Capítulo 1

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La noche de ese mismo día, cierto genio se acercó a casa del agente moreno, a pesar de que cada uno vivía en puntas contrarias del vecindario. Se paro delante de la puerta de su apartamento y apoyo el dedo sobre el timbre. Lo aparto y lo volvió a colocar. No estaba seguro de si hacerlo. Era la primera vez que se presentaba en casa de Morgan sin que este se lo dijera. Era la primera vez que toma la iniciativa en algo. Cogió aire para después soltarlo en un ligero suspiro y llamó al timbre. A los pocos segundos, la puerta se abrió, dejando ver a un Morgan en toalla, húmedo y con media cara llena de espuma de afeitar. Reid tragó saliva. Nunca pensó que su compañero podría llegar a ser mas sexy aun de lo que ya lo era.

-Ah, eres tu, Reid. Pasa. -El agente se apartó, dejando pasar al menor, y volvió a ir al baño a seguir afeitándose.

-¿He venido en un mal momento? -Dijo mientras cerraba la puerta con cuidado.

-No, tranquilo. ¿Querias algo?

-Quería saber como estabas.

Un silencio invadió el pequeño piso y unos minutos después se escuchó la voz grave de Derek.

-¿Como estarías tu si mataran a una niña de seis años en tus brazos, apunto de ver a sus padres después de un mes?

-¿Es una pregunta trampa?

-¿Quieres dejar de responderme con preguntas, chico bonito?

-Has empezado tú.

Morgan salio del baño, afeitado y vestido con ropa deportiva.

-Oh, ¿Ibas a salir a correr? Entonces debería irme...

-No, mejor así. Quedate un rato y te acompaño a casa, así corro mas.

El chico se encogió de hombros y dejo su bandolera sobre la mesa de café.

-Está bien. -Dijo mientras se sentaba en un sillón. Morgan se sentó a su lado.

-Te he traído un par de bollos de crema, sé que son tus favoritos. -Le tendió una bolsa marrón de papel reciclado, donde habían dos de los bollos. El mayor sonrió.

-Gracias. -Dejo la bolsa en la mesa y se recostó en el sofá.

-Morgan.

-¿Si?

-No me has contestado. ¿Como estas?

El moreno suspiro y resoplo. Aparto la vista, dolido.
-Mal, Reid, mal. Era mi trabajo. Últimamente noto como si nadie me tomase en serio, como si solo sirviese para dar un par de palizas o para hacer cosas que requieran fuerza. Como si fuese un saco de músculos. Para una vez que tenia algo importante, voy y la cago... Además, joder, solo era una niña -Miró a su compañero- ¿Tu sabes el dolor que tenian la cara de sus padres? Me tuve que limpiar sangre de una chiquilla. -Suspiró y se paso la mano por la cara, dejándola sobre los ojos.

Calor de bombilla (Derek Morgan y Spencer Reid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora