Él

El juego

A veces, el destino es caprichoso y se empeña en ponernos a prueba, eso bien lo sé yo. Para mi será difícil de olvidar como caí en su juego.

Su seguridad fue lo que me atrajo pero para que negar que su hermosa sonrisa y su mirada llena de vida me volvían loca. Él estaba convencido y tenía la seguridad de que en cuanto lo conocieras ibas a terminar adorándolo y queriendo más de él, pero su actitud prepotente y arrogante me hicieron sentir una necesidad enorme de desafiarlo y demostrarle que estaba equivocado, que el mundo no giraba a su alrededor, eso fue lo que termino motivándome a querer derrotarlo en su propio juego. Quería demostrarle que yo si podía resistirme a sus encantos y, sobre todo, que terminaría cayendo ante mí.

Y así fue como comenzó nuestra historia; con pequeñas peleas y juegos mentales, para demostrar quién tenía el control. Tengo que admitir que era divertido, los dos competíamos por dejar al otro sin palabras, o incluso, sacarlo de sus casillas hasta tal punto en el que ardía de rabia.

Pero había momentos en los que dejábamos de lado las bromas pesadas y los comentarios sarcásticos, era en esas ocasiones cuando yo me quedaba sin palabras, quiero decir, ¿que debía decirle cuando me hacía algún cumplido? Porque no se puede negar que a cualquier chica le gusta que la halaguen.

Fue en esta parte de nuestro juego me di cuenta de que tal vez estaba perdiendo. En especial cuando él me dijo que confiaba en mí, que podía contarme lo que le sucedía.

Entonces llego el momento en el que siempre hablaba por horas sobre él mismo mientras yo solo lo escuchaba. Dejamos definitivamente esos comentarios en los que nos burlábamos del otro. Y a mí no me importaba que no me preguntara cosas sobre mí, porque yo no tenía mucho que contarle.

Y llego ese día, en el que me dijo:

-Yo no podría salir con alguien a quien no le tuviera la misma confianza que a ti, tú eres una persona muy especial para mí - Y eso lo dijo mirándome a los ojos.

Yo no le pude responder y simplemente me sonroje; creo este fue el momento en el que él se dio cuenta del poder que tenía sobre mí, el momento en el que se enteró que yo sentía algo por él.

Desde aquel día, cuando estábamos solos me abrazaba y me besaba, decía que yo era la persona más especial para él, que yo hacía su mundo diferente, que sin mi estaría perdido.

Y lo confieso; creí que me quería, pero ¡hey! no me pueden culpar, me hizo sentir especial.

Y como nos han dicho en incontables ocasiones no todo dura para siempre... un día me dijeron que él estaba con otra.

Cuando escuche eso lo único que quería era contarle lo que me habían dicho y escuchar de su boca que eso era mentira, burlarnos de los intentos de los demás por separarnos. Pero lo único que encontré fue la verdad; él estaba con otra chica.

¿Alguna vez has tenido esa sensación en la que algo te falta? Pues eso fue lo que sentí, como si de repente se me fuera el aire, como si me quedara sin voz y lo único que saliera de mi fuera un llanto incontrolado, pero lo único que salió de mi fue su nombre en un susurro.

Yo no me podía quedar como si no me estuviera rompiendo, así que lo llame, esta vez como si mi vida dependiera de ello, desde el pasillo él solo me miro y, con su nueva admiradora, se alejó en la dirección opuesta.

Si antes me sentía destrozada, ahora me sentía ¿cómo se dice? ¡Ah! ¡sí! Con el corazón roto.

Paso el tiempo y un día que me arme del valor suficiente, le pregunte qué fue lo que ocurrió con "nosotros".

Él solo se encogió de hombros y fríamente me contesto:

-Las personas cambian- después se marchó y nunca más volví a hablar con él.

Durante meses, al recordarlo, mis ojos se empañaban de lágrimas.

Ahora ya ha pasado un año, y puedo ver con claridad que a él no le importaban las personas, solo él mismo.

Tal vez no fue solo el tiempo perdido estar con él, aprendí la clase de persona que no quiero ser nunca. También aprendí que todo pasa por una razón, esto me hizo ser más fuerte.

Creo que después de todo... Yo gane el juego.