑆 𝐿𝐼𝐸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora